Sinceramente. ADN
El peronismo rionegrino resiste iniciar un proceso de sinceramiento y autocrítica. Y con él, el Frente para la Victoria corre una suerte similar formateada en la hipocresía: se habla de unidad, pero impera el sectarismo. Así llegará a las elecciones de octubre donde espera que la política nacional sea ordenadora de las tensiones locales y defina o redefina liderazgos y espacios. Mientras tanto, cada cual cuida su quinta en la elecciones municipales.
Desde la derrota del #7A los medios han funcionado como espacios catárticos de los dirigentes que quedaron afuera del armado oficial o se corrieron bajo ese pretexto porque definieron jugar en favor del adversario. Y fue así por dos motivos: la conducción no abrió un espacio de crítica/autocrítica y las bases prefieren vociferar en las radios más que en el Congreso.
Es histórico, folcklórico en el partido. Y como ya se sabe, la vida del peronista rionegrino es eso que ocurre entre derrota y derrota, en parte, por este tipo de actitudes. La práctica de su dirigencia -con responsabilidades- es digna de estudio del psicoanálisis. Se asemeja a esas familias que esconden bajo la alfombra sus problemas, esperando que mágicamente desaparezcan en la próxima elección.
La única reunión que hubo después del 7 de abril fue una cena el martes en Roca, donde el presidente del partido, Martín Soria, convocó a los 17 legisladores electos para «agasajarlos» y «agradecerles» pero también para abroquelar voluntades y formar un bloque homogéneo. De paso, y como la gran mayoría debe a su voluntad haber integrado las listas, los parlamentarios ratificaron la conducción del roquense.
Ahora, el peronismo buscará retener la mayor cantidad de municipios -y se es posible ganar alguno más- para consolidar poderes locales que legitimen a dirigentes con pretensiones de conducir el proceso provincial.
«No es tiempo de cambiar» plantea la mayoría del justiciaismo y sostiene -a pesar de algunos pedidos- a Soria en la presidencia. «Ya habrá tiempo de autocríticas» aseguran otros sabiendo que esa instancia jamás llegará.
Los caciques quieren esperar. Saben que será muy difícil que María Emilia Soria pierda Roca el 23 de junio y que probalemente Martín llegue al Congreso de la Nación. Además, esperan que el escenario nacional se acomode.
Por lo pronto, todos los partidos que integran el FPV peregrinarán al Instituto Patria el martes. La reunión fue solicitada por Soria y la senadora Silvina García Larraburu y avalada por Oscar Parrilli. La incidencia de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner es cada vez más fuerte en todos los distritos. Y si avanza con su postulación, requerirá listas ordenadas y con voluntades inquebrantables, fundamentalmente en el Senado.
La reunión en Buenos Aires no definirá las candidaturas de octubre pero dará pistas. Habrá un mix entre el poder territorial (Soria-Odarda a diputados, es un bosquejo) y la voluntad de CFK (Doñate-Larraburu, otro) en el armado, especialmente en un territorio donde la ex mandataria tiene una altísima intensión de voto.
¿Habrá espacios para críticas en el Patria? No. Por el contrario, un reconocimiento al esfuerzo. Pero quedará claro que hubo errores estratégicos.
El FPV es el único sector que va al Instituto? Por ahora sí. Pero el oficialismo rionegrino comenzó a tender puentes. Arabela Carreras aprovechó un contacto con Parrilli cuando el secretario de Cristina llamó para felicitarla el domingo 7. A partir de ahí, los contactos son más habituales. Incluso, esta semana circuló el rumor sobre que una lista de JSRN encabezada por Alberto Weretilneck podría ir con la candidatura de Cristina, porque la idea de la boleta corta quedó casi descartada. Esa ingeniería es imposible, la ex presidenta no permitirá colectoras. Así, se diluye la posibilidad que Juntos lleve candidatos a diputados y senadores en octubre.
Pero los contactos persistirán. Y no pocos creen que Weretilneck podría tener refugio en un gobierno nacional de Cristina.
La jugada aleja a Juntos del Peronismo Federal que no se decide armar su espacio en Río Negro. Con el senador Miguel Pichetto militando en el ámbito nacional, el espacio quedó reducido en la provincia, pero con «poder de fuego y daño». Algo aportó al triunfo de Juntos. Muchos de sus dirigentes «trabajaron» y, según la propia dirigencia del oficialismo, no fueron los únicos. Y todas las miradas se posan en Bariloche.
Por eso, Soria no está dispuesto a aceptar las críticas que de allí provengan. En cambio, tendrá que tolerar el pase de factura de sectores que quisieron genuinamente acompañar y los dejaron afuera. En Roca aseguran que el pichettismo está en otro proyecto. La senadora Magdalena Odarda graficó: «algunos ya sacaron boleto en otro colectivo».
La ex candidata a vice es blanco de todas las críticas. Se convirtió en el chivo expiatorio de sectores del peronismo que no se animan (salvo excepciones como el intendente de Campo Grande, Ariel Rivero: «Soria nos lleva al abismo») a puntar expresamente contra el intendente. Así y todo sigue firme en su convicción de ampliar al Frente. Esta semana viajó a Roca y se reunió con el jefe del PJ. Irán juntos a la reunión en el Patria.
Esta semana participó del lanzamiento en Buenos Aires del Frente Patriótico. Fue oradora junto a su par Pino Solanas. Respaldaron el espacio Máximo Kirchner, el «Cuervo» Larroque, Felipe Solá, Victoria Donda, Juan Grabois y, entre otros, Claudio Lozano.
Es el embrión que CFK terminará de consolidar con gobernadores, intendentes y el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien cada vez está más lejos de Pichetto y Juan Manuel Urtubey (muy cerca del macrismo), y Roberto Lavagna cuya postulación no alcanza a despegar.