Desinflado. ADN
Ningún dirigente de Cambiemos aporta votos a Mauricio Macri en Río Negro.
Esa es la conclusión que arrojan las últimas encuestas en la provincia y dónde se sustenta el proyecto del oficialismo de competir en octubre para lograr bancas propias en el Congreso. Los datos entusiasman al gobernador Alberto Weretilneck a ser candidato a senador. Además, el mandatario mantiene una alta imagen entre los votantes rionegrinos, lo que propulsó su iniciativa.
La Casa de Gobierno diseña su estrategia y ve que el macrismo solo cosecha -como máximo- el 10% del electorado. Así, piensa repartir el resto de la torta electoral con el Frente que lleva la fórmula Fernández-Fernández.
Sabe que se requiere de una fuerte tarea militante porque su boleta será corta, sin candidatos a presidente y vice. Así, surge la consigna del corte, emulando al ex intendente de Morón Martín Sabbatella, que en 1999 enfrentó al peronismo bonaerense y a la fortalecida Alianza, pero logró imponerse. Una de sus estrategias de campaña fue repartir tijeras.
Para Juntos, lograr diputados y senadores propios es el corolario de la estrategia que comenzó el 7 de abril con el contundente triunfo de Arabela Carreras, y continúa en las elecciones municipales donde piensa cosechar entre 20 y 22 localidades. Con esa estructura, el oficialismo inaugurará una nueva etapa política y será la «verdadera» consolidación del espacio provincial.
La figura de Macri no mejora y ningún posible candidato o candidata del PRO, la UCR o la CC-ARI le aporta al Presidente (como sí ocurre en otros distritos) un volumen electoral que haga a Cambiemos competitivo en las PASO y octubre. Los que más miden rondan el 6%.
En el macrismo rionegrino hay dos visiones: una realista, que comparte ese diagnóstico; y otro optimista que no da crédito de la baja performance del espacio y aseguran que están en un piso del 20%, basando esa expectativa en la contienda de 2017. Pero como dice el Presidente, «pasaron cosas» y Cambiemos está en decadencia.
Para colmo, Juntos acecha su bastión: Cipolletti. Si Aníbal Tortoriello (que aspira a presidir el PRO) pierde el #23J, acentuará la caída.
Weretilneck trabaja en la avenida del medio vacante y cree que hay espacio para JSRN como en Neuquén lo hay para el MPN. Quedan pocos días para anotar las alianzas. Será la semana que viene. Diez días después, la Justicia Electoral recibirá las nóminas de candidatos. Todo indica que el mandatario será de la partida encabezando la lista de senadores. La de diputados tiene varios aspirantes (el más firme es el ministro de Gobierno Luis Di Giácomo), pero el gobierno esperará la definición del vicegobernador Pedro Pesatti, que enfila su cañones a la elección de Viedma, su ciudad natal.
El martes habrá reunión de Cambiemos. No todos manejan encuestas. Los que sí, intentarán acordar una lista de unidad (sería dramático una PASO) y moderar las expectativas, especialmente las de la CC-ARI que pide espacios al tope de las nóminas. El problema es que con la escasa adhesión electoral que vaticinan las encuestas -las mismas que aventuraron el desastre del 7 de abril- a lo sumo, Cambiemos puede pelear por un escaño en diputados.
Los Fernández están al tope de las preferencias y todo indica que Unidad Ciudadana, el Frente Patriótico o como finalmente se defina el espacio, obtendrá dos senadores y -al menos- un diputado y es posible que sean dos.
En octubre se renuevan tres bancas en cada Cámara, por lo que Juntos se quedaría con el resto.
El único inconveniente que podría tener JSRN es que Alternativa Federal presente candidatos en Río Negro. La ancha avenida del medio, devenida en una vicisenda, define en las próximas horas. El legislador Ariel Rivero adelantó que podría haber una boleta, pero no está confirmado.
Un dato: Alternativa quedó reducida al gobernador salteño Juan Manuel Urtubey y al senador Miguel Pichetto, quienes serán la fórmula presidencial. Roberto Lavagna presentará su propio frente con radicales disidentes y solcialistas santafesinos. Y el cordobés Juan Schiaretti se declaró fuera de combate, en un claro guiño a la Casa Rosada.
De la docena de gobernadores que apoyaban al peronismo moderado, quedan apenas un par. El resto migró al espacio de los Fernández. Misma situación ocurre con los intendentes. Y esta semana, Sergio Massa podría incluir su Frente Renovador al kirchnerismo.
Así, las chances del pichetismo en Río Negro se reducen. Tanto, que sus intendentes ya migran a Juntos. En Viedma, por caso, sus concejales y dirigentes anunciaron un respaldo a la candidatura de Pesatti.
Si el oficialismo logra ganar los municipios y comisiones de fomento que espera, y suma diputados y senadores, habrá logrado su objetivo. Pero el crecimiento tendrá dolores. Inevitablemente se formarán sectores internos y la puja del poder se parecerá al radicalismo mientras gobernó la provincia.
En principio se vislumbran tres: el de Arabela Carrera que comandará el gobierno y en consecuencia tendrá una buena cantidad de legisladores e intendentes, el de Weretilneck que conservará una cuota de poder, y el de Pesatti que, si gana Viedma, podría liderar la liga de mandatarios comunales y la pata peronista.
Pero en Juntos existe hoy otra preocupación: el Impuesto a las Ganancias.
La Legislatura votó el proyecto del gobierno para ampliar el pago, lo que generó un fuerte rechazo de los gremios que lograron colocar en el proyecto una clausula de aplicación de 180 días renovables por igual período. Así, el gobierno espera un cambio de mando en la Casa Rosada para renegociar con la AFIP.
Ése organismo estuvo en la Provincia -antes de la aprobación de la ley- examinando salarios, incluido el del gobernador. E intimó a la empresa ARSE a pagar unos 30 millones de pesos por no haber descontado ganancias a sus trabajadores.
«Fue un apriete» dicen en cercanía de Weretilneck. Las inspecciones llegaron luego del corrimiento de Juntos de la Casa Rosada. Así, justifican el proyecto y su aprobación. Pero la pregunta es… respetará Nación el blindaje de la ley local? El ministro de Economía, Agustín Domingo, aseguró la semana pasada que una norma provincial no puede modificar una superior, por lo que los descuentos podría comenzar antes de lo previsto.
Exentos quedaron los jueces, fiscales, funcionarios y trabajadores judiciales que ingresaron a ese Poder antes de 2017. Una ley nacional los ampara. Pero los legislativos (no aportan) y estatales (que hoy pagan) quedaron expuestos a la quita impositiva que podría ser superior a la de hoy porque ingresan conceptos no remunerativos y bonificaciones.
Frente al embate de AFIP, el gobierno apuró la ley para evitar sanciones ya que el Estado es agente de retención. Pero subestimó el impacto. El proyecto salió de la Casa de Gobierno al Parlamento sin anuncio oficial, pero se filtró. El sigilo aplazó a la política. No hubo llamado a los gremios ni a los bloques explicando la situación y buscando consensos. Por eso, cuando se publicitó, la reacción fue dura. Así, el gobierno quedó expuesto a las críticas.
El único alivio que recibió Weretilneck fueron las palabras de Alberto Fernández que esta semana aseguró que si es Presidente, los trabajadores no pagarán ganancias. La posición del dirigente peronista -además- certificó en el gobernador su intuición, la misma que lo llevó la semana pasada a reunirse con el ex jefe de gabinete, para respaldar su postulación.