De Gobernador a Embajador. ADN
El acuerdo de Miguel Pichetto y Alberto Weretilneck esconde la pelea por el poder. Disfrazado en la coyuntura electoral, la dupla pretende seguir influyendo en el territorio rionegrino para evitar pasar a retiro político. La jugada es a todo o nada, ya que si no hay reelección del presidente Mauricio Macri, el plan queda desarticulado.
«Juntos en el Senado con Alberto, somos imparables» repite Pichetto ante cada micrófono como un mantra de campaña. Pero está lejos de ser solo un slogan duranbarbista. Es, el corazón del acuerdo.
Recapitulemos. El argumento para desanclar el tramo de senadores de Cambiemos (que encabezaba la UCR) es que el gobierno nacional requerirá -si hay continuidad- de mayorías sólidas constituidas por propios y aliados probados. ¿Marcelo Cascón no lo es?. También que es «estratégico» para Río Negro porque habría un trabajo conjunto entre la presidencia de la Cámara y el ex gobernador. Nada de republicanismo, institucionalidad ni autonomía provincial, puro personalismo. «O nosotros o nadie». Y más allá de todos, incluso de la gobernadora.
El rol que pretende ocupar Weretilneck es el de embajador, ese que tanto le gustó a Pichetto trayendo obras y fondos nacionales a la provincia y a todos los municipios, más allá de su color político. Claro que eso fue posible (como explicó el intendente de Campo Grande, Pedro Dantas) con un gobierno redistributivo como el de Néstor y Cristina Kirchner, ya que desde que Macri asumió, el presupuesto se concentró en la zona núcleo. Entonces… podrá el gobernador recorrer el territorio si no cambia el modelo económico-político del macrismo?
A la hipótesis que maneja Pichetto le falta un dato: el vicepresidente nunca tiene poder en Argentina, menos en Cambiemos. Gabriela Michetti pasó sin pena ni gloria. La Casa Rosada no le dio estructura, ni siquiera un lugar en las listas de diputados y senadores. Se va por la puerta de atrás, junto a Federico Pinedo.
Macri es, como dice el periodista Jorge Asís, «el ángel exterminador» (metáfora política), y su brazo ejecutor es Marcos Peña. Nada habrá para el rionegrino si logra la reelección. Pichetto es una pieza necesaria para dar una batalla complicada. Por más buenos modales que tenga, no dejará de ser -ante la mirada del entorno paladar negro- un peronista.
Por estos días, se instaló fuerte que Arabela Carreras no asistió al acto de Pichetto y Rogelio Frigerio (Ministro del Interior) en Viedma, para «preservarla» por si ganan los Fernández, como una estrategia de gobierno. Al cabo de los días, las fuentes de Juntos indican que fue una «autopreservación». La gobernadora electa no tiene feeling con el macrismo. Incluso, aseguran que tiene diálogo con el Instituto Patria.
¿Se abrió la grieta en JSRN? Todo indica que sí. ¿Se hará evidente? No. Al menos por ahora.
Weretilneck y Carreras deberán transitar juntos las elecciones y también la transición de ambos gabinetes, que tendrán varios funcionarios en común -a prueba- y una lógica continuidad temática. Pero en los aspectos (electoral e institucional) miran desde distinto prisma.
Las elecciones presidenciales también juegan su rol interno en Río Negro. Si Macri-Pichetto pierden, el histórico dirigente (ex) peronista deja la política activa. Y el gobernador será un senador raso. Así, la transferencia de poder a Carreras, será absoluta.