Alberto Fernández enviaría al Congreso la ley del aborto
Se espera que el 1 de marzo el presidente Alberto Fernández incluya a la ley del aborto entre los temas que anunciará en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.
«No va a ser un año de grandes noticias y esta puede ser una. No la vamos a dejar pasar», aseguran en el kirchnerismo, donde consideran que los conflictos que ocasione el debate serán manejables y se compensarán con el rédito político de terminar con esa ley un 2020 complicado para la economía, según publicó LPO.
La misma confianza hay entre las referentes de la Campaña a favor del Aborto legal, Seguro y Gratuito, una ONG que peregrina las calles hace 15 años y por si acaso planean manifestarse en febrero para que Alberto no olvide sus promesas.
No esperarán a la habitual marcha del día de la mujer, el 8 de marzo, cuando imaginan que habrá una agenda para iniciar el debate por la ley de interrupción legal del embarazo (IVE) y con muchas expectativas de ganarlo.
Máximo Kirchner pobló las listas de verdes y el triunfo de Alberto les allanó el camino. «Estamos sobrados en Diputados y en el Senado quedamos parejos», confían en la Campaña, donde tienen además una funcionaria: la socióloga Victoria Tesoriero, referente de la ONG «Católicas por el Derecho a Decidir» y flamante subsecretaria de asuntos políticos. Su jefe es el ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro.
Los peronistas de las provincias grandes fueron claves para que la ley se apruebe en el invierno de 2018 y hubiese sido muy difícil repetir aquella gesta si Cristina cumplía su promesa de sumar celestes en las listas que hizo en noviembre de 2018 en el Flacso. No lo hizo y el único bonaerense del Frente de Todos que rechaza el aborto es Carlos Selva, un ex massista que entró 20 en la lista.
Como siempre en este tema, Mauricio Macri tuvo una actitud ambigua: levantó las banderas celestes al final de la campaña, pero en junio les había complicado el escenario con verdes en las listas como las bonaerenses Silvia Lospennato y Karina Banfi, responsables de reunir aliados para aprobar la ley en 2018 junto a otros oficialistas de entonces como la radical Brenda Austín y el macrista Daniel Lipovetzky, ahora en la Legislatura provincial.
En el Senado Juntos por el Cambio está más verde que antes, porque reemplazó a los dos porteños que votaron en contra (Federico Pinedo y Marta Varela) por Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri. También se sumarían algún voto de los recién asumidos por el Frente de Todos Silvia Sapag (Neuquén) y Nora Giménez (Salta).
Los celestes admiten que no pueden evitar una derrota en Diputados pero creen que volverán a frenar la ley en el Senado, donde Alberto podría garantizarla si suma más peronistas.
La disputa quedaría pareja y si hay un clima favorable podrían colaborar senadores que en 2018 estuvieron en duda hasta último momento y pulsaron el botón rojo cuando la suerte de la ley estaba echada y sin marges de retocarla, como el tucumano José Alperovich (ahora de licencia por una denuncia de abuso) o la neuquina Lucila Crexell.
Los poroteos de Unidad Provida, la ONGs de organizaciones que rechazan el aborto, descuentan una derrota «hasta por 20 votos» en Diputados, pero confían en volver a triunfar en el Senado con la ayuda de varios de los nuevos.
Cuentan de su lado a la entrerriana del PRO Stella Olalla y en peronistas como Sergio Leavy (Salta), Antonio Rodas (Chaco) y Roberto Mirabella (Santa Fe). Claro que influirá la postura del presidente, que a diferencia de su antecesor no se declaró neutral.
El matrimonio igualitario fue sancionado con telefonazos de Néstor y Cristina a los senadores y tal vez la historia pueda repetirse si la IVE corre riesgo de volver a caerse en esa Cámara. Chocará con algunos gobernadores que hace dos años motorizaron la corriente «Peronistas por la Vida» como Jorge Capitanich (Chaco) y Gildo Insfrán (Formosa), jefe del presidente del bloque Todos del Senado, José Mayans.
Alberto ya puso manos a la obra para contener heridos: el viernes recibió a los referentes de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), les propuso sumarse a trabajar en el plan contra el hambre y les confirmó que en pocos meses el aborto los tendrá en veredas opuestas.
«Voy a trabajar para que no haya más vidas perdidas. Pero no quiero que esto sea un debate de verdes y celestes, como si fuera River y Boca», le anunció a los pastores.
«Los respeto mucho, porque tienen convicciones, pero no son dogmáticos», los elogió el presidente luego, una clara diferenciación con algunas corrientes del catolicismo. Un dato curioso es que el ex premio nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel fue quien recomendó trabajar con pastores para repartir tarjetas alimentarias.
«Nosotros no hacemos la política partidaria y no somos la derecha argentina. Nos hemos reunido con Macri, con Cristina Kirchner y ahora con usted», aclaró Rubén Proietti, presidente de Aciera.
La organización se preocupó el último mes por despegarse de cualquier relación de los evangélicos del continente con algunas medidas de Jair Bolsonaro o con el golpe de Estado de Bolivia, que repudiaron en un comunicado más explícito que cualquier declaración que se haya conocido de otro credo local.
«Nuestro problema es que como no tenemos un papado nos adjudican cualquier cosa y nunca se termina de aclarar. (El líder cívico de la oposición boliviana Luis Fernando) Camacho es católico. Y sacar a un gobierno con las armas y mostrar la Biblia no tiene nada que ver con nuestros valores», enfatizó ante LPO.
Proietti le recordó al presidente que están dispuestos a colaborar en tareas de prevención, pero no avalarán la interrupción legal del aborto como tampoco la ley de educación sexual integral, que por su presión en las calles perdió estado parlamentario en diciembre.
«La educación es importante pero no queremos ideología de género pre determinada como ya está ocurriendo en algunos colegios», remarcó.
El puente con la iglesia católica para aliviar las cicatrices por este debate no será fácil, porque comenzó con varios choques como el rápido rechazo del arzobispo de La Plata Víctor Manuel «Tucho» Fernández.
A su vez, la conferencia episcopal argentina repudió al diputado Eduardo Valdez ex embajador en el Vaticano, por considerar que el papa Francisco iba a entender que el aborto sea legal en Argentina. Su presidente, Oscar Ojea, es el nexo entre el sumo pontífice y el Gobierno local y hasta ahora este es el único asunto que los tiene enfrentados. Y seguirá siéndolo.