«El radicalismo quiere disputarle la derecha al PRO»
Cada día más lejos de la conducción de su partido, Ricardo Alfonsín critica a los dirigentes radicales que durante los últimos cuatro años «defendieron ideas que no tienen nada que ver con la UCR». «El que diga que entre nosotros y el PRO no hay diferencias o no dice la verdad, o no tiene la menor idea de lo que es la UCR y lo que es el PRO».
El ex diputado nacional otorgó una entrevista a Página/12 y confirmó que Alberto Fernández le ofreció un cargo en el gobierno y que lo rechazó, aunque se niega a contar cuál fue. «Le dije a Alberto que podía ser más útil como opositor, defendiendo las ideas que yo creía que había que defender.»
«También -agrega- le dije que si la situación se complicaba y se ponía en riesgo la estabilidad política, la gobernabilidad, voy a estar para defender la democracia y la soberanía popular.»
-¿Pero qué lugar va a ocupar?
El que estoy ocupando por ahora, jodiendo, en el mejor sentido de la palabra. Señalando lo que creo que está mal. Yo en todos estos años me diferencié de la UCR, que apoyaba políticas que no eran las que el partido consideraba las mejores, y si ahora tengo que acompañar políticas a las que se opone la UCR, lo haré. Mis posiciones siempre tienen que ver con lo que han sido las ideas principales del partido, y hay algunos que hicieron las contrarias.
-¿Ve la posibilidad de que el radicalismo tome un rol protagónico en esta nueva etapa?
Sí, puede ser que ocurra. Pero del cambio ideológico no dicen nada. El radicalismo quiere disputarle la derecha al PRO y es eso lo que a mí me importa. Ahora ese 40 por ciento es un terreno en disputa, que lo va a disputar desde la derecha, ese es mi principal cuestionamiento. Cuando cuestiono al partido, no lo hago en función a ocurrencias personales, lo hago desde una visión histórica de la UCR. El que diga que entre nosotros y el PRO no hay diferencias o no dice la verdad, o no tiene la menor idea de lo que es la UCR y lo que es el PRO. En los últimos tiempos estuvimos defendiendo no las ideas propias, si no las del PRO. Si vamos a disputar los liderazgos defendiendo las ideas del PRO, eso se podrá llamar radicalismo, pero de radicalismo no tiene nada.
-Dado que muchos dirigentes radicales quedaron desencantados por el lugar que tuvieron en estos 4 años y en el armado electoral, ¿se imagina que el radicalismo forme un espacio independiente?
No, no lo creo posible. Creo que la mayoría de los radicales, un poco por inercia y otro poco por especulación electoralista creen que lo mejor es permanecer en Juntos por el Cambio, y para mí eso es un error. Eso nos aleja cada vez más de la sociedad. Todos los partidos en algún momento se han separado de su ideario. En otro momento nosotros tampoco fuimos muy consecuentes con nuestras ideas. Pero, en el fondo, radicalismo y peronismo son ambos partidos populares, y yo creo que la continuidad de la UCR en Cambiemos nos aleja de esos sectores. Hay algunos que no conocen la historia del radicalismo, que creen que nació en 1983, y no conocen qué pasó antes.
-¿Comparte las críticas de algunos dirigentes sobre la política de seguridad del nuevo gobierno?
Veo mucha simplificación en el diagnóstico. La inseguridad no se resuelve con patrulleros, con más armas. Hay que mejorar la Justicia, el sistema carcelario. Para mí sería más fácil reproducir el discurso de la derecha, pero eso no resuelve los problemas de la seguridad, no resuelve el problema de fondo. Incluso, podría generar lo contrario, que la sociedad pasara de tenerles miedo no solo a los malos, sino también a los buenos.
-Cuando concluya el mandato de Alberto Fernández, la democracia cumplirá 40 años: ¿qué cree que se jugará en estos cuatro años para el sistema democrático?
Si al Gobierno le va mal, es probable que se profundicen el desafecto y el desencanto de la sociedad respecto de la política democrática. Veo la posibilidad de que emerjan liderazgos como los de Brasil, con partidos de ultraderecha que, en nombre de una reparación que nunca llegará, piden que la sociedad esté dispuesta a abandonar las garantías propias del estado de derecho. A la sociedad no se le puede pedir que comparta estos temores, pero a los políticos sí. Es muy pronto, pero no veo que todos en Juntos por el Cambio sean conscientes de lo que podría pasar si al Frente de Todos no le va bien. Hay algunos que tienen actitudes irresponsables.