Oscila el movimiento. ADN
Pedro Pesatti definió, en su conformación, a JSRN como un movimiento. El ex vicegobernador entendía que esa calificación -además de sonar romántica por su cuna peronista- dinamizaba al espacio provincial que, por sus características, debía ser flexible a la marea política nacional. En cambio, ceñirse a la idea de un partido, obligaba a definir una identidad ideológica dura, poco permeable al arte del pragmatismo.
Aquella visión, se ratificó en el andar. El ex gobernador Alberto Weretilneck transitó los márgenes del movimiento desde el kirchnerismo al macrismo sin conmoverse. Un andar que, al juzgar por los resultados, fue exitoso y logró que la irrupción Juntos en la política rionegrina no sea fugaz.
Ahora, el movimiento oscila nuevamente para el sector Justicialista. La gobernadora Arabela Carreras ratificó ese rumbo en la Casa Rosada, lugar que visita asiduamente desde que asumió el 10 de diciembre. Pero el dato que (sorprendió) terminó de consolidar la nueva impronta del oficialismo provincial, fue el encuentro de la mandataria con el ex presidente Eduardo Duhalde.
El dirigente bonaerense es una referencia para el presidente Alberto Fernández y el peronismo todo. Hizo las paces con Cristina y se erige como un consultor del poder.
Oficialmente, se comunicó que en la reunión se trató el tema del acceso a la tierra y vivienda en zonas rurales y urbanas. “Valoramos el aporte del ex Presidente Duhalde en una temática tan compleja que nos ocupa y preocupa como Gobierno”, posteó Carreras en su redes sociales. Pero a nadie (y menos en el PJ rionegrino) pasó desapercibida la foto. Una imagen política potente.
Curiosamente, a los dos días de ese encuentro, se designó a la arquitecta Inés Pérez Raventos como interventora del Instituto de Planificación y Promoción de la Vivienda (IPPV).
El viraje político del gobierno no solo es producto (si se mira desde el pragmatismo) del cambio nacional, sino también por sentido de pertenencia de la gobernadora. Ese corrimiento además, le permite justificar acciones de gobierno que distan de la administración Weretilneck, como la convocatoria al pueblo mapuche, reunir el Gabinete en diferentes puntos de la provincia o abrir el diálogo con todos los intendentes invitándolos a la Casa de Gobierno.
Y si bien es cierto que hay una continuidad en las políticas públicas o en formas que impuso el ex gobernador (como recorrer permanentemente la provincia), Carreras ya impuso su estilo propio y procura dejarlo bien marcado.
En estos primeros meses de gestión, hay al menos dos temas que ya definen su perfil: el estilo de mando (firme) y la apertura (no hay, por ahora, bolillas negras). La gobernadora le exige a sus funcionarios acción y compromiso con el cargo, y demostró que no duda si tiene que cambiar las piezas de su equipo. Y pondera el diálogo. Por eso busca canales formales e informales con los sectores productivos, empresariales, sindicales, políticos y sociales.
Un ejemplo es la relación con los gremios. Heredó la relación con ATE y por ahora le brinda un trato de privilegio (los pecheras verdes siguen anunciando aumentos de sueldo, pago de salarios, incremento de puntos de guardia…), pero no descuida el vínculo con UnTER ni con UPCN. Hace unos días envió a su Secretario de Trabajo a reunirse con la CGT en el Alto Valle. Junto a Stopielo se sentó Rubén Belich, del gremio camionero, un engranaje de la campaña de Martín Soria. Adentro de la central obrera está el espacio que conduce Juan Carlos Scalesi, quien mantiene sus críticas públicas a Weretilneck y protege a Carreras.
La gobernadora busca un nuevo entendimiento. Los gremios, especialmente la CGT, entiende el poder y ve la cercanía que la mandataria tiene con la Casa Rosada. La reunión con Duhalde, cerró el círculo. Los nuevos tiempos requerirán de señales y esfuerzos de ambos lados, por lo que es posible que Belich deje la conducción. Uno de los nombres que suena para reemplazarlo es Gloria Ovejero, de ATSA, que a nivel nacional conduce Héctor Daer, uno de los «gordos» que dirige Azopardo.
La relación del gobierno con la CGT, especialmente con UPCN, deberá ser desde la formalidad para evitar roces con ATE. Los conducidos por Rodrigo Vicente se ganaron a fuerza de lucha en las calles (mérito de Rodolfo Aguiar) un lugar en el sindicalismo estatal rionegrino, y no están dispuestos a resignar ese sitial. En consecuencia, el desafío será la convivencia.