Liderazgos en tiempos de pandemia. ADN
«No hacemos otra cosa que copiar y pegar. Porque si no, creemos que tenemos un don de creación de lo nuevo, que en algún punto nos coloca en un lugar omnipotente. Copiar y pegar en términos automatizantes no es bueno, pero no hay nada más hermoso que la resignificación permanente de aquello de donde provenís. Todos estamos releyendo».
La frase del filósofo argentino Darío Sztajnsrajber interpela de lleno a los líderes políticos en tiempos de pandemia. Si hay algo que -para la política- se tornó vital desde la irrupción del coronavirus, es no caer en fundamentalismos ni en la tentación de refundaciones. Se aprende sobre la marcha en la coyuntura actual, copiando y pagando experiencias anteriores con la impronta que cada uno puede aportar en la relectura de la historia.
Así, las experiencias fueron disimiles en el mundo. Algunos gobiernos optaron por sistemas más cerrados de cuarenta, otros un poco más moderadas y otros, prefirieron minimizar el efecto del virus. Lamentablemente en sus países la crisis sanitaria golpeó de lleno. España, Italia y Estados Unidos son una muestra clara. En Sudamérica: Ecuador y Brasil.
En Argentina es caso es bien diferente. La pandemia puso un norte en la agenda de la Casa Rosada y el presidente Alberto Fernández se erigió con un gran liderazgo. No fue magia. La relectura histórica le indicó que la salud y la preservación de las vidas humanas son prioritarias. El jefe del gobierno argentino no dudó entre salvar a la economía -como hizo Donald Trump- o la gente, y decretó un aislamiento férreo. Los resultados están a la vista. El país llegará a su pico de contagios con un aplanamiento de la curva que le permitirá no eclosionar el sistema sanitario.
Eso no evitará la circulación comunitaria del COVID-19 ni que se produzcan fallecimientos, pero el objetivo es que se produzcan los menos posibles. Las medidas fueron todas consensuadas con la comunidad científica argentina y siguiendo los parámetros internacionales. No hubo creación, ni omnipotencia. Copió y pegó.
Por el contrario, la oposición dura lo hizo de forma automatizada, sin más, y desplegó (después del yerro del Gobierno en la apertura de los bancos el viernes) una catarata de críticas que sonó a desgaste político. Hubo errores de las áreas gubernamentales como la Anses y el Banco Central, pero las responsabilidades incluyen al gremio bancario y los dueños de los bancos. Más ordenada fue la situación hoy, con filas ordenadas, respetando la distancia entre las personas, con sillas y atención correcta. Tarde.
El Ministerio de Salud calcula que el impacto no será devastador, y considera que la cuarentena no se destrozó, ni el esfuerzo realizado fue en vano. Ahora, el Presidente debe reconstruir la confianza. Seguirá en el centro de la escena y mantendrá el liderazgo, sostenido en la aprobación de la población y en el soporte de sectores políticos y sindicales mayoritarios.
Quien tuvo una fuerte expresión en favor de Fernández fue el senador Alberto Weretilneck (JSRN), quien expresó en su Twitter que se aprende todos los días y le envió ánimo. «Tropezamos pero nos levantamos con más fuerza. No recule ni para tomar envión», escribió.
En Río Negro también hay un aprendizaje en materia de liderazgos. La gobernadora Arabela Carreras tomó la agenda del COVID-19 y reconfiguró su poder al frente del gobierno. Lleva adelante todas las acciones de gestión en materia sanitaria, de asistencia social, cuidado de las fuentes de empleo (en la medida de lo posible), de alivio fiscal e incentivo a las pymes, e industrias con créditos, y de ayuda a autónomos e informales.
Para la mandataria -en materia política- la pandemia fue una oportunidad. También relee. Abroqueló su gobierno, al partido y a la totalidad de los intendentes y comisionados de fomento en la lucha contra el virus, disponiendo medidas en el sistema de salud y sancionando a quienes infringen la cuarentena.
Sin dudas esta situación mundial impondrá (con el tiempo) una reconfiguración general. Todo lo que conocíamos es viejo. En este tiempo de aislamiento mundial bajaron los índices de contaminación, hay un resurgimiento de la naturaleza y se frenaron los conflictos bélicos en Medio Oriente, el este europeo, África, el sudeste asiático y en países latinoamericamos como Colombia y El Salvador. Un pedido de la ONU respetado a rajatabla. Hoy se libra otra guerra.
Cuando el riesgo sanitario de tregua, los países deberán tomar medidas -algunas conjuntas- para paliar el efecto colateral más dramático de la pandemia: la economía.
En Estados Unidos en pocas semanas se pulverizaron millones de puestos de trabajo. La meca del capitalismo tambalea y el punto neurálgico es Nueva York, la capital financiera mundial. Ello puso a los economistas, políticos, filósofos, escritores y periodistas a esgrimir teorías sobre la salida del conflicto por el COVID-19. Todos coinciden en que nada será igual. Y que nadie se salva solo, ni las personas, ni los países.
Un dato sorprendió a Wall Street: el diario inglés The Financial Times pidió un rol más activo del Estado y reclamó que haya redistribución de la riqueza. En un artículo de opinión firmado por su consejo editorial (y avalado por la una infinidad de economistas mundiales), el influyente medio dejó el manual liberal y pidió impuestos básicos sobre la renta y la riqueza.
«Las reformas radicales –revirtiendo la dirección política que ha prevalecido en las últimas cuatro décadas– deberán estar sobre la mesa. Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía. Deben ver los servicios públicos como inversiones, no como cargas, y buscar fórmulas para que los mercados laborales sean menos inseguros. La redistribución será debatida otra vez; los privilegios de las personas mayores y de los más ricos serán cuestionados. Políticas consideradas excéntricas hasta ahora, como la renta básica y los impuestos a las rentas más altas, tendrán que formar parte de las propuestas», escribió el medio británico.
Los liderazgos en el mundo también se ven resignificados por el coronavirus.
«Sin Estado la tragedia se hubiera multiplicado», aseguran médicos y epidemiólogos argentinos en estos días, y proponen más presupuesto para el sistema público de salud, la ciencia y la tecnología.
La tarea de los líderes en estos momentos es conducir a sus estados con el mayor consenso posible, y repensar la gestión. Deberán tomar medidas para salir de la crisis económica que será muy grave. Para ello no podrán copiar y pegar automatizadamente, sinó releer.