¿Qué libertad es la libertad de contagiar?
(ADN). – Daniel Innerarity, filósofo de Bilbao, catedrático e investigador IKERBASQUE en la Universidad del País Vasco, se preguntó “qué libertad es la libertad de contagiar”, en respuesta a las expresiones de sectores políticos y sociales contrarios a la cuarentena, ante la pandemia de coronavirus.
Este filósofo vasco manifestó en un reportaje en el diario El Mundo de Madrid que “me ha parecido muy significativo que gran parte de la derecha haya situado esta fase (el aislamiento) en un debate libertad-seguridad y hayan traducido el confinamiento en un ataque injustificado a la libertad individual” y destacó que “deberían reflexionar sobre qué libertad es la presunta libertad de contagiar”.
En el país e incluso en la provincia vivimos situaciones como las que describe Innerarity, por reclamos de libertades haciendo hincapié en las dificultades que genera el aislamiento social, sin pensar en la gravedad y consecuencias del COVID-19, que ha matado y mata miles de personas en el mundo.
Muchos abogan, como el ex compañero de fórmula de Mauricio Macri, Michel Pichetto, por la apertura de la cuarentena. Dijo recientemente que “debemos aprender a convivir con el virus”, avalando la teoría del “contagio masivo” para lograr inmunidad en la población, aún a pesar de las víctimas fatales por el contagio del COVID, principalmente en personas mayores y grupos de riesgo.
Los ejemplos hablan por sí mismos, como Brasil con más de 27 mil muertes (hay denuncias que multiplican esa cifra por siete).
Estados Unidos, suma récords con más de 100.000 fallecidos, con mayores muertos estadounidenses que en las guerras de Vietnam y Corea, los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, y el huracán Katrina de 2005.
El planteo de la protesta anti cuarentena es al menos impropio e importuno. Marchas, protestas, cacerolazos e insistencia en algunos canales de televisión, que piden levantar la cuarentena, en favor de una falsa dicotomía con la economía, donde muchos están más preocupados en tener razón en que cuidarse del virus. No hay justificación para argumentar que la cuarentena afecta la libertad, frente a la realidad que el mundo padece y que nos muestra a diario.
Gestionar el riesgo
Ahora, estamos en una etapa crucial del contagio del coronavirus, ese tan comentado pico que llevará al punto máximo el número de contagios, que luego –teóricamente-dejará paso a la curva descendente de contagios, a la distensión y recuperación de a poco de la vida que teníamos a fines de febrero. Salvo en el AMBA se estima que está nueva etapa llegará a las provincias e inclusos a varias ciudades sin circulación viral. Un logro gracias al comportamiento social y responsabilidad de haber acatado las recomendaciones sanitarias y cumplir con el aislamiento social.
El Ejecutivo provincial y los intendentes se han visto sometidos a presiones para habilitar actividades comerciales, económicas y profesionales, con una mirada puesta en el ombligo y sectorial, alejada del interés general, incluso ante el entendimiento de las autoridades que la cuarentena perjudicó, y mucho, a sectores claves como el turismo y la industria, además de pequeños comercios, pymes, cuentapropistas y trabajadores independientes o que viven de “changas”.
En la capital provincial se habilitaron actividades deportivas que tienen al río Negro como escenario (remo, vela y otras), la pesca y el entrenamiento, además de las caminatas recreativas y la mayor parte de la actividad comercial y empresarial, incluida la reanudación de la obra del Complejo del Casino, con unos 100 obreros de la construcción que retornaron al trabajo.
La pregunta viene por añadidura. ¿Se preservarán en esta nueva etapa de apertura las condiciones sanitarias para evitar los contagios?
Debemos tener en cuenta que, a pesar de haber logrado flexibilizaciones en la cuarentena, hoy más que nunca se requiere responsabilidad porque, entre todos, tenemos la obligación de gestionar el riesgo. ¿Es posible que cada ciudadano pueda asumir esta responsabilidad individual?
Será una percepción que tendrá esta flexibilización de la cuarentena vinculada directamente con las edades, sexos, actividades y relaciones directas o indirectas con la enfermedad, en definitiva, un conjunto de factores que caracterizará el riesgo futuro.
Ya no valen en esta etapa aprovechamientos políticos del humor de la ciudadanía, argumentos económicos o falsas comparaciones. Los números hablarán por sí mismo y sabremos si este esfuerzo que se inició el 12 de marzo, sirvió y si somos capaces de gestionar responsablemente el riesgo.
Sino, como dice Innerarity el reclamo de libertad sólo habrá traído el contagio.