El IFE en Río Negro cubre a más de 128 mil ciudadanos
(ADN). – Un informe elaborado por el Centro de Estudios Patagonia (CEP) da cuenta que de acuerdo a datos de la Anses de principios de agosto, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en Río Negro alcanzó a un total de 128.217 personas.
El IFE fue una de las principales medidas tomadas por el gobierno nacional para sostener a los sectores sociales que han visto reducidos sus ingresos o directamente han dejado de tenerlos a causa de la pandemia de coronavirus.
Según un informe del Ministerio de Trabajo de Río Negro de noviembre de 2018, la provincia tenía una población económicamente activa de 305.000 personas, contemplando tanto el sector registrado como el informal. Tomando esa cifra como referencia, podemos afirmar que el IFE cubre al 42% de la población con empleo o buscando empleo activamente en Río Negro (PEA). Del total, el 60% son mujeres. También se han tomado diversas medidas para sectores puntuales como el turístico, préstamos para Pymes a cero interés y exenciones impositivas.
La provincia de Río Negro decretó la emergencia turística el 23 de junio, por 180 días. El Gobierno Nacional destinará 160 millones de pesos para atender específicamente la difícil situación que atraviesan hoy 4 mil operadores turísticos de Bariloche, producto de la pandemia de COVID19. También se dio media sanción en el Senado de la Nación a la Ley para el Sostenimiento y la Reactivación Turística.
Sobre las experiencias de reapertura del turismo
Señala la CEP que es indudable que el sector turístico constituye uno de los pilares económicos de la ciudad de Bariloche, donde la actividad hotelera y gastronómica representa el 19,7% del empleo en la ciudad lacustre.
En este sentido, la pandemia de Covid-19 ha impactado de lleno en la vida económica de Bariloche, privando a una importante parte de la población de su sustento familiar. Esto se agrava por las características estacionales del turismo local, donde una gran proporción de la fuerza laboral vive precarizada, siendo contratada solo en los meses de temporada alta o por períodos acotados. Parte de esos sectores han sido contenidos a través de las medidas comentadas previamente.
Una propuesta que durante los últimos días ha resonado fuertemente es la reapertura paulatina de la actividad turística. En su formato actual, la propuesta se basa en una apertura al turismo regional que denominan “microturismo”. Toman como base experiencias en marcha en la provincia de Neuquén, que tienen lugar entre localidades sin casos de Covid-19 y, obviamente, sin circulación comunitaria del virus. Estas condiciones no se verifican en Bariloche hasta la fecha. La posibilidad de apertura al microturismo abre la posibilidad de la liberalización completa de la actividad.
Parte de la argumentación de quienes impulsan estas actividades incluye la existencia de estrictos protocolos que se aplicarían para minimizar los contagios. A modo de ejemplo, es conveniente observar el caso de la ciudad de Córdoba. Allí, se adoptaron protocolos con alto grado de especificidad y muy rigurosos. El 2 de julio comenzó la puesta en marcha de la apertura de locales gastronómicos, 10 días más tarde se dio un crecimiento exponencial de los contagios (en el informe completo se puede ver el gráfico correspondiente). Resultados similares se observan en distintas partes del país y del mundo luego de implementar medidas de flexibilización similares.
Muchas preguntas quedan aún por formularse y responderse. La respuesta a estos interrogantes debe considerar, necesariamente, que un aumento de circulación no solo provoca un aumento de contagios, como bien lo indicara la gobernadora, sino que viene acompañado de un aumento de carga en el sistema sanitario debido a accidentes y enfermedades habituales. Tal como se observó en otras partes del país y del mundo, una apertura apresurada lleva inevitablemente a un colapso sanitario. Asumir con responsabilidad estos desafíos implica abrir el debate y escuchar las voces de todos los sectores sociales y actores políticos. Evaluar efectivamente pros y contras, innovar readecuando las actividades y los servicios ofrecidos. Lo cierto es que la experiencia nos muestra que si los contagios no se controlan, no existe posibilidad de recuperar la actividad económica.
Los autores concluyen que “La salida a esta coyuntura no parece estar en la dirección de obviar o minimizar el problema. En su lugar, es momento de aunar fuerzas para sostener en forma solidaria a quienes lo necesitan, evitando daños mayores al tejido social de la ciudad”.