2020 LPQTP
Fue un hallazgo de una bodega de Luján de Cuyo en Mendoza sacar a la venta un espumante para despedir el año con la etiqueta 2020 LPQTP, traduciendo un clamor ciudadano para definir este año que se va, donde vimos morir familiares, amigos, compatriotas por la pandemia del coronavirus.
La bodega mendocina aclaró que las siglas correspondían a «Lindo Periodo Qué Tiempos Pletóricos», de ahí las siglas LPQTP. Nada de eso pensó el público y menos aún quienes adquirieron esta bebida que entendió el mensaje del sopt publicitario para brindar en las Fiesta y despedir con un insulto un año para olvidar.
Siempre el análisis de los 12 meses transcurridos tiene parámetros preestablecidos, como la política, la economía y lo social, entre otros, que pueden tener hechos sobresalientes de repercusión comunitaria como fenómenos meteorológicos, conflictos laborales o sociales, pero nunca es previsible una pandemia mundial que sorprendió para jaquear a todos sin excepción.
El Covid atravesó a la sociedad, impactó en la política, la economía y las organizaciones sociales. Generó temor, avidez por información, y alumbró opinólogos y especialistas en epidemiología (un rasgo argento por excelencia). También trajo desconfianza y dudas de las cifras oficiales de infectados y críticas al sistema de salud. Ocurrió en el país, también en Río Negro.
Y tuvo un componente (necesario) con serias consecuencias en la mayoría de los sectores de la población: el aislamiento. Con el resultado puesto, el confinamiento anticipado tuvo enormes beneficios pero su instrumentación ininterrumpida terminó hartando, poniendo en jaque los resultados positivos iniciales.
Hubieron dos vectores centrales: la salud y la economía. Quienes todo lo resuelven con dinero perdieron las garantías y aquellos que si no trabajan no comen, salieron a la calle a buscar el sustento diario, a costa del contagio.
La actitud bilateral de la oposición también gravitó. Mientras el jefe de CABA, Horacio Rodríguez Larreta, se mostraba con el presidente Alberto Fernández, desde el macrismo le bajaban la cotización al Covid, diluían su peligrosidad y politizaron la pandemia con argumentos sensibles a muchos sectores sociales, como el autoritarismo y el estatismo. La misma prédica que ahora se realiza con la vacuna Sputnik V, que denominan como “rusa”, para darle contenido y continente al combate del virus del Gobierno nacional mediante una vacunación masiva.
La política instalada en la grieta del coronavirus derivó en rebeldía, inconductas sociales, contagios e impotencia de médicos, personal de salud y autoridades sanitarias, que alejados de esta pelea trabajan para evitar el colapso del sistema.
La gobernadora Arabela Carreras y los intendentes que asumieron a fin del 2019, nunca imaginaron, ni en la peor de las hipótesis, el primer año de gestión sumido en la lucha contra el coronavirus. Atrás quedaron proyectos, planes políticos, ilusiones y cayeron las promesas electorales.
A poco de andar desapareció el gabinete provincial. Prácticamente la actividad en los poderes del Estado se redujo, por varios meses, a su mínima expresión. Hubo centralidad en la Gobernadora y el equipo de Salud recogió las mayores críticas y pudo capear el temporal con el apoyo de los trabajadores del sector tanto público como privado, que no tuvieron más alternativas que convertirse en los actores principales de la pandemia, un reconocimiento que ahora esperan se sepa retribuir.
La realidad diaria se fue encargando de ponerle cadencia a las gestiones y a la política en general. Nadie estaba preparado para lo que sucedió e incluso de seguir en esta dura pelea. Lo pasado será sólo una experiencia para sacar enseñanzas.
El peronismo rionegrino, preparado para ser oposición, quedó atrapado en la necesidad de acompañar el discurso de Alberto Fernández, y pasó este año bajo la sombra de un viejo dilema que se presenta cada vez que es oficialismo a nivel nacional y oposición en Río Negro. Incómoda posición nunca resuelta. Opacidad en la dirigencia, que tuvo excepciones que confirman la regla. En estos escenarios el PJ se diluye con facilidad, las respuestas parlamentarias se autoexcluyen de protagonizar la política.
Juntos Somos Río Negro se repartió los roles entre sus representantes nacionales en el Congreso de la Nación y la Gobernadora, consolidando las relaciones institucionales con el gobierno nacional. Entendió que no había lugar para una independencia provincial, aislamiento o indiferencia, frente a esta pandemia, y acompañó al Presidente.
Juntos por el Cambio, con un solo representante en la Legislatura provincial, y escaso poder territorial, transitó el único camino posible actuando en espejo con el macrismo nacional. Oposición total, defensa de lo económico sobre la salud, apeló a eufemismos simpáticos para los oídos del pensamiento liberal y transcurrió el año de manera intrascendente. Basta leer los proyectos presentados en el parlamento o las declaraciones de sus dirigentes para confirmar su “oppositio”.
La actividad económica cayó y el comercio, empresas, empleados y trabajadores fueron asistidos por el Estado nacional, provincial y los municipios. Paradójicamente la fruticultura, la más importante fuente de ingresos rionegrinos, salvó su cosecha antes de que llegara la mayor presencia viral en marzo y fue una de las actividades que nunca detuvieron su marcha. Por el contrario, el turismo –otra de las actividades primordiales en la provincia- sufrió el mayor desastre de su historia, por ejemplo, en la zona cordillerana, aun comparada con la erupción del volcán Puyehue-Cordón Caulle en el 2011 que cubrió la zona con un manto de cenizas.
En este marco es casi imposible hablar de la situación económica de la provincia. No hay parámetros para el análisis. Hay que pagar los sueldos y poner en marcha la economía.
Pero queda un desafío insoslayable para oficialismo y oposición, empresarios, comerciantes, fuerzas laborales, universidades y cualquier sector activo y preocupado por Río Negro. ¿Se puede seguir como estábamos antes de la pandemia? ¿No es necesario repensar el modelo rionegrino? Dos preguntas que no excluyen a nadie.
Es posible un nuevo despertar en la postpandemia o todo seguirá igual, sin ideas renovadoras y sin nuevas alternativas para la economía y la producción.
¿Qué dejará el virus: pesimismo u optimismo?
Despedir este año exige un ejercicio del pensamiento para tratar de visualizar cómo será el próximo, con la única esperanza de vacunar a la mayor cantidad de rionegrinos posibles, pero atentos a los posibles e incluso anunciados rebrotes del coronavirus.
2020 LPQTP.