“Mi voto es un voto deconstruido»
(ADN).- Los tres senadores de Río Negro votaron a favor de la Interrupción Voluntaria el Embarazo. Martín Doñate, Silvina García Larraburu (FdT) y Alberto Weretilneck (JSRN) aportaron para que el proyecto se convirtiera en Ley.
Uno de los cambios sorpresivos fue el de la barilochense que, en la sesión del 2018, había votado en contra.
“Comprendí que más allá de mi postura personal o mi sistema de creencias, estamos ante una problemática que requiere un abordaje de política pública. La propuesta de nuestro gobierno es integral y superadora. Dialoga con el “Plan de los Mil Días”, pensado para que ninguna mujer tenga que tomar la decisión de interrumpir su embarazo por una situación de vulnerabilidad económica. El Estado se hace presente en ambas iniciativas, reconociendo la capacidad y autonomía que tienen las mujeres de decidir su propio proyecto de vida”, sostuvo García Larraburu.
La senadora argumentó: “Nada puede detener el avance de la historia Todas las leyes que ampliaron derechos en su momento fueron resistidas por algunos sectores. Se dijo que las mujeres no teníamos preparación suficiente para votar; que el divorcio iba a ser el fin de las familias y que el matrimonio igualitario no era natural. Como dirigente política tengo la obligación de comprender e involucrarme con los cambios de paradigma, con las luchas de las nuevas generaciones; porque en definitiva estamos legislando de cara al futuro, a su futuro”.
“En este proyecto remarcamos la necesidad que se implemente en todo el territorio nacional la ESI. Una Ley que impulsó nuestro espacio político en 2006. La experiencia de otros países nos demuestra que cuando se legaliza la interrupción del embarazo y se desarrolla un plan integral de educación sexual, disminuyen notablemente los abortos y embarazos no deseados”, subrayó.
“Con esta Ley visibilizamos algo terrible que ocurre, que ocurrió siempre, y lo hacemos sin discriminar, valorando y acompañando a la mujer”. En su alocución, García Larraburu contó la historia de Marina, una joven que, como tantas otras, tomó la decisión de no continuar con un embarazo en profunda soledad, en el marco de una sociedad que juzgaba sin comprender y un Estado que criminalizaba. Marina siguió adelante pero “conocemos miles de casos que no han tenido la misma suerte. Que han muerto o han perdido su capacidad de procrear. Marina continúa con su fe intacta. No se atreve a juzgar a nadie, porque sabe que sólamente quien estuvo en sus zapatos, puede entender lo que se siente”.
“Mi voto es por una mujer libre, que pueda actuar, que pueda decidir según su propia conciencia. Mi voto es un voto deconstruido, es un voto afirmativo”, concluyó.