Juego de Tronos. ADN
Con nueve postulantes inscriptos, el Consejo de la Magistratura decidirá quienes ocuparán los dos sillones del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, ubicado en los altos del edificio de 25 de Mayo y Laprida de la capital provincial. Estas vacantes, al renunciar Adriana Zaratiegui y Enrique Mansilla para acogerse a beneficios previsionales, abrieron una disputa en la elección de sus reemplazantes.
En principio podría decirse que este juego de tronos tiene pautas preestablecidas. Los sucesores serán de Viedma y Bariloche, respetando la pertenencia territorial de los renunciantes. Esto significa que ambas jurisdicciones debatirán este punto que tendría como segunda definición el tema del género, que implicaría que sería una mujer la que reemplace a Zaratiegui, sin que fuera una condición irrestricta, en cuanto a la ciudad de procedencia.
¿Por qué los verbos en potencial? Porque el punto en el debate sobre el cupo de género agregó un condimento picante. Según las normas (y la propia Constitución) no se determina un número, sino que indica que la totalidad del STJ no puede estar integrada solo por varones o mujeres. Al quedar Liliana Piccinini en el máximo tribunal, legalmente el tema está saldado. Pero además, los y las postulantes, deben demostrar la idoneidad y conocimiento. En consecuencia: veremos.
Desde el FdT piden dos mujeres para ocupar ambas vacantes jugando al teorema de Baglini, y donde no tiene muchas opciones ante su condición minoritaria en el Consejo. Para colmo, el espacio político no alentó ninguna postulación.
Finalmente, se presentaron tres candidatos por Viedma: el abogado Sergio Ceci; la secretaria de la Superintendencia del STJ, Silvana Mucci y Natalia Faluggi, presidenta del Tribunal de Cuentas de Río Negro. Un candidato abogado, una funcionaria del Poder Judicial y la integrante de un organismo de control externo. De Bariloche hay cinco postulantes: Martín Lozada, Alfredo Romanillo Espil y María Cecilia Criado, pertenecen a la Justicia y Lorenzo Baggio y Griselda Ingrassia, son representantes de la matrícula. Y de Roca, Verónica Hernández, jueza civil, una postulación que quedaría sin chances a partir del propio acuerdos de los colegios de abogados.
Falta un poco más de un mes para desbrozar el camino, donde deberá fijarse una posición respecto al género. Pero demás, hay otra instancia de disputa “outsider” entre la política y la corporación judicial, que tiene a su representante en Ricardo Apcarián, quien propicia a Silvana Mucci, instalada desde años en el centro de ese poder. Es mujer y es judicial. Una pelea entre corporaciones.
Hay una pretendida “neutralidad” en la postura del Poder Judicial, sobre su objetividad y apoliticidad, tan lejos de la realidad como falsamente inocente. Los jueces son sujeto y objeto de uno de los poderes del Estado, elegidos por representantes de la Legislatura, colegios de abogados, el Ejecutivo y el Poder Judicial. Todo es político y en mayor o menor medida todos hicieron lobbie para sus designaciones, y transitaron acuerdos en los pasillos oficiales.
No se puede obviar el derecho que tiene el Ejecutivo para avalar a un representante, igual que los legisladores en sus representaciones políticas, los abogados y el propio Poder Judicial. Pero sin duda que una definición de Laprida y Belgrano, condiciona las premisas citadas de género y pertenencia territorial.
Todos tienen claro esta situación, tanto los aspirantes de Viedma como de Bariloche.
Como siempre en toda negociación hay plan A y un plan B. La presencia de Natalia Faluggi en esta terna de Viedma tendría su razón de ser para corresponder a la definición del género, si el representante de Bariloche es varón. Una pista ya dio el Colegio de Abogados andino: respaldará a alguien de la matrícula, es decir, de fuera del Poder Judicial.
Terminados los acuerdos quedará por conocer las exposiciones de los postulantes, donde dejarán en claro sus conocimientos, fundamentos políticos-jurídicos, hermenéutica judicial y fundamentalmente por qué quieren integrar el Superior Tribunal de Justicia rionegrino.