Un indicio no demuestra una realidad. ADN
A un gobierno no lo define cabalmente una sola acción. Es más, su gen está en el proyecto de largo plazo adonde se llega generalmente con magullones. En qué escenario se producen cambios sobre el rumbo original: en la relación con el gobierno nacional, sobre todo si es de otro signo político del provincial y a situaciones inimaginables, como una pandemia.
No estaba en el proyecto primigenio del gobierno de Horacio Massaccesi, “tomar” fondos del Tesoro Regional Federal en General Roca; tampoco en la esencia de la administración de Pablo Verani transferir a Nación la Caja de Previsión Social y el Banco de Río Negro, como no tenía en mente Miguel Saiz convertirse en un radical K para mantener el gobierno.
Hoy esta realidad está acendrada por la pandemia. Arabela Carreras perfila todos los días su relación con los ministros y funcionarios de Alberto Fernández y Alberto Weretilneck consolida una relación con Cristina Fernández con apoyo a leyes que llegan al Senado. Ambas acciones protegen a la administración rionegrina de quedar desamparada a la luz de los provincialismos y gira en la órbita de la Casa Rosada. ¿Qué recibe a cambio? Gobernabilidad, fondos mensuales para pagar los sueldos en tiempo y forma, concretar obras estratégicas para el desarrollo provincial, como el acelerado ritmo que han tomado las obras viales en las rutas nacionales 22 y 23, virtualmente paradas en el macrismo; proyectos de saneamiento, apoyo al desarrollo tecnológico, entre otros, y un flujo constante en la dotación de vacunas contra el Covid que ubican a Río Negro en tercer lugar dentro del plan nacional de vacunación.
¿Es válido diferenciarse del gobierno nacional? La respuesta es clara y también es menester observar a nuestros vecinos de Neuquén. Pero la política coyuntural permite algunas bravuconadas. Es un ida y vuelta, porque al gobierno de Alberto Fernández no le conviene el destrato con el gobierno rionegrino, porque hay una banca en el Senado y otra en Diputados que pueden ser claves en el concierto de las negociaciones políticas. “Cuiden a Arabela” es un mensaje.
No hay nada nuevo bajo el sol. Anteriormente estos parámetros, con sensibles diferencias, rigieron las relaciones de Laprida y Belgrano con Mauricio Macri y su gabinete.
Por fuera de lo institucional hay otro mundo. Tanto JSRN como el FdT, tienen sus propias expectativas que aumentan su cotización en tiempos electorales, o sea en los meses venideros.
Alberto Weretilneck conduce al partido y Arabela es la cabeza de la gestión oficial. Toda acción no conducente y de peligro requiere de una conversación y un acuerdo entre ambos. Los dos tienen sobre sus hombres el destino de muchos rionegrinos y de la provincia. Ganaron las elecciones y fueron elegidos para gobernar.
¿Hay nubarrones en esta relación? Siempre hay una lectura de superficie mirando los cumulonimbos en el cielo, pero también exige mirar el pronóstico para no salir a la calle con paraguas en un día soleado. Un indicio no demuestra una realidad, pero la realidad contiene muchos indicios.
En este contexto se eligen -el miércoles que viene- a dos jueces para integrarse al Superior de Justicia de Río Negro. Los mentideros previos hablan de un candidato favorito de Arabela Carreras, que podría no terminar en esas funciones, mientras que sí aseguran la llegada al Palacio de 25 de Mayo y Laprida, a un postulante con apoyo de legisladores oficialistas y abogados, impulsado precisamente por Facundo López, titular de la bancada de JSRN.
A Weretilneck se lo ubica prescindente de esta puja, pero su opinión define que los nubarrones se conviertan en tormenta o que salga el sol para todos. De esta manera se habló con insistencia en los últimos días de una reunión del senador con la gobernadora, que a la par de estos hechos, anunció su deseo de presentarse a una reelección.
Este encuentro al parecer aún no se concretó –o al menos no se conoció públicamente- pero aún falta para llegar al miércoles con una posición única o dividida sobre la integración de nuevos magistrados en el STJ.
Definición que requiere ser analizada en un contexto más general que supera una simple vacante en el Poder Judicial, y que se relaciona con el desenvolvimiento de la administración en Río Negro, la gobernabilidad, las relaciones con el Ejecutivo nacional y el proceso electoral en ciernes.
Nada de esto estaba en el proceso que comenzó el 10 de diciembre del 2019. No había coronavirus, se iniciaba un nuevo gobierno nacional donde los representantes rionegrinos en el Congreso Nacional no conocían siquiera la ubicación de los sanitarios del edificio parlamentario y Arabela Carreras comenzaba su gestión con un gabinete heredado casi en su totalidad.
De nuevo factores endógenos y exógenos obligan a decidir sobre variables no previstas.