El poder es visible e invisible a la vez. ADN
El gobierno y Juntos Somos Río Negro pasaron la primera escaramuza luego de un año y medio de la administración de Arabela Carrera, algo así como un cruce de palabras no dichas directamente entre la gobernadora y el presidente del partido gobernante, donde -como suele suceder- el escenario elegido fue el periodismo, o sea un espacio que permite desmentidas posteriores para afirmar que “acá no ha pasado nada”.
Hubo riña. Hay un clima más distendido, con fotos incluidas, pero la palabra indicada sería tregua con ánimos más calmados.
¿Qué pasó? Nada que pueda desconocerse en la política en el ejercicio del poder: dos figuras relevantes en un mismo espacio que toman decisiones y donde la subordinación trae problemas.
¿Hubo o hay problemas entre Carreras y Weretilneck? Claro que sí, y para qué ocultarlo como pretenden algunos. Son naturales y deben resolverse en el marco de la responsabilidad institucional y partidaria.
¿Cuánto tiempo se puede ocultar bajo la alfombra? La paradoja del poder es la de ser visible e invisible a la vez, la de estar presente y oculto al mismo tiempo, indica Foucault.
Se ha tratado de instalar desde el oficialismo que Carreras conduce el gobierno y Weretilneck a Juntos. Un eufemismo. Qué significa ¿Que la gobernadora no puede opinar sobre el futuro candidato a diputado nacional, o que el senador no puede hablar sobre la marcha del gobierno? Irrisorio.
Estos argumentos que se repiten sin conocer la real dimensión de lo que significa la división de tareas, puede generar un debate sobre quién detenta realmente el poder, quién lo ejerce exactamente. Uno o los dos a la vez, pero lo que no se puede evitar es que el poder se ejerce siempre en determinada dirección que decide quien gobierna. Ahí está la chispa que enciende la hoguera.
Nada es nuevo. La historia política es fecunda en bibliografía de peleas de esta estirpe. ¿Es posible compartir el poder o por el contrario debe existir subordinación de uno de los polos sobre otro? Sólo hay respuesta cuando es la misma persona la que ejerce el gobierno y la presidencia del partido.
¿Con honestidad, alguien pensó que Carreras no podía llegar a pensar en una reelección o sugerir un nombre para ocupar un cargo de juez en el STJ de Río Negro?
¿Algún distraído pudo imaginar que Weretilneck no quiere ser nuevamente candidato a gobernador en el 2023, y a la vez tener una presencia etérea sobre el gabinete recordando a cada uno los favores que le deben?
Irrisorio e infantilismo político, tanto como pensar que estas escaramuzas pueden hoy poner en peligro al gobierno y su continuidad dentro de dos años. Igual de irrisorio e infantil como suponer que estas riñas de familia no saldrían a la luz.
En política lo que hoy es verdad revelada, mañana estará desmentida.
El posicionamiento de dos actores principales en disputa por el poder quizás tenga más posibilidades de resolverse entre ellos, que hacia abajo, donde amanuenses, burócratas y operadores –que viven alentando peleas- se resistan a la paz interior y entonces deambulan como fantasmas ofreciendo lealtades de circunstancia y no olvidan de dejar en claro, por las dudas y en voz baja, que “somos de Alberto”.
Este proceso de disputa política con actores principales que entran en conflicto, por lo general tiene su origen en ellos mismos, confiados en que nada dañará el motivo real de su existencia: el poder. Exceso de confianza.
Las peleas también son índices de exceso de confianza. “La oposición no existe” se escucha decir. “Nosotros no tenemos interna, argumentan otros”. Para un partido con tan pocos años de vida sostener estos argumentos requiere de mucho egocentrismo o soberbia, sobre todo cuando Juntos reconoce que su base electoral tiene procedencias ajenas como el peronismo y el radicalismo.
¿Qué enojó a Weretilneck? Que Arabela Carreras dijera que podría aspirar a otro mandato sin consultarlo. Quizás no fue lo dicho en el reportaje televisivo a un canal barilochense, sino que en realidad nunca pensó que la gobernadora pudiera producir un gesto firme de poder. Carreras anunció lo que muchos suponían y pocos creían en el seno del partido, bajo la teoría «del préstamo» por cuatro años. Alertó a la «Nomenklatura» partidaria con temor a Perestroika.
¿Qué enojó a la gobernadora? Que el albertismo le muestre los dientes y le acote decisiones, como por ejemplo, tener un candidato en el STJ. En ambos situaciones los dos gozan de derechos adquiridos y en el caso de renuncias o cambios en el gabinete la responsabilidad primaria es de Carreras. Siempre fue así en todos los gobiernos, pero también compartir decisiones es otro gesto de poder.
Estos enojos solo confirman que no hay diálogo. Quiere decir que las dos mayores expresiones de poder gubernamental y partidaria no se hablan. “Houston tenemos un problema”.
Argumentar temas de carácter personal –en ambos- es nada más que un condimento. Lord Birkenhead, uno de los mejores amigos de Churchill, decía que «Cuando Winston tiene razón, es único. Pero cuando se equivoca… ¡Ay, Dios mío!».
Ambos se conocen desde hace muchos años y además, Arabela fue elegida por Alberto como su compañera de fórmula.
El tema a resolver para todo el espectro político provincial y nacional es el 2023. Candidaturas y preservación del poder sobre la administración estatal.
En función de roles la pandemia impactó. La política se perdió en la bruma, sin movilización, reuniones, giras y contacto directo con los ciudadanos. Las restricciones sanitarias limitaron, mientras que en tarea del Ejecutivo, por el contrario, la responsabilidad fue mayor: estar junto a los rionegrinos. El Covid desbalanceó oportunidades en la construcción del poder.
Si ambos acuerdan para permanecer luego del 2023, todas estas riñas quedarán como una anécdota revalorizada por el afán de mantenerlas ocultas, pero como en los viejos matrimonios, siempre habrá una recriminación.
Nada es definitivo y posiblemente estaremos en presencia -en estos más de dos años- de la construcción de una nueva corriente de poder interno, donde no es válido hoy hacer pronósticos, pero que permitirá subir nuevos actores al escenario como los intendentes, únicos poseedores de poder territorial propio. El plantel de funcionarios seguirá la corriente como mejor le convenga, pero siempre defendiendo su zona de confort.
La etapa que viene sumará nuevos elementos en la elección de los candidatos a diputados nacionales: Mercedes Ibero, Bruno Pogliano, Sergio Domingo, Carlos Johnston y otros, que tendrán sellos de pertenencia: los míos y los tuyos.