Cristina (lo hizo otra vez)
(Por Fernando Alonso*).- ¡Cristina lo hizo otra vez!
A menos de 48 horas de las elecciones del domingo 12 de septiembre, Cristina desplazó del escenario ganador a la oposición y se ubicó en el centro de la escena. Con un solo movimiento instó a la ubicación política. Colocó a disposición del presidente la renuncia de todos los funcionarios que le responden, para que él disponga. En el mismo mensaje exhorta a la renovación de los funcionarios propios del mandatario.
¡Pero lo que más asombra en este Gambito de Dama, es que ella se coloca estratégicamente en el lugar del oficialismo y la oposición, desde ahí regula el fuego con la pericia de un cirujano antes del corte! A tal punto que difundió el llamado al Ministro de Economía Martín Guzmán, para que las operaciones no la coloquen como responsable de un desmadre de los mercados y sepan lo que ella señala (la salida es siempre política y no económica)
Solo se le dislocó la diputada Fernanda Vallejo, que nunca leyó la maniobra solo por querer pescar un poco de protagonismo en río revuelto
¡Pasaron 72 horas, Cristina controla a la tropa y espera! La jugada es tan precisa que al mismo tiempo manda un mensaje al electorado propio diciendo que los contiene y que ella es la garante de las banderas que pelean por la distribución de la riqueza en este país, La Argentina, «Que casualmente tendrá este año el mayor ingreso de dólares por exportaciones de su historia»
El presidente Alberto Fernández contiene a los suyos y pide moderación, frena la marcha en su respaldo para no levantar muros y dice que por las buenas sí, lo que se convierte en un llamado al gesto.
Cristina difunde su carta y tira como en el truco el ancho de espadas (no hay carta que valga más) cuenta allí el derrotero de advertencias sobre la Economía que no son desmentidas y remarca el acompañamiento al Presidente durante estos casi dos años hasta el punto límite, (el resultado del domingo)
Exhorta al cambio de figuras, sopesa el kilaje de cada sector dentro del Frente de Todos, recuerda a todo el mundo que ella lo eligió y al mismo tiempo dirá que no saca los pies del plato a lo Chacho Alvarez, ni va a traicionar a lo Cobos. Y, otra vez, ubica a la sociedad y a su voto, como rectora de sus movimientos y decisiones políticas.
Le dice al Presidente que honre su elección y la del pueblo.
Cristina, al estilo Arte narcial, aprovechó el centro de la escena que le regalan sus enemigos y desde allí asestó su mejor sanción, que según el cristal con el que se mire, se parece a veces el correctivo necesario para evitar el mal mayor
¡En el medio de tanto oleaje se corrieron riesgos!
Que se quiebre el frente, que el poder real abrace a un presidente Alberto Fernández enfadado y dolido prometiéndole sustentabilidad, armándole un gobierno con una Liga de Gobernadores, (los perdedores el último domingo), pero con Clarín y AEA, asegurándole una tranquilidad cambiaria y hasta algunos pesos para bonos a jubilados o alguna suba del salario mínimo. No más que eso.
¿Alcanza? ¿Hasta cuando? ¿Qué le diría ese grupo de poder real al Presidente que cobija, cuando no quiera aumentar como ellos pretenden las tarifas? ¿O cuando negocie con el FMI, o cuando se discuta la política definitiva sobre el consorcio del río Paraná, o la formación de precios de la comida en un sector hiper-concentrado? Ya lo sabemos, lo irá limando despacito sin lastimarlo para que la herida penetre solo cuando Larreta esté listo y así nada habrá cambiado de fondo como en los 2000, hasta que llegó Néstor.
A esta altura de la soirée, pase lo que pase, se habrá visto como nunca una pelea política a cielo abierto en un país ubicado al sur del mundo, que se atrevió a desafiar la corrección política aplicada en todo en este planeta desigual. Este planeta que no es más que el ensalzamiento de las hipocresías a espaldas de la sociedad.
Aquí hubo desenfado, incorrección, algo de lo que se horrorizan los conservadores políticamente correctos de esta Argentina y el mundo.
Ingenuos, tonto y mezquinos, individualistas
¿Qué creen que es el peronismo? Recuerden cuando con rebeldías parecidas, le daba a esta Patria, la clase media con mejor estándar de vida del continente, desde el 45 y por diez años seguidos.
Cristina lo hizo otra vez. Y a esta altura uno está más tranquilo. Ella sostiene las banderas y no dejó huérfanos a los que protestaron el domingo con su voto. En 96 horas, demostró ser algo más que una persona dedicada a la política.
*Periodista