El Estado presente. ADN
Esta campaña electoral, bastante austera en el debate de ideas, lleva intrínseca, sin embargo, la definición de cada competidor sobre el rol del Estado rionegrino. Con sus más y sus menos, hay amplia coincidencia en el partido gobierno, el peronismo y sus aliados, y la izquierda sobre la necesidad de tener un Estado presente, regulador y que pueda llevar adelante políticas públicas pensadas desde la totalidad. Sólo difiere de este pensamiento Juntos por el Cambio (JxC) que cuestiona a esa estatalidad y propone dejar libertad para que todo lo regule el mercado y la actividad privada. Encarna el proyecto liberal en la provincia.
Es un debate que requiere pensar y proponer los vínculos entre el Estado y la comunidad, en tanto la definición es patrimonio del votante en la elección de un modelo u otro.
¿Cuál es el rol del Estado en Río Negro? La respuesta está comprendida en su propia historia. Como en toda la Argentina, el rol del Estado fue central para el desarrollo, el crecimiento, la movilidad social y el reconocimiento de derechos. Poco o casi nada se hizo donde el Estado no haya estado presente. La actividad privada, que se reconoce en múltiples emprendimientos es exigua en sus esfuerzos frente a las inversiones estatales.
Podrías decirse incluso que los gobiernos que tuvieron más éxitos en sus proyectos fueron aquellos que llevaron de socios a emprendedores privados. El sector más liberal de nuestra economía siempre dependió del Estado. El privado funge como tal cuando reclama menos presión tributaria o se queja que “se gasta mal”, pero es corporativo y demandante cuando se trata de subsidios, aportes e inversiones en propio beneficio.
Cuestiona el gasto cuando se atienden sectores sociales o pequeños emprendimientos productivos pero, en realidad, exigen mantener privilegios.
Vale analizar la situación más reciente del rol del Estado, en su desempeño en la pandemia. Este punto reivindica su papel central no sólo en temas de vacunación y atención de los ciudadanos, sino en otros aspectos como la investigación, la incorporación de bienes y servicios en ámbitos de los laboratorios sobre el trabajo en vacunas y test de coronavirus.
La historia de Río Negro es la historia del Estado y sus administradores. Podría decirse entonces que desde 1958 hay un hilo conductor sobre el rol de las políticas estatales.
Sería muy largo de enumerar, pero es dable mencionar algunos hitos del desarrollo rionegrino, como las obras de riego en los valles, el puerto de SAE, el ferrocarril y las comunicaciones, INVAP, energía, obras de desarrollo turístico, viviendas y planes ganaderos, entre otros.
Las mayores inversiones privadas como la fruticultura y el turismo no hubieran sido posible sin la presencia del Estado. Ambos sectores demandaron una permanente atención en rutas, energía, comunicación, créditos, promociones y más de una declaración de emergencia, donde también hay que tener en cuenta la expansión empresaria con el apoyo estatal, incluidos los sectores de salud y educación.
Si partimos desde 1983 -como fecha de inflexión- se observa además que el Estado presente estuvo directamente vinculado a la reivindicación y reconocimiento de derechos, alfabetización, aborto no punible, muerte digna, derechos laborales y un conjunto más de leyes que colocan a la provincia entre las más avanzadas del país en estos temas. Las mayorías siempre reconocieron a las minorías.
Hay una línea conductora en el gobierno de Juntos Somos Río Negro sobre su concepción del rol del Estado que, en la historia provincial, tiene base en el radicalismo y el peronismo, y que se reconoce además -discursivamente- en otras expresiones del campo de la izquierda.
Este tema también está presente ante al proceso electoral de noviembre.