Juntos “va por todo”. ADN
Se lanzó la campaña electoral para el 14 de noviembre y ahora es por el premio mayor. Juntos Somos Río Negro (JSRN) no sólo descarta un triunfo, sino que «va por todo» ya que tiene sobradas esperanzas en aumentar el apoyo electoral de los rionegrinos. Le quita toda chance de recuperación al Frente de Todos (FdT) y descree que Juntos por el Cambio (JxC) pueda repetir la performance de las Primarias.
El oficialismo largó la carrera electoral en Cipolletti. Convocado por su presidente, Alberto Weretilneck, reunió a intendentes, legisladores, concejales, ministros y comisionados de fomento, a quienes pidió «redoblar los esfuerzos» para lograr las dos bancas del Congreso Nacional en juego. Y se encargó de clausurar el debate interno. El viernes, hizo el primer gesto al abrazarse con la gobernadora Arabela Carreras en el aniversario de Pomona. Ayer, repitió la foto y dijo frente al auditorio que «es natural tener distintos pensamientos y miradas» en el partido. Pero además, introdujo la idea sobre que el «proyecto es más importante que los nombres».
Juntos analizó el resultado de las PASO y encaminó su estrategia hacia noviembre. No piensa en sus adversarios, solo concentra su atención en sumar votos y consolidar un liderazgo en Río Negro que convierta al espacio provincial en una fuerza imbatible. De ser así, esta elección -virtualmente- resolvería la contienda por la gobernación en el 2023.
Observa, y tiene datos, que no sólo un 80 por ciento del electorado no piensa en cambiar el voto, sino que hay un terreno fértil para cosechar: el descontento con el FdT y su imposibilidad de remontar la elección pasada. Este análisis no se limita a la consideración del electorado sólo en el gobierno nacional, sino que refieren también a limitaciones propias de la dirigencia del PJ y sus aliados y la falta de un liderazgo que amalgame a esa fuerza para recuperar espacios.
La estrategia de JSRN no está orientada a trabajar con eventuales alianzas de estructuras y dirigentes, sino que estará centrada en un trabajo de zapador, abriendo trincheras y caminos captando voluntades individuales, de organizaciones sociales, sindicalistas y referentes en cada ciudad y región. Confía en su poder de atracción y seducción y pretende convertirse en un único poder real en la provincia que ofrezca seguridad de futuro y previsibilidad. Esto es posible por el descontento en otras fuerzas y sus dirigencias.
Este operativo de Juntos ya encontró eco en varios intendentes que podrían sumarse, como fue el caso de Mariano Lavín (UCR) de Fernández Oro, y que ahora incorporaría a este espacio a otro jefe comunal radical, el de Darwin, Víctor “Cury” Mansilla. Otros dirigentes del radicalismo podrían seguir el mismo camino. El partido de la boina blanca no emitirán un llamado formal a votar por JSRN, pero ya expresan a quien quiera escuchar que el PRO y Tortoriello no los representa.
También los zapadores de JSRN incursionan en el peronismo e incluso en los partidos aliados del FdT, donde además se sumarían organizaciones sindicales de peso.
El objetivo del oficialismo es fidelizar ese 35 por ciento de septiembre, y sumar todo lo que más pueda. Según los análisis en danza, encuentra un espacio de crecimiento entre los ciudadanos que no fueron a votar. Analiza que ese voto no es de JxC que habría obtenido su techo en las PASO y, si es proclive al peronismo, hay que conquistarlo porque nada ha cambiado en el escenario nacional, sobre todo para el bolsillo del votante.
El partido tiene sus mediciones, pero el Gobierno también. La trazabilidad de los números de las PASO permiten moldear el mapa e ir en busca de los electores que faltaron, revertir algunas derrotas y aumentar los triunfos que, en algunas ciudades, se dio por escaso margen.
A la tarea de los candidatos, se suman desde el principio los intendentes y el gobierno provincia, que traccionan con acciones y obras y la figura en ascenso de Carreras.
Las Primarias demostraron que el comportamiento del votante respecto de los partidos nacionales cambió en Río Negro, donde no caló la grieta anti. El ciudadano se siente cómodo en una tercera posición. Este cambio se observa en los últimos años y Río Negro retoma de la memoria de experiencias pasadas. La pandemia aceleró el proceso donde también los liderazgos toman otros espacios de decisión.
En esto también adquiere importancia la comunicación, el lenguaje, porque ya en política no se puede hablar de la misma manera que hace 10 años. No sólo hay nuevos canales como las redes sociales, medios digitales y otros, también se requiere de un cambio más profundo en las relaciones que se generan a través de esa comunicación. La comunicación es construcción de poder con relaciones más horizontales donde se pueda interactuar de una manera sencilla y confiable.
En esta tarea confía Juntos y con ánimos retemplados camina hacia el 14 de noviembre.
Para la oposición todo cuesta arriba. Tortoriello (JxC) no puede evitar la fugas del radicalismo y Ana Marks (FdT) debe romper el altísimo índice de desconocimiento que tiene en el electorado rionegrino. Para colmo, ninguno -por ahora- demostró que puede pescar en las peceras del Socialismo y el FIT, que sortearon con éxito el requisito del 1,5 por ciento de las PASO requerido para competir en las generales.
El FdT y JxC tienen que lidiar además, con el desgaste del macrismo y el kirchnerismo. Y el internismo local.
Un síntoma de ello es el faltazo de María Emilia Soria al encuentro que convocó el senador Martín Doñate en Buenos Aires. El «roquismo» quiere poner a salvo lo último que le queda. Su bastión quedó al asecho de JSRN. Así se leyó el domingo de las primarias cuando el sorismo solo pudo exhibir un ajustado triunfo en Roca.