Arrancó el año político. ADN
Marzo empezó movido. Es el preludio de un año político. El almanaque advierte que para abril del 2023 falta relativamente poco y todos se alistan para la elección gubernamental. También se ponen en marcha procesos internos, alineaciones nacionales, las pujas gremiales y los acuerdos legislativos.
Se terminaron las vacaciones. Y fueron los gremios quienes sacudieron la modorra con manifestaciones, quemas de cubiertas y protestas. La excusa: rechazar la propuesta salarial del gobierno, aunque no se aclaró cuál es la brecha entre lo ofrecido y lo pretendido. Por eso fue sorpresivo y los estudiantes rionegrinos tuvieron que esperar al viernes para comenzar el ciclo lectivo.
Claro que hay un telón de fondo en este escenario: la inflación que, según estimaciones, será del orden del 50% para el 2022. Los más pesimistas anuncian un proceso inflacionario con recesión, o sea estanflación. Este proceso afecta a todos, un marco que tendría que ofrecer razonabilidad a los reclamos y a las protestas que aparecen como desmedidas apenas iniciado marzo y tras las primeras negociaciones paritarias. Como sucede siempre, las repercusiones del paro del martes y miércoles se muestran disímiles según informe el gobierno o los sindicatos. Los números pasan a segundo término, lo importante es la política, que siempre está presente.
El pedido de los gremios era del 20% para el primer semestre. La oferta fue del 21, estaba todo listo para firmar, pero de repente amaneció el conflicto. ATE rechazó el ofrecimiento y retornó a las calles, arrastrando a la UnTER a un paro que no estaba en los planes de los docentes, mucho menos después de casi dos años de virtualidad y presencialidad a medias por la pandemia del Covid. Para los conducidos por Rodolfo Aguiar, la movilización siempre fue el combustible de su crecimiento. La protesta hizo que este sindicato protagonizara “la lucha” casi en exclusiva y de esa manera ingresó un día de 2019 al Salón Gris de la Casa de Gobierno para firmar un convenio con el gobernador de entonces, Alberto Weretilneck, para terminar con “las becas”. De esta manera se convirtió en un gremio aliado.
Pocas veces la sangre llega al río y con pronóstico abierto todos acertaron que en pocos días “habrá arreglo” y de hecho el martes se llamó de nuevo al diálogo.
El marco político-institucional lo marcó la gobernadora Arabela Carreras en su discurso de la Legislatura al inaugurar el período ordinario de sesiones. Convocó a pensar el futuro de Río Negro. Reiteró su apuesta al hidrógeno verde y a las energías renovables como nueva matriz productiva, y a capacitar la mano de obra privada para atender a la demanda de las innovaciones tecnológicas en futuras radicaciones industriales y de servicios. Proyecta un nuevo esquema educativo adaptado al mundo del trabajo y consolidando nuevas tecnologías. Y ratificó la continuidad de la obra pública –nave insignia de Juntos Somos Río Negro- durante su gestión.
También insistió en que el trabajo para el desarrollo y el crecimiento se logra en conjunto con la Nación y los Municipios.
En ese concepto, los senadores Alberto Weretilneck (JSRN) y Martín Doñate (FdT), se consolidan como un tándem de gestores. ¿Qué dice desde los político? Algunos operados arriesgan teorías: es un «freno al neoliberalismo» (JxC, ergo Aníbal Tortoriello) y sustentan esa teoría en las recientes declaraciones contra el préstamo que tomó Macri con el FMI; otros -más pragmáticos- hablan del win-win (ganar-ganar), una elección mutua como rivales con buena vecindad. Más terrenal, ambos buscan contener a intendentes y comisionados de fomento, y evitar que la Gobernadora se quede con esa exclusividad.
Queda sólo un año para volver a votar en la provincia, o sea que el 2022 es de puro preparativo.
En el oficialismo hay dos nombres excluyentes: Carreras y Weretilneck. Pero también hay otros pretendientes para llegar al despacho de Belgrano y Laprida, en Viedma. Los rumores afirman que se anotarán los actuales intendentes de Viedma, Pedro Pesatti y de Bariloche, Gustavo Gennuso. En el Frente de Todos, asoman Doñate y María Emilia Soria. Tortoriello no tendrá rivales internos, aunque es posible que haya un binomio 100% radical por fuera de Juntos por el Cambio.
Mientras tanto en los distintos cuarteles las tropas se alinean en silencio, pero con gestos y señales que en muchos casos no pasan inadvertidas.
El Frente Renovador está cada vez más lejos del FdT. Sus legisladores se deshacen en elogios a Carreras. Para colmo, ese espacio sumó un lugar en el Consejo de la Magistratura en detrimento del peronismo, una gestión de la mandataria. Eso pone cada vez más lejos la unidad y homogeneidad del bloque, que además se debate entre doñatistas y soristas. Hay inestabilidad y se transpira la división. La misma situación sucede con los intendentes.
En definitiva, como dijo Max Weber, la política es la búsqueda del poder sobre el Estado.