Qué pasa con la Ruta 40 entre Bariloche y El Bolsón
(Por Patricia Ranea Pastorini*). -Del recorrido emblemático y la propaganda sobre el camino que “une al país de norte a sur o al revés”, al peligro permanente, que incluye “víctimas fatales”, por decisiones que nunca conoceremos y que no hacen más que confirmar el abandono que siempre padece el mal llamado interior del país, a pesar de los discursos que buscan explicar un federalismo que no existe.
Seguimos escuchando a funcionarios que dicen erróneamente, “fondos del Gobierno nacional” como si los fondos fueran de un gobierno. Y esa es quizás la explicación en la que se podría sustentar semejante desidia, la que grafica a una ruta nacional que enlaza a uno de los principales centros turísticos del país como Bariloche, con El Bolsón, un destino emergente que además es paso para la vecina provincia de Chubut.
Y suena entonces, como inconcebible que a esta altura de los acontecimientos debamos hacer la salvedad con respecto a los fondos recaudados por el Estado nacional, cuyo destino, no debiera ser otros que volver a los contribuyentes, cubriendo las necesidades esenciales, por ejemplo, el transporte y la conectividad.
El tiempo avanza y las respuestas son “excusas, que pasan de explicaciones a “tomadas de pelo”. Se dijo el año pasado que se haría una cobertura de baches con un “material especial” para que aguante hasta que se pueda hacer el reasfaltado. Pero las pruebas están a la vista, y como siempre, a pesar del uso permanente que le damos los habitantes de El Bolsón, la mayor preocupación sigue estando en las personas que nos visitan y que no conocen las condiciones de la Ruta, hoy, un camino asfaltado lleno de baches peligrosos para la vida humana.
Hace apenas dos meses, se anunciaba con “bombos y platillos” el repintado de la cinta asfáltica. Según se decía, parecía que iba a ser el antes y el después de la Ruta. Solo se pintó una línea amarilla, prácticamente desde El Bolsón hasta el lago Guillelmo. Los bordes, parece que no son necesarios en este tramo.
Hasta nos hemos acostumbrado a recomendar a los turistas que, además de disfrutar el paisaje, estén atentos a las roturas del camino. Un condicionante que nos avergüenza y que describe cuan importantes somos para quienes toman decisiones y que no solo no cumplen con su deber (porque arreglar una ruta destruida digamos que debiera ser la obligación de Vialidad Nacional) sino que nos mienten, diciendo que van a realizar tal o cual y después no pasa nada.
Hay un gran abandono para con los habitantes de El Bolsón, un abandono que parece mayor cuando nos mienten, nos dan respuestas infantiles o peor, no dicen nada, porque el silencio es más violento que la mentira.
Y hay también un “mirar hacia otro lado” de partes de dirigentes del mismo sector del Gobierno nacional o de sectores diversos de la Provincia, que parecen no darse cuenta de lo que pasa, del riesgo de vida y del daño que nos hace como comunidad.
Hay quienes dicen que la política rompe con todos los esquemas, logrando lo imposible. Aunque de esos “imposibles”, suelen surgir líderes comprometidos o ciegos, sordos y mudos, como parece que sucede con respecto a la gravísima situación de la Ruta Nacional 40 en el tramo Bariloche – El Bolsón.
*DNI 16644113