Contradicciones argentinas. Informe de Zurban Córdoba
(ADN). – La consultora Zurban Córdoba y Asociados realizó un muestreo sobre 1600 casos, entre el 27 y 29 de junio, donde la intención de votos para JxC es de 34.7%; el FdT, 28.6%: Libertarios, 16.4%; la izquierda, 3.8%; otros, 5.6% y no sabe, 10.9%.
Este trabajo pone en acento en las contradicciones del votante en cuanto a definiciones políticas e ideológica y sobre todo la velocidad con que suceden los hechos en el país.
¿En cuánto tiempo puede pasarse de ser una de las figuras mejor evaluadas a ser una de las que peor diferencial tienen?
En el caso de Javier Milei, esa respuesta es: en semanas. La otrora brillante figura outsider tiene en nuestro último estudio un récord de 60% de imagen negativa. Un aumento de casi 10 puntos con respecto a nuestro estudio de junio, y de más de 20 puntos con respecto a nuestro estudio de mayo.
Es decir, en tan solo dos meses Javier Milei logró dilapidar su capital político hasta obtener una imagen negativa tan alta como la de las mejores figuras de “la casta” que tanto dice combatir. Al escribir estas líneas, nos propusimos intentar recordar alguna figura que logrará llegar a un 60% de imagen negativa en tan poco tiempo. Los ejemplos no abundan.
Milei debería servir al resto de la política para entender una verdad crucial de la actualidad de la opinión pública: su absoluta liquidez y una marcada impaciencia. La sociedad espera mucho de sus dirigentes, y no duda en bajarles el pulgar rápidamente, especialmente cuando hay falta de consensos sobre el rumbo del país.
Las contradicciones argentinas
Se trabajó sobre la pregunta: ¿Qué tan dispuesto están los argentinos a que un shock impacte en sus vidas?
Aunque un 64% afirma que el próximo gobierno debería aplicar medidas de shock, ese porcentaje disminuye drásticamente cuando se les pregunta si ese shock implica que deberían sufrir un recorte en sus ingresos, un aumento en sus impuestos o una pérdida de derechos laborales. En Argentina, el ajuste debería recaer siempre en el otro.
Los únicos ítems que mantienen niveles de consensos altos son la reducción de los planes sociales, la reducción de los subsidios a las grandes empresas y el castigo a la evasión fiscal. Es un punto crítico sobre el que quizás la política debería reflexionar: ¿Por qué hablamos tanto del gasto social y no sobre el gasto del Estado que va a las grandes empresas? Hay debates ideológicos al respecto que deberían ser abordados.
Siguiendo con la relación entre los argentinos y el Estado, se preguntó cómo repartirían el presupuesto nacional. Educación, salud y jubilaciones aparecen como los grandes temas privilegiados, seguidos de obra pública y ciencia y tecnología. Esto desnuda lo que los argentinos siguen esperando del Estado Nacional: bienestar y cuidados.
Al cruzar ese dato con distintas variables demográficas, se definió que los más jóvenes esperan mayor gasto de educación y salud, mientras que lógicamente los mayores esperan un mayor gasto en jubilaciones.
El Estado que queremos vs el Gobierno que tenemos
Se midieron en este informe las principales políticas públicas y políticas económicas del gobierno de Alberto Fernández. Nuevamente la paradoja de que mientras la evaluación negativa del gobierno se mantiene en niveles altísimos, la mayor parte de sus políticas son evaluadas de forma positiva.
Al respecto de esta paradoja, un 75% de los argentinos acuerda con que el principal problema del gobierno no son sus medidas económicas sino la credibilidad del presidente. La falta de un liderazgo centralizado y de narrativas que ordenen la discusión política atentan directamente contra la capacidad del gobierno de generar consenso social.
Este mismo déficit atenta además contra las potencialidades del mismo Frente de Todos: un 55% afirma que no votaría al peronismo incluso si mejora la situación económica.
Del otro lado, sin embargo, esto no debería detonar ningún tipo de festejos: un 50% afirma que una posible vuelta al poder de Mauricio Macri le genera miedo. En Argentina, 2+2 no siempre da 4, y una situación de debilidad del oficialismo no tiene por qué resultar en ventaja directa para las principales figuras opositoras.
Al respecto de eso, si bien JxC mantiene cierta ventaja en su intención de voto como espacio político, el FdT lo sigue de cerca, e incluso a pesar de la caída de Javier Milei, parece seguir existiendo casi un tercio de la población que espera poder votar por fuera de las dos grandes coaliciones el año que viene. El escenario de los tercios imperfectos mantiene buena salud a pesar de la mala performance de sus protagonistas.
Reflexión final
No es ningún secreto que gran parte de la política está pensando en un shock de estabilización para ordenar la macroeconomía. A partir de este estudio, se hace evidente que gran parte de la sociedad piensa en esa misma dirección, pero empieza a dudar cuando es confrontada con la posibilidad de que ese shock la afecte directamente. Posiblemente, estemos ante la evidencia de una ausencia de paciencia como nunca antes en la historia.
Dos elementos aparecen como necesarios, el primero es una obviedad: no hay reformas posibles sin un liderazgo político fuerte, con equipos de alta capacidad y un programa económico correctamente informado a toda la población.
El segundo, y quizás más importante, es el consenso. La principal tarea de un gobierno es generar consensos sobre sus propias medidas. Un shock es una medida que necesita de consensos transversales, en la política y en la sociedad. Sin esos consensos, cualquier reforma va a nacer sin posibilidades de éxito.
Para darse cuenta de ello solo hace falta mirar las experiencias de nuestros países vecinos en los últimos años y el alto nivel de conflictividad social que desataron determinadas reformas económicas y políticas.
Quien piense gobernar sin consensos solo está pensando en su fracaso