Todas las opciones son posibles en el peronismo. ADN
El 16 de abril se vota en Río Negro. Aún falta el decreto de la gobernadora Arabela Carreras, quien confirmó la fecha públicamente y entonces resta sólo un acto administrativo.
Juntos Somos Río Negro tiene candidato y Juntos por el Cambio también, el radicalismo tiene opciones dentro de estos dos espacios, y seguramente de esta manera irá dividido a las urnas. La izquierda también muestra referentes para sus listas en el cuarto oscuro.
Quien sigue en la espera de definiciones es el peronismo. No se conoce sobre su estrategia electoral. No tiene candidato o tiene muchos, pero falta la figura convocante.
En la última elección a diputados nacionales logró el 26.8 por ciento y fue tercero, apenas un punto abajo de JxC. Ese caudal se mantiene según una encuesta que manera Aníbal Tortoriello, donde JSRN alcanza el 45 por ciento de la adhesión electoral y el FdT y el macrismo igualan en 26 puntos.
En la historia del justicialismo provincial, la falta de candidatos no fue precisamente su característica, por el contrario, siempre hubo competencias internas, duras y con secuelas.
Gustavo Casas recorre la geografía rionegrina pregonando su postulación. Un candidato que no es de nadie y que la inercia lo reduce a la presencia.
El sorismo, que compite con la conducción no tiene candidato -o al menos no lanzado- y coquetea con Casas, se arrima a Convocatoria Peronista, y de sus conductores naturales, María Emilia Soria y Martín Soria, no hay señales. Es más, se pone en evidencia que su objetivo es proteger su dominio en General Roca.
Puede haber otros candidatos. Se recuerda cuando en un desafío de género se juntaron en junio pasado, en Bariloche, María Emilia Soria, María Eugenia Martini y Silvina García Larraburu, y lanzaron el desafío de reconstruir el peronismo de la mano de las mujeres.
Pasó el tiempo y nada sucedió. Sólo una mención, en medio de las chanzas parlamentarias en la sesión de la Legislatura del jueves pasado, el tema recobró actualidad. Fue cuando Facundo López (JSRN) le preguntó a Martini, en un cruce verbal, si quería ser candidata a gobernadora y respondió “….si mi partido me apoya”.
Nada se descarta, todas son posibilidades. Persiste la orfandad.
La oposición al oficialismo no crece. No tiene conductores y las peleas internas sólo remiten a chicanas judiciales o a riñas pasadas sin resolverse.
El doñatismo, además de conducir al partido, armó una alianza con el Frente Renovador y Nuevo Encuentro, que denominó “Nos Une Río Negro”, como herramienta electoral, tampoco se emiten señales. Nadie confirma si Doñate es candidato y no surgen otros nombres que convoquen.
En este escenario, la Legislatura provincial modificó la ley electoral y oficializó -entre otras cosas- las colectoras y se instituyó la figura de la adhesión de un partido a candidatos de otro espacio.
Termina de esta manera un secreto a voces sobre la posibilidad que un sector del peronismo (y también del radicalismo) no presenten candidatos a gobernador y adhieran a la fórmula de JSRN. Sólo un camino a explorar. Nada más.
Las consultas sobre cuál será la estrategia electoral del PJ chocan con un férreo mutismo. “Todas las opciones son posibles” es una respuesta complementada con otra afirmación: que “todavía falta mucho”. Todo puede ser. Solos o acompañando.
La media del tiempo electoral es precisa. Si bien faltan 6 meses para las elecciones, hay que descontar el receso que impondrá el Mundial de Fútbol en Qatar, desde el 20 de noviembre al 3 de diciembre.
Llegado al último mes del año, todo se acelera. Vendrán las convocatorias a elecciones internas, que tendrán que ser en febrero.
El peronismo en enero votará para elegir congresales y podría en ese mismo acto elegir candidatos electivos.
Para el músculo nervioso del peronismo esta quietud altera los ánimos. No está acostumbrado, al pizarrón y al laboratorio, al contrario, le gusta el potrero, donde se libera la imaginación y donde una jugada en el área no siempre termina en gol.
El votante peronista busca certezas, quiere definiciones.