Cómo se disputa la derecha el espacio político rionegrino
(ADN). -Hasta las últimas elecciones en la provincia, JxC y Aníbal Tortoriello concitaban la atención del electorado de derecha, casi en exclusiva, donde llegaron a superar los 100 mil votos y depositar al ex intendente de Cipolletti en una banca en la Cámara de Diputados.
Hoy este terreno electoral está dividido -imposible estimar en porcentajes- a partir de la candidatura de Ariel Rivero, como gobernador de Primero Río Negro y sobre todo desde que el intendente de Campo Grande se sacó la foto con Javier Milei y abrió una puerta a los libertarios rionegrinos que poca confianza le tienen a Tortoriello y JxC. Además, se hacen eco de las críticas del líder de Libertad Avanza al macrismo.
Milei hoy está tercero en las encuestas nacionales y si bien hay dudas si llegará con nafta a octubre, hoy es una realidad incontrastable. Sobre esa figura trabaja Rivero, con una consigna de orden y progreso, banderas del mismo sector, con cosechas de adherentes, que presenta cada semana en todas las ciudades y circuitos rionegrinos. Se ubica ideológicamente en el mismo espacio que su jefe histórico Miguel Pichetto, pero con mayor vocación de poder territorial.
¿Cuánto representa en votos? Nadie lo sabe, pero es una piedra en el zapato, porque cada voto que logre lo resta del mismo terreno. Se pisan los electores. Incluso hubo contactos de dirigentes del PRO con Rivero, preocupados por el tema.
Tortoriello sigue con su campaña de bajo perfil. Anunció a Brusa como candidato a intendente de Viedma y usó las redes para el anuncio.
Su estrategia tiene que ver con el pensamiento macrista de derecha en el país, cuando definió otro tipo de político menos ideologizado, más descontracturado y atractivo. De esta manera surgió el «empresario político», que legitima su participación en la política exhibiendo sus pergaminos obtenidos en la gestión privada, con un discurso antipolítica. Este nuevo discurso fue bien recepcionado por un amplio sector de la sociedad, específicamente por profesionales universitarios y empresarios, formados en las mismas teorías de la eficiencia.
Así se define el candidato de Cambia Río Negro. Reitera su experiencia como empresario para construir una trayectoria política, sobre la base de «eficiencia y honestidad». Promete gestionar con eficiencia (como en su vida empresarial), y sin detenerse en definiciones políticas e ideológicas, que solo distraen.
Reconoce que su mensaje apolítico es aceptado por un sector de la clase media, cansada de las disputas partidarias, donde observa que sólo hay lucha ideología por imponer modelos diferentes de país, que contribuyó a la crisis.
Esta representación de la derecha rionegrina no está en el resto de las ofertas electorales (aunque hay bolsones con este corte ideológico) y esta disputa se va a dar en abril, aún cuando no se vea tan en la superficie.
Rivero “no se pone colorado” en representar a esta franja de votantes y a Tortoriello, ni siquiera lo piensa, ni le preocupa.
Pero también hay dos estilos. El intendente de Campo Grande tiene “mañas” propias del peronismo que siempre lo cobijó. Entiende a los sectores populares, sabe rescatar dirigentes de los pueblos, condiciones que suman a la atracción de Milei. No usa tanto las redes y va al “cuerpo a cuerpo”.
Por su parte Tortoriello, cree que hay un valor político en si mismo, como empresario. Persiste en esta idea y su discurso correlativo. Todo empieza y termina en él y por lo tanto exige comportamientos similares. Le cuesta conducir la pelea interna por las candidaturas, porque “eso es de la vieja política”.
Las elecciones en la provincia pondrán a prueba la representatividad de ambos sectores, quienes esperan además traer la política nacional a la campaña rionegrina con visitas, por ejemplo, de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, por Cambia Río Negro y Javier Milei, por Primero Río Negro.
Hablarán las urnas.