La bronca huérfana no encontró candidato. ADN
Hay que rastrear los datos de elecciones de muchos años atrás para encontrar un porcentaje tan bajo de votantes en una contienda provincial. El 68.23 por ciento del domingo pasado es un número bajo para la concurrencia habitual. En el 2019, votó el 73.79 por ciento; en 2015, el 75.87; en 2011, el 77.10%; en 2007, el 72.05% y en el 2003, el 73.97%. Así fue en los últimos 20 años.
Es cierto que hubo una alerta previa: en la elección municipal de Roca, el 12 de marzo, solo votó el 65% del padrón. Pero la baja asistencia sorprendió. «Faltaron más 65 mil rionegrinos votando», sentenció el consultor Vignoni.
Además, hubo 27.063 votos en blanco (6.73%) y nulos 11.327 (2.82%) un total que asciende a 38.390 votos, un porcentaje del 9.55% que supera la adhesión a Ariel Rivero (9.17%); de Casas (4.68), Zamaro (3.29), Musa (2.99), Di Tulio (1.74) y Aurelio Vázquez (1.47%).
¿Qué significa? Una rebeldía silenciosa, un signo de protesta y enojo contra la «política», con la inflación como aliada. Unos 108 mil votantes mostraron su ofuscación, pero esa bronca quedó huérfana, no encontró (en esta elección) candidato.
El resto de los electores se volcó por las variadas ofertas que hubo, pero no cambió de color político en la Casa de Gobierno. Alberto Weretilneck ganó. Se impuso por 20 puntos sobre su principal adversario y Juntos Somos Río Negro estiró su permanencia en el poder. No estaba en el ánimo del votante cambiar. Tampoco la oposición instaló la necesidad de un cambio.
Aníbal Tortoriello (Cambia Río Negro) no tuvo un discurso profundo que lo instalara en ese rol, sólo juegos semánticos. Tampoco desde su banca como diputado nacional pudo mostrar un trabajo en beneficio para los rionegrinos. Quizás existieron proyectos en la Cámara Baja pero no se conocieron, ni se difundieron. Producción magra. Fue tan inadvertida que ni siquiera sus opositores referenciaron esta ausencia en los discursos de campaña.
Tortoriello no fue el cambio. Perdió la oportunidad ¿Quién entonces? Tampoco Ariel Rivero (Primero Río Negro) que compartió el mismo electorado e hizo una elección aceptable, pensando en el poco tiempo de su armado. Tiene cerca de un 10 por ciento, que sumó con el león de Javier Milei en la boleta.
Este espacio del centro derecha tendrá que estar atento para no recibir en la provincia los coletazos de la interna nacional (Larreta, Morales y Carrió, versus Bullrich, Macri y Milei), si quiere quedarse con las bancas del Congreso que se ponen en juego en octubre.
Números
No hay mucho adonde buscar. Terminó el escrutinio final y Juntos tuvo menos sufragios que en el 2021. Entre ambas elecciones perdió 6 puntos: en aquella elección obtuvo el 37,23%; y el domingo el 31,34%. La suma de votos de Cambia Río Negro y Primero Río Negro, fue del 32. 91%, un alerta del voto que Tortoriello no supo contener y que captó Rivero y la suma de los tres peronismos es similar al resultado del FdT (26 %) del 2021. ¿Entonces? La bronca y el descontento no encontró candidato. El castigo estuvo en las ausencias y en el voto en blanco y recurrido. En cambio, en Neuquén alcanzó para el MPN pierda su hegemonía de 60 años.
Política
Faltaron votos, pero fue un triunfo incuestionable de Weretilneck-Pesatti, con una diferencia del 20%, que no es poco.
¿A qué se debió? La estrategia electoral y la política de alianzas.
JSRN y sus aliados del PJ y la UCR contuvieron la avenida del centro izquierda, y los impactos de las protestas gremiales y sociales no engrosaron los sufragios de la oposición. Los votos del descontento no se canalizaron en la izquierda tradicional, como Aurelio Vázquez, del MAS (1.53%), ni en Frente de Izquierda de Gabriel Musa (2.99%). Tampoco en el panperonismo de Silvia Horne, Gustavo Casas, Rafael Zamaro.
Sin dudas fue un acierto adelantar las elecciones provinciales a abril, incluso marzo hubiera sido mejor.
Weretilneck leyó la elección intermedia del 2021 y supo que la base de Juntos ya no alcanzaba para garantizar un triunfo claro. Había que desarmar a la oposición, desmembrar -especialmente- a su gran adversario Tortoriello, que surgía desde el triunfo en Cipolletti y se proyectaba hacia el 2023. Logró que la UCR rompiera con el PRO, y que Milei tuviera candidatos. Una parte de la tarea estaba cumplida. Solo restaba exponer la fractura (evidente) del peronismo, que llegó justo a tiempo. Sumó un sector (Nos Une) el de Cristina Kirchner, y el otro, no resistió la hoguera de la vanidades y se partió. El domingo compitieron tres listas peronistas. Todo a pedir de boca.
Con el escenario armado, y un gobierno «competitivo», ahora sí, la elección estaba garantizada.
Lo que viene
El domingo pasó y quedó una fotografía de la jornada que será incorporada al álbum político para mirar mañana con nostalgia. ¿Qué queda? Poner en marcha estrategias para darle contenido a los votos recibidos y discutir liderazgos.
El desafío es la construcción futura, siempre atentos al crecimiento y en esto tiene ventaja el oficialismo, incluidos sus socios, porque la plataforma de lanzamiento es más grande. Llamados a la unidad, consensos, diálogos y abrir los brazos.
Juntos tiene por delante construir el “rionegrismo” y presentar a la sociedad los proyectos transformadores que prometió. Hacer política, convencer a los legisladores y buscar en nuevos acuerdos. El Parlamento cobrará importancia y será un órgano vital para revalorizar el rol democrático del debate.
Un dato sobre el futuro político nacional, teniendo en cuenta el próximo crecimiento rionegrino ligado al desarrollo energético (petróleo, gas e hidrógeno verde). Hay anuncios de un regreso al privatismo neoliberal. Cobran fuerza las palabras de Elisa Carrió, que denunció en La Nación+ que Macri, Bullrich y Milei “vienen por los negocios de Vaca Muerta”.
Conducción y liderazgos
En la oposición se estima que Cambia Río Negro, en su nuevo espacio institucional legislativo, necesitará una conducción, que no precisamente sería Tortoriello, también con funciones en el Congreso Nacional. Son 13 los legisladores, pero no todos del PRO porque la CC-ARI -aliada principal- tiene un grupo de tres encabezados por Javier Acevedo. Números que “el viejo Mendioroz”, como dijo Lilita, ya tomó nota.
Ese espacio estará representado por un interbloque de ocho legisladores del PRO, tres del ARI y dos radicales. Así funcionarán, como en el Congreso de la Nación. «Porqué acá tendría que ser distinto» aseguró una fuente.
Juntos, como el PJ y la UCR, tendrán que demostrar el acierto de apostar al gran acuerdo provincial y que las virtudes del proyecto, encarnado por Weretilneck son ciertas y posibles.
Nos Une Río Negro aportó un porcentaje a la fórmula de Juntos, para tener en cuenta. Mantiene cinco representantes en el parlamento, los municipios propios y las representaciones nacionales. Será parte del gobierno -como se prometió- y obligado a incorporar representes con capacidad profesional y técnica.
Lo mismo para la UCR, que suma dos legisladores importantes, como Lorena Matzen (Allen) y Ariel Bernatene (Roca). El radicalismo perdió el municipio de Chimpay, pero ganó Allen frente a las dos candidatas del oficialismo.
El peronismo sumó al acuerdo el 11.6% y la UCR el 7.7%.
Que le espera al peronismo? No disimular más sus permanentes divisiones internas. ¿Habrá disputa por la conducción del espacio contrario al PJ y Nos Une Río Negro?
Silvia Horne también trató de convertir una derrota en triunfo. Los votos la desmienten. ¿Qué pasará con este espacio? La cuestión es saber si podrá conducir esta etapa o cederá esa responsabilidad a María Emilia Soria. La dirigente del Movimiento Evita cosechó en toda la provincia 38.661 votos, el 10.63%, mientras que la jefa comunal roquense fue reelecta con el 59.56%, en unos de los padrones más voluminosos de la provincia.
El sorismo buscará conducir y algunas lecturas permiten diversas interpretaciones. A cuatro días de terminada las elecciones María Emilia Soria llevó a Buenos Aires a Daniela Salzotto, para una reunión con Alberto Fernández, acompañadas por la ex candidata Silvia Horne; la senadora Silvina García Larraburu y la presidenta del bloque del FdT María Eugenia Martini.
Claramente identificadas con “el albertismo” frente a la alianza Massa-Cristina, pidieron la intervención del partido y dieron al Presidente la posibilidad de festejar un triunfo en una localidad de unos 19 mil habitantes.
Esta jugada de las cinco mujeres peronistas terminó anacrónica. Fernández renunció a la reelección. La velocidad de la dinámica en la interna peronista las dejó con el paso cambiado, porque no hay espacio para las peleas. Fueron en son de guerra y beligerantes para destronar a las autoridades del PJ rionegrino. La reunión del justicialismo del viernes en la sede de Matheu, en Buenos Aires, fue por el camino inverso y emitió un mensaje de paz. No hay espacio para intervenciones. ¿Quién tiene el poder para intervenir un partido de distrito? Se empalagaron y además se consolidó el sector de Cristina Kirchner.
¿Qué pasó en las elecciones donde representantes del sorismo triunfaron, comparados con los porcentajes obtenidos por Silvia Horne, como candidata a gobernadora en la provincia?
En Viedma, la candidata de Vamos con todos tuvo el 12.29% (3.763 votos) de adhesión, mientras que Pablo Barreno, sumó el 19.13 por ciento (6.101 votos), 7 puntos más. También hay diferencias y cortes de boletas si se cruzan estos datos con Cambia Río Negro, donde Tortoriello sacó el 19.85% (6.077 votos) y su candidato a intendente Roberto Brusa llegó al 15.60% (4975votos), esos puntos de diferencia hicieron perder un concejal. Asombro para los fiscales que vieron boletas del cipoleño con el viedmense.
En el caso de Catriel, ganó la sorista Daniela Salzotto, con el 51.28% y Silvia Horne, fue votada en esa localidad por el 19.48%, una diferencia muy elocuente.
En la línea sur Fabián Pilquinao, intendente de Sierra Colorada, aliado al sorismo, obtuvo en el circuito el 48.11%; la lista sábana del sector alcanzó el 42.39%, mientras que Silvia Horne recibió el apoyo del 37.51% de los sureños.
La disputa del peronismo está en marcha y Río Negro también espera definiciones nacionales.