La solución pasa por desdolarizar
(Por Raúl Dellatorre*). – La Dirección General de Aduanas intimó a empresas que sobrefacturaban importaciones de China apelando a intermediarios de Europa y Uruguay, para obtener y llevarse al exterior los dólares que a valor oficial les proveía el Banco Central. Tan sólo en lo que va del año (hasta el 21 de abril pasado), la Aduana detectó y analizó operaciones en esta modalidad por más de 493 millones de dólares, verificando una alta concentración tanto en los rubros involucrados como en los países a través de los cuales se triangula para refacturar a un precio mayor al de origen.
El mecanismo de triangulación no sólo es un instrumento de uso empresario frecuente para la constitución de activos financieros en el exterior no declarados, sino que además en la actual situación del país, al provocar un aumento irregular de las importaciones, agrava la falta de divisas y genera mayor riesgo de inestabilidad cambiaria, lo que a su vez es aprovechado por otros especuladores en la plaza financiera y cambiaria local.
Swaps y yuanes
Esta semana, el ministro de Economía, presentó la activación del mecanismo de pago de importaciones de origen chino en moneda de ese país, yuanes, que el Banco Central podría utilizar a cuenta de los recursos del swap (acuerdo de intercambio de monedas entre ambos países) que tiene en sus reservas. «Esto permitirá que en este mes se paguen importaciones de origen chino en moneda de ese país a partir del uso del swap, que dejan de pesar sobre el flujo de salidas de dólares de nuestras reservas», explicó Sergio Massa en la oportunidad.
A partir de mayo, las autorizaciones de fondos para importar se agilizarán cuando se concreten en yuanes, porque podrán concretarse en 90 días, mientras que los pedidos para pago en dólares demandaban 180 días, agregó. «Esto supondrá reprogramar pagos en dólares y su reemplazo por pagos en yuanes por más de 1000 millones de dólares por mes», anticipó el ministro.
Es decir, una solución que implica desdolarizar una parte importante del comercio exterior, y su «yuanización», el nuevo vocablo que quizás haya que incorporar al léxico económico, que hasta Javier Milei podría incorporar.
Trianguladores
Los controles de la Aduana parecen haber acelerado la búsqueda de caminos impensados hasta hace poco en estas tierras, pero que China viene desplegando intensamente en otras latitudes. El organismo que conduce Guillermo Michel puso bajo la lupa las triangulaciones en las compras a China, logrando resultados notables.
En lo que va del año se analizaron 4803 destinaciones por 287.781.648 dólares de importaciones de mercadería fabricada en China y refacturada desde seis países europeos. El 60% de las operaciones trianguladas se concentran en tres países: Dinamarca (74,7 millones, el 26%), Francia (50,6 millones, 18%), y Suiza
(46,5 millones, 5%). Los otros tres son Italia (42,5 millones, 15%), Alemania (39,7 millones, 14%) y España (33,7 millones, 12%).
Las principales importaciones son de bienes de capital (maquinarias y fábricas «llave en mano») y las empresas importadoras son, principalmente, del sector farmacéutico, petrolero, telecomunicaciones y automotriz.
El análisis de la Dirección de Aduanas también concluye que ninguno de los productos originarios de China recibió un valor agregado comprobable en Europa: todas fueron meramente operaciones de refacturación. Es más: el manifiesto aduanero marca que la mercadería fue embarcada directamente de China a Argentina.
La misma conclusión surge del análisis de las operaciones de triangulación de las importaciones chinas vía Uruguay. En este caso, se analizaron 1790 destinaciones de importaciones de productos de origen chino y refacturados en el país vecino rioplatense, por un valor de 205.907.858 dólares. Sólo diez empresas importadoras concentran el 49 por ciento de las operaciones trianguladas vía Uruguay, por un valor de 100,3 millones de dólares. Este diario no pudo acceder al nombre de estas empresas, pero sí al rubro al cual pertenecen y el monto refacturado.
Las dos primeras pertenecen a la rama Agroquímica, con importaciones por u$s 38,9 millones la primera (19% del total de compras vía Uruguay) y 16,9 millones la segunda (8%). La tercera es de la rama Siderúrgica, con u$s 12,9 millones (6%). Es decir, que tan sólo tres empresas concentran el 33% de las importaciones chinas vía Uruguay (68,7 millones de dólares) de este año.
Las otras pertenecen al rubro Papelero (6,1 millones), Indumentaria Deportiva (5,9 millones), seguidas por dos Tecnológicas (4,8 y 3,9 millones), dos de Electrodomésticos (3,8 y 3,4 millones) y una de Servicios Petroleros (3,7 millones).
Los controles de la Aduana, sobre las importaciones trianguladas, no sólo permitió detectar millonarias maniobras de sobrefacturación, sino que además impulsó la activación del swap con China. Este mecanismo era escasamente demandado por los importadores, muchos de los cuales se tentaron además con una brecha en torno al 100% entre el dólar oficial y los financieros, para hacer «diferencias» por medio de la sobrefacturación. Ya sea para traer los dólares y venderlos al doble de su precio de compra, o directamente dejarlos afuera y fugarlos a bajo costo.
El SIRA es el trámite por el cual el importador solicita que se le asignen los dólares que necesita para importar. Pero en el caso de las compras a China, al existir un acuerdo de swap y una disponibilidad en el Banco Central de la divisa asiática, en esos casos quien adquiere en aquel país tiene una moneda alternativa.
Sería lógico que quien va a importar de China, solicite yuanes en vez de dólares. Pero no, porque parece ser más atractivo para importantes empresarios acceder a los dólares a un precio muy apetecible (el oficial mayorista), tanto que hasta triangulan la operación para conseguir más de lo necesario para pagar la compra.
Hasta principios de año (enero/febrero), la solicitud de SIRA en yuanes era insignificante, pero a partir de los controles de Aduana comenzaron a tener otro atractivo. Sólo en marzo y abril se pidieron SIRA en yuanes por el equivalente a 1040 millones de dólares, y se estima una utilización efectiva de 700 a 1000 millones por mes a partir de mayo. Si no se aborta esta modalidad por razones políticos, se abre una interesante alternativa para empezar a pensar en cómo salir de la muy nociva dependencia de la moneda estadounidense.
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