Partido-Gobierno. ADN
Juntos Somos Río Negro se reunió ayer a la mañana en Cipolletti, para relanzar la campaña de los diputados nacionales para las elecciones nacional del 22 de octubre, bajo la consigna de recuperar el deficitario resultado de las PASO, donde apenas cosechó el 10% de los votos.
Era necesario cargar las pilas, fortalecer musculatura, en un desafío que por lo menos se puede calificar de titánico. El escenario, con la irrupción de Javier Milei y la Libertad Avanza, tiene ribetes pocas veces antes visto, con una propuesta electoral -mejor que las promesas de gobierno- con elaboración de laboratorio que descolocó al resto de las fuerzas políticas que quedaron atónitas ante los votos conseguidos y sus correspondientes anclajes en la sociedad.
En la reunión no hubo críticas ni autocríticas. No era el tiempo ante las urgencias electorales y la búsqueda de una fórmula que produzca el renacer.
Será difícil porque no es la misma situación del 2019, cuando Alberto Weretilneck fue senador con el 45% de los votos, detrás de Martín Doñate, con el 52% y el retiro de la candidatura del radical Marcelo Cascón, de Juntos por el Cambio. En esa oportunidad, Luis Di Giacomo, ingresó al Congreso Nacional con el 32% frente a Martín Soria con el 45%. Hoy es otro el escenario, podría decirse incluso, que hay otro país.
JSRN enfrenta otro escollo que puede hacer trastabillar aquel dominio indiscutible en la provincia. Perdió votos desde su conformación como fuerza electoral y fue derrotado en elecciones municipales (incluido Bariloche), que obligan casi a una refundación del partido y con un jugador nuevo en la cancha, Javier Milei, que luego de octubre puede hacer fortalecer un espacio nuevo en Río Negro.
¿Qué pasó en Juntos? Perdió la centralidad de la conjunción de Partido-Gobierno. Cuando surgió aquella frase «Arabela conduce el Gobierno y Alberto el Partido», se pusieron mal las cosas, aunque se niegue hasta el cansancio.
Es un principio básico de la política que se cumple a rajatabla: ambos funcionan como un bloque homogéneo. Cuando no, todo cruje y se pone en riesgo.
Problemas que también se sufren en las coaliciones o alianzas. En JxC se podría decir que el PRO ponía a los jugadores y el ARI y el radicalismo acompañaban. Ahora frente a la pálida campaña de Patricia Bullrich y el renacer del radicalismo con sus candidatos provinciales, nada es lineal y nadie puede apostar a que después de estas elecciones nacionales, la alianza macrista siga existiendo.
El ejemplo está a pocos kilómetros. El MPN se desmembró y dio paso a una figura nueva del mismo embrión.
Alberto Fernández es presidente de un partido vaciado y hoy el peronismo transita el camino electoral con un candidato que pertenece al Frente Renovador, que tira el córner y cabecea, patea los penales y raspa a los delanteros adversarios.
¿Se equivocaron ambos? Quizás tanto Carreras como Weretilneck no dimensionaron las consecuencias de la bicefalia, sobre todo en la dirigencia, funcionarios e intendentes que tienen que hacer un esfuerzo de entendimiento sobre la ruta y las políticas.
Juntos tiene ahora que demostrar que es capaz de remontar y que también es posible una transformación. Quizás en este nuevo tiempo se profundice aquel proyecto del senador de armar el «gran acuerdo provincial» y plantear desde el 10 de diciembre un gobierno de coalición con sectores de la UCR y el PJ.
También JSRN podrá explorar en otros nichos que hoy están acompañando a JxC, que, según las encuestas, sigue en baja en la provincia, con votos -como a nivel nacional- que se fugan a Lorena Villareal.
Muchos acuerdan con Milei. Aníbal Tortoriello consideró que, en las PASO, hubo un total rechazo a la “tradicional casta política” y que fue “un grito de libertad que sorprendió a todos”, según expresó en Radio La Carretera, de Allen, donde, además, cuando fue consultado sobre quién era Milei, expresó: “me hace acordar a Juan El Bautista, un grito en el desierto, diciendo que hay que convertir todo, que hay que cambiar”.
Queda una ardua tarea para Weretilneck, que deberá fortalecer desde su próxima gestión, donde no habrá lecturas bifrontes, con activa participación del partido y que permita retomar la confianza, en un tiempo de país donde con el resultado de las elecciones nacionales se puede transitar un proceso inusitado, que genere angustia y promueva conductas de refugio en la patria chica, buscando protección y seguridades.