El cepo de Milei
(Por Ignacio Fidanza*). -El Milei pragmático que posterga los aumentos de luz y gas y quema los libros de Von Hayek para imponer desde el Estado el valor de la cuota de las prepagas, acaso expresa un proceso de asimilación de las reglas del sistema político. El espectáculo de un outsider que empieza a reconocer que el juego que decidió jugar tiene una lógica que puede forzarse, pero es imposible ignorar, al menos de manera perpetua.
Se trata de un principio de revelación -por decirlo en los términos de la religión libertaria- que explica la creciente obsesión de Milei por bajar la inflación. «La gente me votó para que baje la inflación y termine con la inseguridad, si yo logró bajar la inflación y vos que dejen de matar a la gente, el año que viene arrasamos», le dijo Milei a Patricia Bullrich en la última reunión de gabinete.
Mismas reuniones en las que suele descargar su odio visceral hacia los radicales. «Son unos pecho frío», es el insulto más suave que les dedica, hasta que termina registrando la presencia de Luis Petri y se apresura a abrazarlo: «No lo decía por usted». Sí, el Presidente trata de usted a su ministro de Defensa.
Pero volvamos a lo importante. Milei ya habla de las elecciones del año que viene. De ahí a plantear su reelección hay un paso. Y ya sabemos que pasa cuando un político empieza a pensar en su reelección: trata de evitar los costos políticos y se dedica a ganar tiempo.
Decir que Milei se está convirtiendo en casta es tan ingenuo como no percibir que hace rato que integra esa categoría. Son etiquetas sin importancia, videítos de Tik-Tok para la masa. Lo interesante es como esta convergencia hacia las reglas de la política impactan en el proceso libertario.
Lo primero que se observa es una moderación selectiva. No es nuevo. Pasó con Bolsonaro que no pudo privatizar todo lo que quería privatizar ni derribar el Mercosur, como le proponía su propio Milei, el ex ministro de Economía brasileño Paulo Guedes.
Pero claro, Milei se ubicó en tal extremo -no compra libros de texto para los chicos- que sus moderaciones son casi imperceptibles. Aún así, lo interesante es que no surgen de la piedad, un sentimiento ausente en el Gobierno, sino del cálculo político más frío, que siempre tiene un único objetivo: conservar el poder.
Fue así que logró sancionar por una mayoría más amplia de lo esperado, la ley bases en Diputados. «Milei entendió que no tenía mayoría parlamentaria, que debía negociar. Se olvidó de a mi me votó el 56% y tienen que hacer lo que les digo», explica un diputado aliado que fue clave en la sanción de la ley. Este giro fue acompañado de un deslizamiento interno: arriba de todo de la operación política para conseguir los votos estuvo Santiago Caputo, que ya se ubica un escalón por encima de Nicolás Posse y Guillermo Francos.
En esa lógica política el aumento de gas pasará para septiembre, cuando el frío afloje. Con dos ventajas importantes, prevenir una posible reacción de la gente y poder sostener la única buena noticia que por ahora puede exhibir el gobierno: la baja de la inflación. Por supuesto que esta decisión, como la nueva vuelta de torniquete al cepo, habla de la falta de un programa de estabilización consistente, que además nos lleva de cabeza al otro desafío que empieza a inquietar al gobierno: como volver a crecer.
En el mundo libertario que habita la cabeza de Milei y Sturzenegger esto se resuelve fácil: hay que liberar a la economía de sus regulaciones y luego sólo queda sentarse a ver como crece de manera espléndida. Por eso, el gobierno de Milei le dice a propios y extraños que la ley bases contiene los instrumentos para concretar esa tarea. Es, digamos, el plan para crecer que acompaña a la estabilización macro.
«Ellos dicen que la economía va a volver a crecer en el tercer trimestre y también dicen que ya tienen a gente trabajando en todas las reglamentaciones de la ley bases, para hacerla operativa apenas la sancione el Senado», dice un diputado que los ayudó, con una sugerente toma de distancia sobre las expectativas puestas en la ley.
Cuando se busca en la ley capítulos que se hayan diseñado para favorecer inversiones, esto es crecimiento potencial, se observan dos iniciativas: la reforma laboral y el régimen de grandes inversiones. La reforma laboral defraudó a los grandes empresarios. «Milei se asoció a la CGT», dice sin dudar uno de ellos y le baja el precio al próximo paro nacional: «les sirve a los dos, elegirse como adversarios».
«Milei había prometido eliminar las indemnizaciones que son la barrera real para tomar gente, contratar un trabajador es asumir una deuda», agrega el empresario. Es verdad, la pelea de Milei con la CGT, por momentos, tiene una aire de familia con esos espectáculos de lucha libre mexicana, donde los golpes parecen de verdad.
La reforma laboral de Milei entonces, así como está, no parece ser vista por los hombres de negocios como la gran oportunidad para sumar trabajadores, esto es crear empleo, o sea, crecer.
Mientras que el régimen de grandes inversiones tiene nombre y apellido: mineras y petroleras, dos industrias extractivas de enorme poderío que en los últimos veinte años -boom de Vaca Muerta incluido- prácticamente no se movieron de su promedio histórico de empleo registrado, que ronda el medio millón de trabajadores.
Para decirlo fácil, Elon Musk, el nuevo mejor amigo de Milei, si viene a la Argentina es por el litio. De ahí a que monte una giga fábrica de Tesla como prometió en México y sigue demorando, hay un mundo, que antes que nada le pide a Milei que levante el cepo, para poder disponer de las ganancias. El cepo, esa nariz de payaso con la que se pasea Caputo por los foros internacionales.
Esto nos lleva a una pregunta crucial para la experiencia en curso: ¿Por donde vendrá el crecimiento que promete Milei, para no caer en la temida depresión que vaticina su (ex) admirado Cavallo?. No está claro.
Tenemos entonces a una sociedad que se muerde los labios apostando a una recuperación, a la baja de la inflación -¿De paso, cuanto es una inflación baja?, ¿Cuatro por ciento mensual o cuatro por ciento anual como Chile o Brasil?-. Como sea, hablamos de sacrificio presente anclado en expectativa futura. Que es lo mismo que hablar de un préstamo del que conocemos la tasa, pero no sabemos cuando vence.
* Fundador y director de La Política Online. Periodista de profesión, estudió Cine, Ciencias de la Comunicación y es abogado egresado de la UBA.