Empetrolados. ADN

Empoderado, el presidente Javier Milei renovó su convocatoria al Pacto de Mayo, que será en Tucumán, el 9 de julio, Día de la Independencia Argentina donde la Casa Rosada pretende recrear una escena patriótica diseñada en dos sentidos: la siempre tentadora refundación de la Patria, y una muestra cabal de la argentinidad al palo entre tantos cuestionamientos a las políticas de entrega de soberanía y recursos.

El llamado surgió el 20 de junio, en Rosario, al pie del monumento a la Bandera, con Belgrano de testigo. Ni vencedores ni vencidos, un pacto magnánimo a la Moncloa con todos adentro (incluidos los ex presidentes) para dar crédito que, como en las primeras décadas del 1800, hay un auspicioso (re) inicio.

Ahora, la política vernácula hará su tarea y en unas semanas se verá la capacidad de convocatoria institucional, política y popular del Jefe de Estado que sigue más cómodo en tribunas internacionales donde puede dictar conferencias de liberalismo extremo, donde presenta al Estado (algo que administra) como el adversario a destruir.

Por ahora, el Presidente no explica en el mundo si el país seguirá siendo agroexportador, si será un jugador energético en las grandes ligas o sede del desarrollo de nuevas tecnologías, como ha insinuado en otros ámbitos, incluso en la Lay Bases. Para avanzar, deberá desarmar la estructura actual de generación de bienes de producción y servicios, y reconvertirla.

Esa es la puerta de ingreso de Neuquén y Río Negro a la «modernidad». Las provincias decidieron acompañar el entusiasmo de los empresarios del sector hidrocarburífero que creen en el plan de Milei para explotar Vaca Muerta y exportar gas al mundo, aprovechando la ventana de la transición energética. Con el RIGI como biblia, los gobernadores Rolando Figueroa y Alberto Weretilneck juegan fuerte a favor del mandatario y estarán en Tucumán para respaldarlo. Ninguno quiere dejar pasar el negocio diseñado en Nación, ni están dispuestos a que sus provincialismos se diluyan electoralmente en la nueva grieta, así que de la mano de las promesas de futuro, irán tras los altos niveles de aprobación que aún mantiene el líder libertario.

«Ya forman un tandem» se quejan desde el peronismo, chicaneando: «Weretilneck parece el vice de Figueroa». Y plantean «nosotros no queremos ser el patio trasero de Neuquén, somos Río Negro y tenemos nuestro propio proyecto de provincia». Los mensajes se cruzaron en la previa de la reunión en Catriel a la que asistieron, además de la anfitriona Daniela Salzotto, los intendentes de Roca, María Emilia Soria, y de Allen, Marcelo Román, un hombre del radicalismo que ahora se instaló en La Libertad Avanza.

Los unió el reclamo por la renegociación de los contratos petroleros. Tuvieron el respaldo de varios jefes comunales de Juntos Somos Río Negro que no pudieron hacer expresa su posición. Hay varios municipios -petroleros- del Valle que buscan terminar con las asimetrías y rediscutir una nueva ley de coparticipación. Uno de esos reclamos el año pasado llegó desde Mainqué. Su intendente Miguel Petricio asegura que en su tierra hay empresas explotando hidrocarburos y su comuna no figura en el reparto, y se queja porque «otros entraron por la ventana» como Cinco Saltos y Cipolletti sin que haya una cigüeña. También hizo su pedido Ingeniero Huergo. Su ex jefe comunal, Miguel Martínez, llevó el planteo a la justicia.

Weretilneck vuelve a la carga con los contratos pero esta vez encontró resistencia. Además de los intendentes, el Partido Justicialista emitió un duro documento y los legisladores que provienen de esa fuerza pero aún habitan en dos bloques (PJ y VcT), elevaron un pedido de informes a la Secretaría de Energía. La nueva ley le quita 5% a los municipios productores y 5% al resto de las ciudades que también reciben una parte de las regalías, en menor proporción, con la excusa de traspasar ese 10% a las Comisiones de Fomento. El tema es que antes de llegar a los pueblos, ese dinero se concentra en las cuentas de Economía, que se verá beneficiada con fondos frescos para equilibrar el FUCO, y no quedar en rojo ante el Banco Patagonia, el agente financiero que lideró la operación para pagar intereses en dólares del Plan Castello.

Río Negro profundiza su sociedad con Neuquén y abandonó el provincialismo. Comienza la era de un regionalismo con sede en el Alto Valle Oeste basado en el gas y el petróleo. ¿Qué papel juega la provincia? La exportación. En comparación con Neuquén tiene poco que ofrecer a las empresas nacionales e internacionales en materia de exploración y exportación, pero tiene salida al mar, algo de lo que carece Vaca Muerta. Esa salida es Sierra Grande, a donde ya se dirigen los caños del oleoducto y donde se diseña la planta de GNL.

Pero el proyecto depende del RIGI, un instrumento garantizado en la Ley Bases y que el Senado perfeccionó. Tanto, que el presidente de YPF le advirtió al bonaerense Axel Kicillof que si pretende que Bahía Blanca compita por el proyecto con Petronas, tiene que adherir al Régimen. Sin embargo el RIGI tiene destino de judicialización. Un reconocido economista liberal, esos a los que Milei les prestaba atención antes de asumir, alertó sobre el fiasco. Roberto Cachanosky recordó que los regímenes que se ensayaron en los 90 en La Rioja y Tierra del Fuego fracasaron. Dijo que el sistema destruye a las pymes y es perjudicial para el sistema económico argentino. Además, abre la puerta a la corrupción.

El futuro promisorio -atado a una endeblez actual- se contrasta con las penurias diarias. El repaso sobre los perjuicios que produce la gestión del gobierno nacional en la provincia es reportado hasta el hastío por distintos actores económicos, políticos, sindicales, sociales y barriales. Y eso hace mella en el Gobierno que intenta llegar lo más entero posible a las elecciones 2025 con el sueño petrolero como zanahoria. La pregunta es cuánto tracciona eso en las urnas. La misma pregunta cabe sobre la popularidad de Milei: hasta cuando resiste la gente hasta llegar a la tierra prometida?

Esta semana el conflicto gremial mostró impaciencia con la administración provincial. Ninguno aprobó la oferta salarial y la UnTER lleva dos paros y advierte sobre más medidas de fuerza. Los primeros meses del año -con la anuencia y el entendimiento de la situación- la patria gremial acompañó y aceptó tres meses bonos en negro no remunerativos. El salario se licuó brutalmente y eso dio alivio a las arcas provinciales. Pero la paciencia está llegando al final. UPCN, ATE, Asspur y UnTER ya hablan de lograr que sus representados superen la línea de la pobreza, un pedido por demás lógico: ningún trabajador formalizado debería cobrar por debajo del costo de vida.

Los gremios libran sus peleas sectoriales pero se hablan entre ellos (en mayor o menor medida) para que ninguno quede desfasado. Hay posiciones más duras, otras más dialoguistas, pero a todos los encuadra la realidad económica de un país que no da tregua. UnTER, ATE y SITRAJUR además componen un frente sindical e intentan que el Gobierno no lo desarme. Incluso lo blindan -por ahora- de los acuerdos entre Weretilneck y Rodolfo Aguiar que hace pesar en su espacio el poderío nacional. Eso es tan visible que un legislador libertario, lo cuestionó. Santiago Iabarolaza se quejó de quienes reclaman en Buenos Aires pero silencian en Río Negro.

Los conflictos atentan contra la calidad de lo servicios que brinda el Estado. En Cipolletti y Roca los médicos le hicieron caso al gobernador y están aceptando las propuestas del sector privado. Se van a donde les pagan mejor y dejan los hospitales sin cargos para cubrir especialidades y guardias.

Se inicia una semana donde desde los gremios y la oposición política (el PRO, la CC-ARI, el PJ) le piden al gobierno reanudar las paritarias y convocar a la UnTER, con una propuesta razonable y terminar el conflicto que se agravó por la beligerancia de Weretilneck al anunciar descuentos y la utilización del botón de asistencia.

Para colmo, Viedma desafió al Gobernador y declaró la Emergencia Alimentaria, con críticas al gobierno nacional y al ministro Juan Pablo Muena. La administración provincial se desentendió de los reclamos de las organizaciones sociales y dijo que no habrá intermediarios en la ayuda a la gente, pero eso no está ocurriendo y en los comedores y merenderos hay cada vez más gente y sus responsables (aún aquellos ciudadanos solidarios que no reportan en ningún espacio político) no dan abasto.

El Concejo Deliberante dio una fuerte señal y emitió un alerta sobre lo que ocurre en los barrios populares. Ocho de nueve concejales votaron la ordenanza, solo la edil libertaria se abstuvo.