Neunegro. ADN
Javier Milei consiguió un triunfo político rotundo que le permite cimentar -ahora sí- su gestión como Presidente y encarar la destrucción del estado instaurando un modelo de ultra derecha en Argentina. Se mostró lejos de las negociaciones y el toma y daca del Congreso, se dio el lujo de criticar a la casta que le terminó dando los votos que necesitaba, y ahora va por la destrucción de los acuerdos que tejieron Victoria Villarruel y Guillermo Francos con las «ratas» del Senado, para certificar que en esta etapa la «rosca» no es un entendimiento entre pares sino algo espurio que debe invalidarse de inmediato. Hay nuevos métodos.
La política sigue en shock. Los consensos duran poco y el Jefe de Estado está dispuesto a quemar todos los fusibles (funcionarios y aliados) que sean necesarios para alcanzar sus objetivos, que son económico-ideológicos basados en un concepto que se declama en varios países del mundo (Europa acaba de dar una muestra cabal de ello) donde el poder es masculino, heterosexual y blanco, al que no le interesan los límites geopolíticos de los estados, los encuadramientos normativos ni la soberanía de las patrias. El ordenador son las multinacionales. Neoliberlismo explícito.
El triunfo de Milei es exclusivo. Perdió la oposición dura del peronismo, la izquierda y el radicalismo nacional que apostaron al rechazo de plano a la Ley Bases; perdieron los gobernadores que aún no vieron los beneficios de darle las «herramientas» al Presidente (nada de lo quitado en diciembre fue devuelto) y perdieron los sectores dialoguistas que ya miran cómo los logros del Senado serán aniquilados en Diputados.
La pregunta siguiente es por qué Alberto Weretilneck jugó a favor de Milei, si ni siquiera Vialidad retomó la obra de la rotonda de Choele Choel, que se convirtió en el meme de la política nacional esta semana. Por el contrario, la obras sobre la ruta 22 comenzaron en Allen, en las puertas de la ciudad del nuevo aliado de la La Libertad Avanza, el intendente radical Marcelo Román. Río Negro no recuperó coparticipación, no le fueron devueltos el FONID ni los subsidios al transporte, de la obra pública ni un expediente en movimiento, no se retrotrajeron los despidos y algunas sedes de organismos nacionales siguen cerradas. Para colmo hubo un tarifazo de luz y gas, siguen quitando planes que beneficiaban a jubilados y personas con discapacidad, las pymes van barranca abajo de la mano de la recesión, el turismo perdió potencia y peligra la barrera sanitaria. Entonces… por qué?
«El apoyo es en expectativa» aseguran desde la Casa de Gobierno. La apuesta es al desarrollo de Vaca Muerta, y ahí se inscriben los pedidos de nacionalizar las rutas 22 y 151 (con peaje incluido) y el Tren del Valle, todos los caminos de la producción. La mirada viró. Ya no está puesta en Río Negro sino en la integración con Neuquén con epicentro en el Alto Valle, abandonando la idea de integración, equilibrio y federalismo interno, banderas históricas de Juntos Somos Río Negro.
Weretilneck puso el transportador en el mapa de la norpatagonia con el punzón en Cipolletti y trazó un círculo alrededor de dos vectores productivos que además son commodities internaciones: energía y alimentos. Así le fue presentado esta semana a Lula en Brasil el proyecto de ambas provincias, y le pidieron el regreso de Petrobras a Vaca Muerta y un pozo rionegrino en el que la compañía tiene acciones.
La jugada tiene su costado político: fortalece al oficialismo en su terruño para quitarle chances de crecimiento al siempre peligroso Aníbal Tortoriello, y desequilibra el poder del Valle buscando achicharrar a Roca, el bastión de los Soria. Del resto de la provincia, que mirará el desarrollo soñado de lejos, no podría surgir ningún dirigente con chances lo que termina de licuar el conurbano rionegrino que es Bariloche.
Eso votó Mónica Silva en el Senado. Un proyecto futuro, una visión. Eso no valida un escrache en su domicilio ni llamadas amenazantes, una práctica repudiable y antidemocrática.
¿Cómo se sostiene ese futuro prometido? Los más entusiastas aseguran que con el RIGI a todo vapor las inversiones llegarían «dentro de un año» arriesgó un economista mieísta. Por eso el Gobernador desempolvó la renegociación de los contratos petroleros que siempre brindan dólares frescos tan necesarios en esta época donde los ingresos son insuficientes. Aunque íntimamente, Weretilneck confía en que el apoyo en el Senado se transformará en algún gesto efectivo de la Casa Rosada. Confía en el Jefe de Gabinete, pero Francos no puede pasar por sobre el tándem Caputo-Milei.
El mandatario asumió su riesgo, no solo en confiar en la devolución de favores (aseguró el voto de Silva con mucha anticipación), sino también en que su exposición política en tiempos de grieta furiosa dejó otra vez al provincialismo al desnudo. Como cuando apostó a Sergio Massa y rompió la neutralidad de la que hace gala JSRN, ahora eligió un lugar y eso ya tiene un impacto que, por más relato que el oficialismo se esfuerce en instalar (la defensa de los intereses de los rionegrinos), hizo mella en la sociedad.
Juntos ya no es Juntos y Weretilneck ya no es Weretilneck. No está la potencia del momento de la creación allá por 2014 y en el medio hubo mucho desgaste del espacio y su líder. Eso también conspira contra la buena estrella y el amianto comienza a salirse y las cosas tienen más adherencia que antes. Se nota en los chisporroteos internos del oficialismo, se nota en la gestión, y se nota en la oposición que decididamente salió a armarse ilusionada en la posibilidad de llegar al Gobierno en 2027. A pesar de los avatares La Libertad Avanza sigue en su constitución, Tortoriello sueña con su propio partido y el peronismo se une. Todos juegan al 2025 y esperan dejar afuera del reparto de bancas a Juntos. «Le sacaron la ficha» dicen en el barrio. Por eso el Gobernador activó el operativo división y designó al peronista Pedro Dantas en el directorio del PROFARSE, y a Elba Mansilla de Primero Río Negro en el IPAP. Así intenta debilitar a liberales y justicialistas y se queda con el control de Campo Grande. Incluso en Juntos, no descartan alentar espacios afines a sus adversarios para las próximas elecciones.
A todos los temas que aún tiene que resolver el Gobierno, se suma la conflictividad gremial que esta semana y a coro rechazó la oferta salarial. UnTER paró el viernes y avisa que habrá más días sin clases, Asspur (aunque menos visible que hace un tiempo) mantiene el conflicto en los hospitales y la UPCN consolidó su verba opositora desde el nuevo entendimiento de Weretilneck con Rodolfo Aguiar. ATE, que juega de barrera de contención para que haya paz social, no tuvo más remedio que desechar el ofrecimiento también.
No solo en el ámbito estatal hay reclamos y conflictividad. Comercio, turismo, emprendedores, servicios están agarrados del pincel. Y la administración debe estar alerta porque volvió el malestar a la Policía. Un panorama poco alentador. Solo queda resistir y esperar la llegada de los brotes verdes.