Un Pacto total black. ADN

Pedro Pesatti no se equivocó cuando definió al Pacto de Mayo, como un simple “acto protocolar” y le bajó el precio a esa ilusión de Javier Milei de convertir a la Casa de Tucumán en un triunfo bíblico, como Enoc que caminó con Dios.  Además, ponía una red de contención a su gobernador, que si bien había asumido el compromiso de estar en la foto mostraba poco entusiasmo.

El Pacto de Mayo fue una ilusión al estilo de David Copperfield, montada por Karina Milei, con dress code: total black, donde los gobernadores otorgaron al presidente una nueva oportunidad de teatralización. Cosplay con la banda y el bastón de mando, todo de negro con el chaleco antibalas marcándole los hombros, el brushing y las patillas. Todo de negro

Esa parodia de acto vértice de la unidad nacional no le dejó mucho margen a Alberto Weretilneck, porque en estos casos la neutralidad puede ser fatal, sobre todo con el riesgo de “quedar pegado” a los cinco mandatarios del peronismo que rechazaron la invitación presidencial.

Hasta Tucumán llegó el mandatario rionegrino, enfundado en un traje negro (quizás comprado para la oportunidad), sabiendo de antemano que la vigilia del 9 de Julio, nada cambiaría para la provincia. El decálogo firmado sobre la misma mesa de la Declaración de Independencia en 1816 no suma nada, pero compromete. Pura parodia y la modosidad demostrada por Javier Milei, con los gobernadores, duró poco menos de 48 horas, cuando volvió con su verba agresiva y trató a los legisladores de “degenerados fiscales”, calificativo que roza a las modificaciones tributarias rionegrinas, aprobadas el viernes por la Legislatura.

Lo anecdótico es olvidable ante tantas actitudes destructivas. Milei logró su foto de época y de poder, con 18 gobernadores parados en la tarima. Hombres de negro, todo muy varonil. Mensaje de subordinación y disciplinamiento,

Todo sea por Río Negro y la posibilidad de “rascar” algo del frasco nacional.  El argumento.

Weretilneck volvió a Río Negro, luego de un saludo frío e indolente con el presidente, con un apretón de mano trasmitido en directo por la televisión.

Sin nada en los bolsillos, pero con la tranquilidad que ahora es visibilizado por la Casa Rosada, que no es poco ante tanta hostilidad con las provincias, regresó a Río Negro a gobernar sin plata, casi un imposible. Esos recursos que faltan podrían eventualmente llegar con el gesto de ir a Tucumán. De algo estaba seguro Weretilneck, nada conseguiría pegándose a los cinco gobernadores ausentes.

Todo el panorama venidero es contradictorio porque firmó en Tucumán -entre los 10 puntos- el compromiso colaborar a que la sumatoria del gasto nacional, provincial y municipal no supere el 25% del Producto Bruto Interno (PBI). Ese sería, a criterio de la administración libertaria, el nivel óptimo del peso del sector público consolidado sobre la economía. Hay que recordar que el gasto público equivalía al 25% del PBI en los años 90’, con el auge de la convertibilidad y el tipo de cambio atrasado.

Según un análisis realizado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), los diversos niveles de gobierno deberían disminuir la mayor parte de los distintos gastos el 81%.

Con el 65 por ciento de la masa salarial que insume los ingresos corrientes y con apenas el 10 por ciento para funcionamiento (restada coparticipación y servicios de la deuda) el panorama es tan negro como el escenario de Tucumán.

No entra en este análisis para el gobierno de Juntos practicar un ajuste, disminuir la planta de personal u otras recetas, que alteren la paz social, la gobernabilidad y lo que es peor aún, perder el gobierno.

Weretilneck movió las fichas y rompió la tranquilidad del receso invernal y puso a trabajar a los legisladores. Envió tres proyectos al parlamento -con acuerdo de ministros- que tienden a romper el magro cuadro económico rionegrino y a la vez mandar un gesto a la Casa Rosada.

Entonces, y con trámite express, cumplió con el punto número 7 del Pacto de Mayo, que establece “El compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país”.

Esto es poner en valor al RIGI en la provincia, que impulsa la profundización de las figuras extremas del extractivismo, como la gran minería, el gas y petróleo, la industria forestal y el agronegocio, todas actividades primarias. Este régimen tiene, además, una cláusula que le otorga prioridad absoluta a las grandes corporaciones para obtener los insumos que necesite en su proceso extractivo, como el uso del agua.

Sólo un gesto porque la plata de estas inversiones llegarán dentro de algunos años o nunca. La única esperanza es la radicación de la planta de GNL en el litoral atlántico rionegrino, una posibilidad que requiere superar las pretensiones, sobre el tema, de Bahía Blanca.

Otra posibilidad podría ser la planta de hidrógeno verde, de la cual no habla el gobierno de Weretilneck, también lejana y con posible mudanza de radicación en Chubut, una pérdida para Río Negro solo imputable a la desidia del oficialismo.

Estaba escrito de antemano que la única oposición sería de parte de los bloques con correspondencia con el peronismo. El resto de las bancadas que acuerdan con las políticas de Milei apoyaron el proyecto. Votación 35 a 10.

En esta agenda, el Ejecutivo también pidió el aval legislativo para prorrogar por 10 años los contratos petroleros y puso en manos de la secretaría de Energía, este proceso, que según algunos cálculos podrían permitir el ingreso de un monto aproximado a dos masas salariales.

Delegó esta tarea en el vicegobernador Pedro Pesatti y el presidente del bloque de Juntos, Facundo López, porque a los 19 legisladores oficialistas había que sumarles otras bancas y lograr mayoría. Para esto contabacon dos votos seguros de la UCR, pero faltaban al menos tres y como en otras oportunidades el bloque de la CC ARI, colaboró (porque está en su génesis el apoyo a la gobernabilidad) y entonces apareció un jugador importante para tranquilidad del Ejecutivo.

El tratamiento de este tema mostró una división en el bloque Nos Une-PJ, porque Pedro Dantas y Luis Ivancich, votaron con el oficialismo. Ambos ex intendentes tienen “liaison”, como dicen los franceses, con Weretilneck.

El tercer proyecto de Ley del gobierno, enviado al parlamento, clave en la búsqueda de plata, fue la modificación de la Ley Impositiva 5701 en el tema de ingresos brutos.

Totalmente a contra mano y contradictorio con la filosofía del anarco capitalismo, que pregona eliminar impuesto, el gobierno propuso gravar las actividades petroleras, mineras y financieras. Un RIGI al revés, que seguro merecería algún epíteto destemplado del presidente.

Y a modo de respuesta de una objeción nacional se argumentó que las modificaciones en ingresos brutos “obedecen a la clara necesidad de eficientizar la relación Gastos–Ingresos de la provincia, en un contexto de estrechez económica financiera, generado entre varios factores, por la caída en las transferencias de recursos de origen nacional a las provincias”.

“Vivir con lo nuestro” es un libro del economista desarrollista Aldo Ferrer. Un desafío para el gobierno y Juntos, con un marco nacional adonde el provincialismo es la contradicción propia del pensamiento liberal y basta leer una de las respuestas del presidente a otro economista, Carlos Melconian: “no me vengan con industrialización, porque eso es socialismo”, le espetó.

De Tucumán a Río Negro regreso con manos vacías, pero con expectativa de obtener canales de comunicación, romper el aislamiento e ingresar a la Casa Rosada con la foto en el bolsillo. Se entiende en el gobierno que -por ahora-no hay margen para otra cosa, mientras siguen con atención las encuestas que hablan del apoyo que sigue teniendo el presidente.

Se hace difícil gobernar. Hay desgaste y cansancio. Alberto Weretilneck deja espacio y actividades a Pedro Pesatti, mencionado como candidato a senador en el 2025, en quien deposita su confianza, y ante las recomendaciones de “aflojar un poco”.

Llegarán otras leyes al Congreso Nacional: anti casta, hojarasca, elecciones PASO, reforma de la ley electoral que requerirán negociaciones y acuerdos políticos. Votarle las leyes al gobierno de Milei siempre tendrá como interrogantes: ¿A cambio de qué? Y ¿Para qué?