«Aunque nos derriben mil veces…» ADN

«Aunque nos derriben mil veces, mil veces volveremos». Frase repetida por el general Juan Domingo Perón, incorporada al ideario peronista, una especie de sentencia histórica para una Argentina que vio cómo el peronismo la hacía cumplir haciendo gala del mandato de su creador.

Hoy esa premonición está en duda. La profundidad de la crisis pone en riesgo su retorno, con un ex presidente sometido al escarnio público. La gravedad de la crisis del peronismo abastece al gobierno de Milei, y en general a la derecha, con el escándalo de una vida presidencial decadente hasta en su fuero íntimo, que arrastró a casi toda la dirigencia. Sirve además para tapar las males del gobierno nacional, que hoy sufre la mayoría del pueblo argentino, incluidos, por supuesto, quienes lo votaron.

Al peronismo le resulta difícil esperanzarse en aquella frase del general, que pronostica que cuando aparece el final, el movimiento resurge y con más fuerza.

Ante esta catástrofe se instaló entre varios sectores la idea del “trasvasamiento generacional”, otra propuesta de Perón cuando convocó a la juventud desde Madrid, en los ’70, mientras organizaba su retorno del exilio. Un tema también expuesto por Cristina Kirchner, cuando en Viedma habló del bastón de mariscal.

Alvaro García Linera, ex vicepresidente de Bolivia, explicó en una oportunidad que «de una derrota moral no se sale, se recupera recién la próxima generación”.

No funciona más eso del «mal menor» y «la salida» es por la derecha. Esto es lo que se comienza a gestar en el peronismo, con responsabilidades ahora en una generación formada cuando la Argentina crecía a «tasas chinas».

Pareciera que hay una dirigencia del peronismo rionegrino que entendió la situación actual del PJ, derrotado electoralmente, políticamente y moralmente. ¿Y cual es el aprendizaje? Buscar la unidad de todos los sectores y revalorizar ese piso del 25 por ciento de electores, para volver a instalarse en las elecciones el año próximo con vistas a conquistar la gobernación en el 2027.

Un jugador competitivo en una confrontación hasta ahora de tercios y adonde pone en riesgos escaños en ambas cámaras del Congreso de la Nación.

¿Cómo se sale? Por arriba. Sergio Hernández, presidente del PJ, anunció el jueves pasado, en radio Raíces, de Viedma, que se convocará a elecciones internas abiertas, de todos los sectores, sin exclusión, para el 25 de mayo del año que viene, previo a las PASO, (que posiblemente se eliminen) y de las nacionales de 2025, donde podrán participar todas aquellas agrupaciones internas, sindicales, partidos aliados y del campo nacional y popular. Sin cláusulas proscriptivas.

Se explicó que la idea es amalgamar y retemplar. Mostrar a nivel nacional que los candidatos que surjan no responden a los acuerdos nacionales, e internamente en la provincia, romper con «acuerdos cupulares» y «el dedo», como tantas veces se denunció desde distintos sectores críticos a la conducción.

«Ahora se acabaron los comunicados de los denunciadores. Tendrán la oportunidad de demostrar cuantos votos tienen», indicó a ADN una fuente del peronismo.

La idea preconcebida en el despacho del senador Martín Doñate, puesta en consideración tuvo eco favorable. Quienes tienen responsabilidad de conducción en el partido plantearon el desafío interno y el propio Hernández, manifestó que las internas abiertas son el pedido de los afiliados cuando se recorren las unidades básicas.

La foto que muestra sonrientes a Martín Doñate y Martín Soria, en el despacho del senador, habla por si misma. Dos sectores fuertes que apuestan a la unidad y que convocaron a enfrentar al gobierno nacional. Esa es la propuesta que espera juntar a los ciudadanos que no comparten las políticas de la administración anarcocapitalista.

Nos Une Río Negro, como expresión interna que lidera Doñate, y que además es conducción mayoritaria del partido, viene de abandonar lo que se llamó el rionegrinismo, o el gran acuerdo provincial, con Juntos y la UCR, forjado con Alberto Weretilneck, con la idea de construir un poder político que permita instrumentar y defender políticas de crecimiento en Río Negro, que hoy el oficialismo lleva adelante con la UCR y el apoyo del PRO, el ARI, Primero Río Negro, y un sector de LLA. Sin el peronismo.

Fue un exceso de voluntarismo. Una idea fallida de unidad territorial de consolidar el poder, alcanzada en las urnas y sin concreción posterior.

Pero vaya paradoja. El radicalismo se mantiene en esta alianza, casi testimonial y soslayando su débil posición política en la provincia, como para arriesgarse al voto ciudadano, pero hace unos días, cuando el vicegobernador Pedro Pesatti, precisamente confirmaba la finalización de esa alianza, los legisladores de la UCR respondieron con controversia y reaccionaron duro defendiendo al coto, casi sin darse cuenta que fue el propio gobernador Weretilneck, quien en declaraciones a Radio Seis, de Bariloche, el 18 del mes pasado, declarada que el gran acuerdo provincial «hoy no tiene viabilidad».

La convocatoria a internas del peronismo como paso firme a la unidad fue tomada con preocupación en la intimidad del Gobierno, que a la par es consciente que hay problemas de gestión.

Salud es un tema y la atención en los hospitales es enclenque; problemas de seguridad, donde además hay problemas internos en las cúpulas policiales y del Ministerio que conduce Jara, y la educación, siempre imprevisible con fortaleza de un gremio que se ve atacado a nivel nacional con la declaración de esencialidad de la actividad, que en Río Negro, quiere replicar el legislador Juan Martín del PRO y además amenazado con la aplicación del presentismo en la jornada docente. Tanto que el tema salarial queda en segundo orden. El presentismo no será más que un 5 a un 10% del sueldo.

El oficialismo maneja sus tiempos y en estos espacios decidirá un eventual cambios en el gabinete. Necesita poner en la misma dinámica, a una conducción que piensa y genera políticas y acciones, a una velocidad mayor que la ejecución de algunos de sus funcionarios. Necesita respaldo de gestión, mientras el gobernador activa su protagonismo en una liga especial: la petrolera.

El esfuerzo de Alberto Weretilneck está en el proyecto energético. El tendido del oleoducto, la planta de GNL y la extracción de oro y plata en Calcatreu, suficientes compromisos que demandan atención sin respiro. En días pasados hubo alertas con alegrías, sobre un yacimiento «espejo» de otro de El Chañar, pero en Campo Grande, que generó expectativas. YPF confirmó la exploración pero faltan datos aún como para cubicar su dimensión.

El partido del gobierno tendrá un nuevo desafío en las elecciones nacionales del año próximo. Juega a una pieza muy importante: la senaduría para Pedro Pesatti. Excluyente.

Otros nombres comenzaron a sonar, para las listas de diputados como los de Bruno Pogliano y Diego Ramello, ambos intendentes exitosos y con votos propios. Todos con genética peronista. Faltan mujeres, no es que no haya, pero hay mucho sigilo en hacer nombres.

Hay distintas evaluaciones en la consideración de Juntos en las principales ciudades. Viedma, sin sorpresas; Roca, en pérdida, con fortaleza del peronismo; Cipolletti, una plaza fuerte para un adversario duro, como Aníbal Tortoriello y se mide -no sin internismos- la gestión de Rodrigo Buteler, y por último el Gran Bonete: Bariloche, que necesita orden y conducción, tarea que requerirá de mucho trabajo.

En la ciudad andina, el ministro de Gobierno Federico Lutz, que conoce la cancha, activó en estos días, y apuntó a un target joven para el diálogo. Se reunió con alrededor de medio centenar de barilochenses, donde llamó la atención la presencia -importante- de jóvenes de LLA. Fue en un conocido club de fútbol local, y el ministro no descarta nuevas reuniones -entre ellas con legisladores- para la construcción local.

Juntos también mira al gobierno nacional y espera conocer cuál será la decisión final con la LLA de Río Negro, adonde existen varios sectores dentro del mileinismo, pero con dos actores excluyentes: Lorena Villaverde y Aníbal Tortoriello.

La primera dependerá de la decisión de Karina Milei y no tiene juego propio en la provincia, sin embargo Tortoriello, quien obtuvo más de 86 mil votos en las elecciones del 2023, cuenta con peso específico en la política rionegrina.

El cipoleño espera tener su partido propio «para no depender del PRO, ni de nadie, porque después te pelean los cargos y pasa lo de ahora que de los 13 legisladores hay dos de Aníbal», comentó un dirigente.

El ex intendente de Cipolletti y actual diputado nacional quiere, primero que nada, tener el reconocimiento del partido CREO Río Negro, para decidir. Si no llega para las elecciones nacionales buscará partido para competir por una senaduría nacional.

Lo que está resuelto es el reconocimiento del bloque de la LLA, en la Legislatura de Río Negro, y se estima que será en breve. Es más, en la reunión de Cipolletti, en la primera semana de este mes, de los legisladores que votaron a favor el RIGI, con el titular de YPF, Horacio Marín, Santiago Ibarrolaza fue presentado como integrante del nuevo bloque de la LLA de la Legislatura provincial. Ya está.

El análisis del futuro del mileinismo en Río Negro, será una definición de suma importancia para la política doméstica, ya que a decir de algunos observadores, para el armado provincial también existe la posibilidad de un acuerdo con el gobernador Alberto Weretilneck. Consultado un referente de LLA rionegrina sobre esta posibilidad, no la descartó y confió que «de ser así nos obliga arreglar con Juntos para el 2025».