Atacar el problema de la salud pública es prioritario

(ADN). – Si bien la estrategia más importante del gobierno está puesta en el desarrollo energético con protagonismo provincial, a partir de la cuota parte que corresponde de la explotación de Vaca Muerta, el Ejecutivo provincial está atento por estas horas en buscar un nuevo ministro de Salud y atacar los problemas que se generan en la atención hospitalaria, que es una fuerte demanda de la sociedad rionegrina, donde un paciente que sale enojado de un nosocomio se eleja de la adhesión al oficialismo y es un vocero multiplicador del descontento.

Para el jueves está prevista la asunción de los ministros de Gobierno Fabián Gatti y de Modernización, Luis Lutz, quienes tendrán nuevas responsabilidades en el gabinete atento al objetivo puesto en marcha por el gobernador, de agilizar la gestión con una nueva mirada, responsabilidad que también recaerá en Milton Dumrauf, en la nueva secretaría de Estrategia, pero falta ocupar el cargo que dejó vacante Ana Rebeca Senesi, quien no cumplió con las expectativas que el propio mandatario había puesto en su gestión. Por supuesto, que no elude responsabilidades de la secretaria de Planificacion y Gestión Administrativa Myrna Lamberto y del secretario de Acceso a la Salud y Relaciones Institucionales, Jose Nazario Pacayut, integrantes del equipo de conducción del ministerio.

La búsqueda está orientada a contar con una cartera sanitaria que conjuge el conocimiento y experiencia en la salud pública, con la administración de los recursos, ya que desde el gobierno se entiende que se gastó e invirtió mucho y no luce, al tiempo que aumentan las críticas y las demandas.

No está ausente en este análisis la cuestión salarial y la interlocución con los profesionales y trabajadores de la salud, adonde tanto como UPCN, como ATE, perdieron terreno en beneficio de ASSPUR e incluso en los no encuadrados, que se identifican como autoconvocados.

Son varias las alternativas que se manejan para cubir Salud, y se camina con pies de plomo, aunque hay un nombre de reputación y experiencia, que es Leonardo Gil, quien fuera hasta julio pasado el director del hospital de Bariloche. Hasta acá, solo versiones.

Falta una política de Estado que arme un sistema con mejoras continuas en el acceso, cobertura y calidad de atención. Hay -al igual que en la medicina privada- problemas en los turnos médicos, los consultorios de especialidades y en las guardias no se da abasto en la atención de pacientes. Conclusión, rionegrinos enojados por largas colas y espera para ser atendidos.

También hubo un quiebre con las prepagas y las obras sociales, por la liberalización del valor de las cuotas y la pauperización salarial en los gremios que no pueden atender todas las prestaciones a los afiliados. Caso testigo, es el poco descuento en medicamentos por parte del IPROSS. No hubo mejoras que puedan ofrecer una atención médica calidad, en tiempo y forma. 

No es ajena a esta situación, la agudización de la crisis económica y social en Argentina que puso nuevamente en evidencia las debilidades e inconsistencias de nuestro sistema de salud, en particular, de nuestro sistema de seguridad social.

Río Negro no es la excepción, cuando además la actual crisis entre financiadores y prestadores, se expresa en la decisión de estos últimos de cobrarles de manera directa un plus a los afiliados del sistema. Justifican este pago por la disconformidad con los montos y tiempos de pago de sus aranceles.

También el gobierno entiende que también hay un problema en la administración de los recursos que se destinan a salud, que muchas veces son muchos y sin embargo no tienen las consecuencias deseadas. Por esto desde el Ejecutivo se piensa que la nueva administración tendrá un experto en números, incluso junto a los directores de hospitales, donde esos administradores compartan la responsabilidad del buen uso de los fondos. Un punto aparte será la cuestión salarial, que siempre pone el marco del funcionamiento del sistema.