Un 2025 complicado para el Gobierno en el Senado
(ADN). – La expulsión de Edgardo Kueider del Senado de la Nación no solo propinó un fuerte golpe al cuerpo legislativo, sino que también sus esquirlas golpearon a la bancada oficialista de La Libertad Avanza, que solo cuenta con seis seis senadores propios y necesita de la ayuda de la totalidad del PRO, la Unión Cívica Radical (UCR) y los bloques denominados «federales».
Con el engrosamiento del interbloque peronista -con la eyección de Kueider pasará de 33 a 34 senadores, ya que la reemplazante del entrerriano es una integrante de la agrupación La Cámpora-, el voto de los partidos aliados vuelve a cotizarse como en el paso de la Ley Bases y el paquete fiscal, ambos proyectos que fueron aprobados en general con lo justo.
La vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, contó durante casi todo el año con 39 votos, difíciles de reunir, pero con apertura para la discusión. Eso le permitió equilibrar la cancha inclinada que le propinó el espacio administrado por José Mayans (Formosa), de oposición obstruccionista a lo largo del 2024.
Sin embargo, a la salida de Kueider se le plegó la licencia, que había sido pedida antes, del radical Víctor Zimmerman (Chaco), que la renovó hasta el 28 de febrero. Por esa razón, el oficialismo tiene los votos justos para habilitar las discusiones en el recinto con 37 votos si es que el Poder Ejecutivo habilita el período extraordinario.
Los principales espacios a mirar, y que volvieron a aumentar su valor, están las provincias. Hay dos puntualmente que se mueven al compás del toma y daca: los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano. Si bien el gobernador Claudio Vidal mantiene un trato cordial con la Casa Rosada, ambos legisladores suelen mostrar gestos de autonomía.
Quien padeció algunas de esas acciones fue Villarruel y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en plena puja por el dictamen habilitante para llevar la Ley Bases al recinto del Senado a mediados del 2024.
El costo de la negociación fue alto para Francos, que se vio obligado a imponer un artículo que modificaba las regalías mineras. Si bien están fijadas para el 3 por ciento en proyectos vigentes, Carambia recién firmó el despacho cuando el jefe de la administración mileísta aceptó su pedido que consistía en elevar el piso a 5 por ciento, aunque no obligatorio.
Sin estos dos porotos, sumado a la ausencia de Zimmermann y el eyectado Kueider, el oficialismo ni siquiera tendría quorum propio. Siguiendo la lógica de comportamiento de los movimientos pendulares de los santacruceños a lo largo del 2024, harán sentirle el rigor al oficialismo.
También en el horizonte aparece la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. Si bien Silva ejecuta de manera vertical lo que le pide su gobernador, Alberto Weretilneck, en el caso de Crexell no es así. Se trata de una de las representantes provinciales más zigzagueantes y con autonomía total del neuquino Rolando Figueroa.
En el litoral el panorama es similar al caso de Silva. Los senadores Sonia Rojas Decut y Carlos Arce componen la bancada del Frente Renovador de la Concordia Social, del misionero Carlos Rovira. Si bien la provincia es gobernada por Hugo Passalacqua, el histórico Rovira aún está en la sombra y maneja los hilos al ritmo de su vínculo con el oficialismo.
Información de NA