¿En qué momento de la convertibilidad estamos?

(ADN-Informe de Celag*). – El debate económico transcurre sin consenso entre los que ven una novedad en las políticas de Milei, augurando que nos llevarán al paraíso, y quienes sostenemos que es una mala copia de otros episodios que condujeron al país a crisis profundas de endeudamiento y depresión económica sin que siquiera hayan servido para resolver el problema de la inflación (que sirvió para justificar estas políticas industricidas).

Los que tienen la percepción de que estamos viviendo un deja vú de la Convertibilidad es porque sufrimos una copia de ese programa dirigido por Cavallo, que está conduciendo a una crisis tan predecible que hasta el FMI la vio venir (aunque tarde, como siempre). Como Benjamin Button, al parir su esquema económico Milei gozó de la inocencia aparente de un recién nacido, pero ha quemado etapas y envejecido rápidamente; por eso, en esta nota analizamos cuál es la antigüedad real (no la cronológica) del esquema económico de Milei, poniendo sus resultados en contraste con el Plan de Convertibilidad. Estimamos la edad real del esquema económico de Milei en base a cuánto tardó la Convertibilidad en alcanzar los registros que Milei logró en solo un año de mandato.

Perjuicio a los trabajadores

En términos de perjuicio a los trabajadores, la crisis de la Convertibilidad tardó 4 años en reducir su participación en el PIB por debajo del 44%. La miniconvertibilidad de Milei lo logró en el primer año, bajándola al 43,2% desde el 45,5% de 2023. La predisposición que tiene el Gobierno nacional a desregular toda la economía -a excepción de las pretensiones salariales de los trabajadores en los convenios colectivos- indica que seguirá el mismo derrotero de caída sin recuperación a la vista.

Así, en términos de distribución del Ingreso nacional, la miniconvertibilidad de Milei consiguió en un año lo que tomó cuatro en el Plan de Convertibilidad.

Poder adquisitivo del salario

La caída de la participación de los trabajadores en el ingreso se explica por el desplome en los salarios reales. Durante la Convertibilidad, el salario real no bajó del 6% respecto al año de inicio (1991), mientras que Milei lo redujo en un 6,8% en un solo año. En realidad, hubo que esperar a la crisis del año 2002, cuando el salario real cayó un 24%, para encontrar un registro de caída más elevado que el que produjo Milei en solo un año. Así, en el sentido de los salarios reales, el esquema de Milei de solo un año ha provocado el mismo daño que la Convertibilidad en 10.

Desempleo

El gran problema durante la convertibilidad no fue el salario, sino sostener el empleo. Durante los dos primeros años de la Convertibilidad, a pesar de las privatizaciones, el desempleo prácticamente se mantuvo estable los dos primeros años, y recién en 1993 subió de 6,9% a 9,9%. A partir de la Crisis del Tequila se petrificó la incapacidad del modelo de la Convertibilidad para crear empleos, duplicándose la tasa de desempleo, y se mantuvo siempre por encima de los dos dígitos.

En el primer año de Milei, el desempleo subió 1,2 puntos. El aumento del desempleo en Argentina va más rápido que durante la Convertibilidad, que recién mostró un aumento superior al punto porcentual respecto a 1990 (a los 3 años de iniciada).

Exportaciones e importaciones

En 2024, como consecuencia de la crisis de la economía real, las importaciones bajaron un 17,5% en el año, mientras que las exportaciones aumentaron un 19,4%. Esto se explica por la mejoría de las condiciones climáticas, en contraste con la sequía que afectó la cosecha de 2023. Durante la Convertibilidad, los años más parecidos al 2024 son el 2000 y 2001. En esos dos años acumulados las exportaciones crecieron un 14% y las importaciones cayeron un 20% como consecuencia de la crisis de tres años consecutivos que ya atravesaba el país.

Saldo del comercio internacional

El saldo del comercio exterior en 2024 acumuló un superávit estimado en USD 18,9 mil millones. Ello representa un 23% de las exportaciones, como consecuencia de la mejora en las exportaciones primarias gracias a la cosecha y la contracción de las importaciones resultante de la crisis. Durante la Convertibilidad, el primer año superavitario fue 1995 (representó el 4% de las exportaciones), el segundo el 2000 (4% de las exportaciones) y el último 2001, cuando alcanzó un superávit idéntico al actual, equivalente al 23% de las exportaciones. Nuevamente, la miniconvertibilidad de Milei necesita generar las condiciones superavitarias de 2000 para evitar el deterioro del nivel de reservas.

Reservas

Las reservas internacionales durante la Convertibilidad llegaron a su techo en el año 1998 -cuando ya se había agotado el grueso de los ingresos por privatizaciones-, acumulando unos 35 mil millones de dólares que, ajustando por la inflación en dólares de EE. UU., serían equivalentes, en poder adquisitivo a 67 mil millones de dólares de la actualidad.[1] A partir de entonces se mantuvieron estancadas con algunas oscilaciones, respondiendo a préstamos financieros internacionales con el FMI (2000) o el Blindaje y el Megacanje. Durante el Gobierno de Milei, la trayectoria también parece haber encontrado un techo en torno a los 30 mil millones de dólares que alcanzó en abril de 2024 (menos de la mitad que el valor actual que tendrían las reservas disponibles durante la Convertibilidad) y, a partir de entonces, declinó y solo pudo recuperarse gracias al blanqueo de capitales (aunque actualmente ha retrocedido hasta los 30 mil millones).

Deuda pública

En ningún año durante la Convertibilidad la deuda pública ha crecido tanto como durante el primer año de Milei (16%). De hecho, fue necesario que transcurrieran 4 años para que la Convertibilidad superara este crecimiento del 16% de la deuda. El año 1995, afectado por el Tequila, fue el que tuvo el crecimiento de la deuda más similar al actual (12%) y el único con dos dígitos de crecimiento.

Crecimiento

Los primeros años de la Convertibilidad fueron de alto crecimiento. La Crisis del Tequila produjo la primera contracción del PIB, de 2,8%, significativamente menor a la caída de la economía en el primer año de Milei, que se estima en 3,5%. El segundo período de contracción económica fueron los tres últimos años de vigencia de la Convertibilidad (1999-2001) cuando la economía cayó un 2,9% promedio anual (-4,4% en 2001). En términos de caída del PIB, la miniconvertibilidad de Milei es más semejante a los años 1995 y 1999-2001, con la salvedad de que esos decrecimientos durante la Convertibilidad fueron agravados por choques internacionales, mientras que en 2024 la crisis fue una consecuencia de decisiones autónomas del Gobierno.

Inversión

La tasa de inversión del primer año de Milei se ubicó en el 16,8% del PIB. Es una de las tasas más bajas de la historia, menor a la que tuvo nuestro país cuando la Crisis del Tequila afectó la confianza, y equivalente a la tasa de inversión de 2000, cuando el modelo de Convertibilidad ya era insalvable. Así, la tasa de inversión durante el Gobierno de Milei es similar a la que mostró la economía argentina a los 10 años de iniciada.

La tasa de inversión del primer año de gobierno de Milei en los primeros cuatro trimestres se ubica por debajo del 17%, un registro bajo -característico de etapas de crisis-, como durante 1995 tras la Crisis del Tequila y los años 2000 y 2001.

Atraso del tipo de cambio real

No es la primera vez que Argentina opta por abrir su economía y atrasar el tipo de cambio, es decir, abaratar el precio del dólar como instrumento para controlar la inflación. Esta combinación de políticas se aplicó también durante el Gobierno de Martínez de Hoz en los ‘70 y durante la Convertibilidad veinte años después.  En ambos casos, expusieron la producción nacional a la competencia externa en condiciones desventajosas, ya que el dólar barato encarece artificialmente la producción argentina dificultando su capacidad para competir con el resto del mundo. De esta manera, se contrae la producción, se destruyen empleos, se desangran las divisas por los canales del comercio y el turismo y, por si esto fuera poco, el éxito antiinflacionario solo es aparente, ya que a mediano plazo la inflación se dispara cuando se agotan las divisas -provocando una crisis de balanza de pagos-, y el tipo de cambio se devalúa corrigiendo por la fuerza de los hechos el desequilibrio macroeconómico que la voluntad del Gobierno no puede sostener.

El tipo de cambio promedio de la Convertibilidad fue un 2% más alto que el actual. Es decir, en la miniconvertibilidad de Milei el tipo de cambio está más apreciado que durante la Convertibilidad. Desde que comenzó el Plan de Convertibilidad el tipo de cambio comenzó a apreciarse y alcanzó el nivel actual en febrero de 1993, a los dos años de haber comenzado el programa.

Conclusiones

De las 10 variables analizadas (tabla 1), surge que la edad promedio del esquema económico de Milei es igual a 6,8 años de transcurso Plan de Convertibilidad, por lo que el recorrido del primer año de gobierno de Milei sería equivalente al 62% de los 11 años que duró la convertibilidad. A este ritmo, el esquema económico actual encontraría los límites que encontró la Convertibilidad antes de que termine 2025, un lapso de tiempo más parecido al que duró la ‘tablita cambiaria’ de Martínez de Hoz (3 años) que al de la Convertibilidad (11 años). La intención de este análisis es mostrar la semejanza entre el derrotero económico de Milei y la Convertibilidad, que concluyó como concluyó.

Sabemos que este esquema está adelantando etapas y envejeciendo prematuramente, pero lo hace a distintos ritmos. El deterioro social va muy rápido, aunque el desempleo va más lento que el deterioro de los salarios; los intercambios con el resto del mundo son los que están más envejecidos junto a la inversión, mientras que el tipo de cambio real -tan apreciado en la actualidad como la Convertibilidad al segundo año- es el factor común que comparten tanto el programa de Martínez de Hoz como la Convertibilidad y que explica el fracaso de estos dos programas. 

Bautizaron como “Convertibilidad” al modelo de Cavallo. El esquema de Milei no tiene nombre. Pero, aunque lleve al mismo destino, aún resulta innombrable.

*Trabajo elaborado por Guillermo Oglietti y Alfredo Serrano Mancilla