Fruticultura: el Alto Valle pierde terreno con Sudáfrica

(ADN).- La industria frutícola de Sudáfrica sigue en ascenso con proyecciones optimistas para la exportación de peras y manzanas, mientras que Argentina enfrenta una crisis estructural que limita su competitividad en el mercado global. No es el único país del Hemisferio Sur que desde hace tiempo comenzó a desplazar al país en materia de producción, comercialización y exportación. También Chile y Nueva Zelanda.

Según datos de Hortgro, la organización que representa a los productores de frutas de pepita en Sudáfrica, el país africano proyecta un crecimiento del 4% en la exportación de peras y un 5% en la de manzanas durante la temporada 2025. En contraste, la fruticultura argentina experimenta un retroceso debido a la caída de la rentabilidad y la falta de competitividad internacional.

¿Qué es lo que diferencia a una misma actividad para que, en países con similares condiciones agroecológicas, en un caso pueda coexistir una industria exitosa y en otro se encuentre en un proceso de crisis estructural permanente?

Algunos datos que explicarían la pregunta -indica un informe del diario La Mañana de Neuquén- está en la superficie plantada, el rendimiento por hectárea, el poco volumen de exportación y las variedades de la fruta, entre otros.

Según concluye el informe del matutino, el Valle de Río Negro y Neuquén está encaminado a seguir profundizando su crisis si mantiene su estructura de matriz comercial asentada solo en el mercado interno y la industria de concentrado, que absorbe fundamentalmente fruta de descarte. Sin el apalancamiento de la exportación, no hay sistema productivo de la manzana que pueda desarrollarse en el actual contexto internacional.

Por otra parte está claro que, con los actuales niveles de productividad por hectárea, no hay forma de salir de esta coyuntura. Argentina es uno de los países que presenta más bajos niveles de productividad en sus manzanas. Nueva Zelanda, Sudáfrica, Australia, Chile, Estados Unidos, Europa y hasta Brasil, hoy superan al valle de Río Negro y Neuquén en este indicador. Los productores y empresarios locales deben trabajar rápidamente sobre esta variable para no solo conseguir más kilos por hectáreas sino más cajas embaladas por unidad de superficie.

El condicionamiento de las nuevas reglas de juego de la economía, es otra de las variables a analizar. Con la llegada del nuevo gobierno encabezado por Javier Milei, está claro que cambio el negocio para la fruticultura del Valle. En las últimas décadas fue un negocio financiero. Hoy es prácticamente comercial, teniendo en cuenta que todavía quedan algunas ventanas abiertas para obtener ganancias extraordinarias a través de enjuagues financieros. Pero la realidad muestra que estas ventanas tienen a cerrarse y las utilidades extraordinarias a desaparecer. La productividad, la mejora competitiva y la rentabilidad del sector pasa a ser hoy el centro de gravedad del sistema frutícola del Valle de Río Negro y Neuquén. Si las empresas no entienden este nuevo negocio, y no realizan los ajustes necesarios para adaptarse a este contexto, deberán disminuidas sus probabilidades de poder sortear la actual crisis del sistema.