“Topsy, es de la región” ● Jorge Ocampos

“Topsy, es de la región” rezaba la clásica publicidad del supermercado, cuestión que encierra mucho más que arraigo y nostalgia. Abarca todo un entramado de comercialización y producción que ahora atraviesa momentos de zozobra.

Porque así como Topsy es de la región, también lo es la producción.
La defensa de la actividad y producción regional, no se debe enarbolar sólo al hablar de la actividad petrolera, el tan mentado “compre local” o “compre regional”.

La absorción de Topsy por parte de una gran cadena nacional, sumerge en momentos de incertidumbre y angustia a muchos productores y comerciantes regionales. Es una situación que frustra proyectos y que parece constituir una sentencia a la que debemos someternos también, tanto los rionegrinos como los neuquinos, al menos aquellos que queremos vivir en una provincia, en una región y en un país, en donde las actividades productivas, el agregado de valor a la producción primaria, sea un eje central en la economía del futuro.

Lo que hoy nos está pasando provoca indignación e impotencia, estamos asistiendo nuevamente a un proceso de concentración del mercado -en éste caso el mercado de ventas-, tal como ocurre con nuestros productores primarios. Lamentablemente, el espiral de concentración tiende a extenderse en vez de retraerse, y el impacto que producirá en el mercado laboral y en pequeños y medianos emprendimientos productivos, no resultará neutro para parte de la economía de la región.

Este es un emprendimiento surgido de iniciativas, y de capitales regionales, como fueron los aportados por la familia fundadora, Sahores-Rosauer. Surgió cuando la región emprendía una etapa de crecimiento demográfico importante, que las llevaría a convertirse en el principal conglomerado urbano del sur del país, liderado seguramente por Neuquén, pero acompañado por todo el conglomerado urbano del alto valle. Esta familia venían de rubros diferentes, pero los identificaba su vocación por los nuevos emprendimientos, por los desafíos y por la visión de lo que la región iba necesitando a medida que iba creciendo.

Los dueños del Topsy, le dieron a su empresa su impronta regional. Trataron de estar en todos los lugares, como inteligente estrategia de expansión y de captación de clientes. Pero también –y esto es central en este análisis- se vincularon con los proveedores locales que estuvieron en condiciones de surtirlos de productos, primarios y elaborados. E incentivaron a otros, para que se pusieran a tono con el desafío.

Esa es una de las diferencias sustanciales con quienes integrando cadenas nacionales e internacionales, llegaron para copar la plaza e ir desplazando a los pequeños y medianos comercios locales, sustituyendo producción local por elaboraciones foráneas, en una lícita pero peligrosa -desde el punto de vista estrictamente regional- maniobra comercial. Y no creo que de eso se trate el desarrollo.

Topsy tuvo compromiso con los intereses regionales; los defendió y alimentó. El resto llegó para llevarse los recursos de una plaza cada vez más codiciada. Esa actitud de la empresa local permitió crear un racimo de emprendimientos, que formaron un sistema de interdependencia con el centro de ventas y abastecimiento, que desde su casa principal se fue expandiendo hacia barrios y otros ciudades cercanas.
Vamos perdiendo la batalla; de a poco, en el sentido que los productos y servicios generados en otras partes del país y del mundo, van desplazando a las generados por aquí. A veces, por defectos nuestros, pero la mayoría por la crudeza de las leyes del impiadoso mercado y de las grandes empresas que prácticamente se apropian de los consumidores locales, a los que captan con mil recursos y artimañas.

A estas grandes cadenas de las que menciono no les interesa el fomento ni la atención de las producciones locales. Tienen sus estructuras ya diseñadas, sus formas de compras centralizadas y sus estrategias para tratar con los productores, en las que no son necesariamente contemplados los locales, sin perjuicio de ello, los propietarios de Topsy, tienen plenos derechos a vender sus comercios. Eso no está en discusión. Aunque esto significará perder una marca, un sello regional identificatorio, emblemático, lo que no se puede desestimar como valor a defender.

De esta manera, desaparece una fuente de trabajo importante, que será reemplazada parcialmente por los nuevos dueños; pero los proveedores de productos frescos y servicios locales y regionales, ya están pensando en lo que deberán hacer, para evitar colapsar. En este marco, desde los gobiernos, debemos sostener las actividades productivas, incentivando la compra de productos primarios y elaborados locales, no solo cuando se trate de defender la actividad petrolera. Topsy, es de la región, y también la producción.

PRENSA LEGISLADOR PROVINCIAL
JORGE OCAMPOS
BLOQUE CC-ARI