La Iglesia respaldó que los presos cobren por trabajar
Capital Federal.- Desde la Iglesia salieron a apoyar el pronunciamiento de un tribunal a favor de que los presos que trabajan cobren un salario y aguinaldo, un criterio que disparó en los últimos días una fuerte polémica. Además, pidieron que haya más posibilidades de trabajo para los detenidos. «Esta decisión judicial indudablemente implica una toma de posición: los derechos sociales propios del que trabaja también corresponden al preso que trabaja», dijo a Clarín el obispo de Viedma y titular de la Pastoral Penitenciaria del Episcopado, monseñor Esteban Laxague.
Sin embargo, el religiosos consideró que «al poner este derecho de un trabajador privado de libertad, debería llevar también a poner a la luz la realidad de que la gran mayoría de los presos no pueden ejercer ni el derecho ni el deber de trabajar. Esta es la realidad más dura -añadió-, que no se debe ocultar, ya que sin ese derecho y deber garantizados, ninguna cárcel podrá lograr su objetivo de insertar a esas personas en la vida de la sociedad».
Monseñor Laxague fue consultado tras el fallo de la Sala II de la Cámara de Casación Penal, que exigió equiparar los derechos laborales de los presos del Servicio Penitenciario Federal (SPF) a los del resto de los trabajadores. Para el obispo -principal referente de la Iglesia en materia penitenciaria-, «esta decisión judicial corrobora y exige lo que ya en algunos centros de detención se practica, no en muchos ciertamente». Con todo, señaló que «las propuestas de los centros de detención están lejos de ofrecer el trabajo como un deber de todos en cuanto su ser ciudadano».
Al respecto, apuntó: Si intentamos encuadrar a los presos en los derechos laborales, también hay que hacerlo en las posibilidades, deberes y exigencias que implica el mundo laboral. El mismo Estado que propone estos beneficios sociales debe también garantizar propuestas laborales serias para los privados de libertad». Y completó: «Avanzar en esto es prioritario, sino esos derechos laborales no tienen dónde sostenerse y se vuelven injustos».
En la entrevista con Clarín, Laxague opinó que ante la controversia que desató el fallo cabe hacerse una pregunta: «¿Quiénes son los presos para nosotros, para la sociedad en general, para el Estado? Según el concepto que tenemos, las respuestas se inclinarán para un lado o para el otro». Y consideró que «estar frente a un preso es estar frente a una persona con sus derechos y obligaciones».
Pero la reacción en este punto concreto fue muy adversa en vastos sectores de la sociedad.
Podríamos decir que la respuesta adversa es desde el dolor, la indignación… y en algunos desde la idea de que el preso debe estar privado de todos sus derechos y, por lo tanto, ni hablar de los derechos laborales. Quienes en la sociedad diariamente ponen su esfuerzo y tiempo trabajando y no gozan de estos derechos laborales ven en esa medida a favor de los presos como que una vez más son olvidados y postergados, se ven castigados. Por otro lado, quienes han padecido situaciones de violencia, de delitos, ven entonces en esta medida que los victimarios son más considerados y cuidados que ellos mismos, las víctimas.
De todas maneras, como usted dice, los que trabajan en las cárceles son muy pocos (del orden del 15%), y también los que estudian…
Efectivamente. Los presos que trabajan son muy pocos porque las condiciones en las cárceles no favorecen el trabajo. No hay lugar, no hay capacitadores, no hay propuestas laborales formales, no hay convenios con empresas o fábricas, etc. En las cárceles nada ayuda a crear y cultivar la cultura del trabajo. Y el estudio es muy postergado: no hay ámbitos escolares, ni empeño por un buen nivel educativo, ni estímulo, ni espacio físico.
En el último plenario de obispos, de noviembre, se expresó preocupación por la situación de las cárceles…
Ya lo habíamos dicho en una declaración en mayo. Allí decíamos que ningún delito justifica el maltrato o la falta de respeto a la dignidad de los detenidos. Gracias a Dios, algunos cumplen la palabra de Jesús: ‘Estuve preso y me visitaron'».