“Se perdió una oportunidad única para reactivar la fruticultura” ● Ariel Rivero
Creer que esta es una provincia fruticola solamente por las superficies plantadas o las toneladas de fruta cochechada en temporada, es un pensamiento retrógrado. A la actividad hay que mirarla íntregramente. Hay que pensar en capacitación y tecnología para lograr no sólo mejores productos, sino complejas y eficientes cadenas de comercialización.
Para todo eso se necesita inversión, y es responsabilidad del Estado estar junto al pequeño y mediano productor en las diferentes etapas del proceso, para guiar, para asistir, para allanar los caminos que ellos no pueden.
Son ya muchos los gobiernos que han pasado por esta provincia y muchos los políticos que se han llenado la boca de promesas sobre este tema, pero nunca se lo tomó en serio, se analizó la verdaderas dificultades y se pensó con la cabeza abierta y la mirada puesta en el futuo. No será el gobierno actual quien cambié esta historia y eso quedó evidenciado en la última sesión legislativa.
Había una propuesta concreta, que consistía en que se destinara un porcentaje menor -pero no menos significativo- de lo obtenido en los bonos fijos que pagarán las empresas petroleras con las que se renegociarán los contratos de explotación de hidrocarburo. Se lo pensaba como la llegada de dinero fresco, pero también y por qué no, como una devolución al corrimiento de una actividad en favor de la otra.
Todo sin perjudicar a los actuales beneficiarios de los bonos petroleros, que son por ley, todos los municipios rionegrinos, sean productores o no de hidrocarburos. Ese 7 por ciento debe mantenerse, no nos quedan dudas.
Días atrás se alcanzó un acuerdo importantísimo con la empresa estatal YPF. En el primer semestre del 2015 seguramente se hará lo mismo con otras petroleras. Muchas de las explotaciones hidrocarburíferas están ubicadas en la zona donde se desarrollan los cultivos. No sería entonces importante que ambas actividades, que dan trabajo a tanta gente -directo e indirecto- pudieran convivir y retroalimentarse?
Los gobiernos radicales no se ocuparon del sector con el potencial que este tiene. Se encargaron de dar dádivas cuando llegaba la época de cosechas y así paliar situaciones de conflicto. El actual gobierno parece seguir la misma línea. Eso se evidenció en la última sesión legislativa, cuando se aglomeraron las voluntades de los seguidores de Alberto Weretilneck y los integrantes del bloque que aún comanda Bautista Mendióroz.
Finalmente, el proyecto de fomento a la fruticultura, que tanto se discutió en el recinto, se convirtió en una norma inaplicable que sólo podrá generar conflictos en otras actividades productivas.
Pura demagogia, nada concreto, cero política de Estado para los fruticultores, una provincia paralizada. Una oportrunidad histórica desaprovechada.
Pero nosotros seguiremos intentando. No nos quedaremos con el deseo y volveremos a buscar que este sea u proyecto en serio.
Sergio Ariel Rivero