Abrazo ● Claudia Beltramino
Si Argentina es una especie de destino de Legión Extrajera, con sus apellidos de calle que forjaron fortuna con el contrabando y sus gobiernos ahora convertidos en cooperativas de trabajo, el destino de sus provincias que con El Modelo perdieron sus potestades más importantes, no parece promisorio. Entre Nueva Zelanda y Niger, siempre estaremos más cerca de los hermanos africanos.
Cada fin de año, la razón nos llama para hacer balances y lamentar todo lo que no hicimos o hicimos mal. Por suerte, el espíritu se sobrepone, pasa de largo y se arma de una lista de buenos propósitos que difícilmente cumpliremos.
Para una Provincia, el sedentarismo o el alto consumo de grasas no es un problema, asi que el fin de año llega sin siquiera el propósito de aflojarle a los postres.
Una vez más enero tumultuoso pondrá a la clase política en panza y traje de baño a “rosquear”, término de cuño PJ que no es otra cosa que persuadir, convencer, presionar y/o comprar voluntades para sumarlas a un objetivo, que este año será el de ganar la gobernación, los municipios, una banca, renovarla o ir a la cama con alguien sin que esto represente ninguna clase de compromiso meloso.
La Provincia recibirá un enorme flujo de dólares merced a la renovación de cuatro contratos petroleros. El Gobierno de Alberto Weretilneck los administrará. Nada hace pensar que exista un plan estratégico para transformar ese dinero en energía, en fábricas, en tecnología, en fuentes de trabajo legítimas, es decir, cabe aclarar que, en materia de producción preferimos algo más parecido a Corea (del Sur) que a Tierra del Fuego y sus ensamblajes.
Todo hace pensar que, Alberto Weretilneck, en nombre de su gestión, aprovechará el recurso para repartir, en lugar de 1 millón de pesos a 240 familias, o sea 4.166,66 pesos por hogar para que mejoren su situación habitacional en, pongamos que a un costo de 4,75 el ladrillo, menos de 3 metros cuadrados de pared, como hizo hace pocos días, reparta el doble, o el triple incluso.
En cualquier caso, convengamos en que a los rionegrinos no nos genera una gran preocupación el tema.
De hecho, somos reconocidos mundialmente por la Provincia de las manzanas y ahora sumamos las peras. Sin embargo, esta, nuestra principal economía está en crisis desde hace años.
Los empresarios, es decir los que compran la producción y luego la exportan o la comercializan, siguen llenándose de plata, lo que indicaría a cualquier desconocedor de la actividad que el negocio, sigue siendo bueno. Claro que no para el que pone el lomo.
Los empresarios adelantaron que solo pueden ocuparse del destino de 400 mil toneladas. El resto, tiene destino de cucurucho.
Los productores contestaron que o toda la cosecha o no cosechan nada. ¡Y agarrate Catalina con la que se puede venir!
Con exquisito sentido de la oportunidad, el Gobernador opinó que la fruticultura perdió competitividad, dijo al diario Río Negro que esto se debe, «al tipo de cambio fijo que tiene la argentina y a la inflación». Obviamente algo novedoso que no ocurría el año pasado, ni el anterior, ni el anterior al anterior. Una variable que ingresa intempestivamente dejando a todo el sector atónito y sin capacidad de respuesta.
Mientras tanto el mayor empleador de Río Negro es el Estado y no parece que esto sea una preocupación para nadie.
¿Cómo se sostiene un Estado cada vez más populoso, un Estado provincial que incorporó 8 mil nuevos empleados en estos 3 años? No hay mucho que pensar, se redobla la presión impositiva y se abandonan obras y servicios esenciales como salud, educación, seguridad y social.
¿Es posible convivir con una presión impositiva similar a la de Noruega? Obviamente no
El productor frutícola lo sabe bien.
¿Lo saben el resto de los ciudadanos rionegrinos? No. Ni aproximadamente.
En un cuarto de siglo de producir, de ser la principal economía de la Provincia, los productores no supieron comunicarle al resto de los ciudadanos su situación. No supieron exigir el lugar que deberían tener en el conjunto de la dirigencia social.
Los productores de manzanas y peras no encontraron el modo de divulgar su actividad, transmitir el valor en términos de aporte económico, de generación de empleo directo e indirecto, de impulso al desarrollo científico y tecnológico. Se conformaron con ser víctimas y recibir subsidios.
Por fin, imaginar que el Estado y la producción podrían aliarse para proyectar un Río Negro pujante y con trabajo para todos, se vuelve una utopía.
Terminamos el año y me confieso parte de los que prefieren eludir balances porque se desde antes de empezar que son más las perdidas que las ganadas, no obstante, como cada año, estoy segura, absolutamente segura que los buenos les ganarán a los malos, que la generosidad desplazará al egoísmo, que la amabilidad y los buenos gestos opacarán a las groserías, que no habrá más riñas de gallos ni en el periodismo ni en ningún otro ámbito, que nos esforzaremos por aprender, por conocer, por escuchar con atención, por compartir, por buscar el intercambio de ideas, por abrazar a los enfermos, por recordar con alegría a los que se nos fueron, por ser mejores amigos, mejores hermanos, mejores hijos, mejores padres, mejores ciudadanos, mejores personas.
Si este 2014 no fue lo que esperábamos, no fue lo que queríamos, a lo mejor el 2015 lo sea, pero por cierto, tenemos que trabajar mucho para lograrlo
Abrazo sincero para todos
Claudia Beltramino