Testigos complican a imputada de un crimen
Cipolletti.– Con la declaración de seis testigos, continuó hoy martes el juicio contra Laila Díaz Sigri, quien permanece detenida e imputada por el delito de portación de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización legal, violación de domicilio, amenazas con arma, homicidio agravado por el uso de arma de fuego, daño reiterado –12 hechos- y coacción con armas en un número indeterminado de veces, en concurso real.
El primero en declarar fue un testigo de la defensa que al momento del hecho estaba internado en terapia producto de una afección cardíaca. Debido a que la noche anterior había sufrido un ataque al corazón se encontraba medicado por lo que consultado por los jueces no recordaba nada.
El testigo había sido propuesto por la defensa de la acusada ya que Laila había dicho que en un momento de la balacera se le acercó le pidió un cigarrillo y le dijo que siga disparando.
Luego atestiguaron el comisario Pedro Garrido y el subcomisario Daniel Uribe, quienes intervinieron en la negociación dentro de la clínica con la finalidad que la acusada deponga su actitud.
Puntualmente, Garrido explicó que acudió al centro asistencial a raíz de un llamado del comando radioeléctrico que indicaba que había problemas en el lugar. Una vez allí fueron advertidos que había una persona en el segundo piso disparando, por lo que decidió preservar el lugar.
El uniformado decidió aplicar el protocolo de actuación en situaciones de crisis con rehenes para el que se había capacitado con anterioridad.
“Era una persona cuerda, consciente del lugar donde estaba. Decía que su mamá estaba muy enferma en Neuquén por culpa del médico” aclaró el funcionario. “Me voy a entregar hay una persona herida” le habría mencionado la imputada cuando sintió el ruido del arma en el suelo. Explicó que Laila estaba sentada en la silla de ruedas y que tenía proyectiles en una de sus manos y en la cartera.
Por su parte, el subcomisario Uribe sostuvo que la imputada “manejaba” la situación y que ellos trataron que tuviera lo que solicitaba para evitar que dañara a las personas. “Se controlaba y sabía lo que estaba haciendo por ahí hablaba más calmada con la voz más suave”.
Aclaró que cuando Laila se entrego el se avocó a la búsqueda de personas heridas y fue cuando encontraron el cuerpo de Carla Milla tendido en el suelo boca abajo.
Luego testificaron tres empleadas de la Fundación Médica: una mucama, una administrativa y una técnica laboratorista que trabajaba con la víctima quienes coincidieron en señalar que sintieron una “estampida” y vieron a sus compañeros correr para guarecerse de los tiros y que no salieron hasta que la policía les aviso.
Dos de las testigos conocían a la imputada ya que la habían visto concurrir por problemas de salud de su madre. La laboratorista que estaba con CarlaMilla al momento del hecho, contó que se percató de la presencia de la imputada cuando escucho que una enfermera en el acceso al sector alzó la voz y cuando volteo a ver, advirtió que Díaz Sigri les apuntaba con un arma y empezaron a correr todos los que estaban en ese sector. Que corrieron de espaldas a la acusada y empezó a sentir los disparos por lo cual perdió de vista a la víctima. Dijo que se entero que Carla había fallecido en la comisaría.
El debate reanudará el jueves a las 9 con la declaración de siete testigos; se espera que los alegatos sean el día viernes 7 de agosto.
Integran el Tribunal los jueces Pablo Repetto (presidente), César Gutiérrez Elcarás y Guillermo Baquero Lazcano. El fiscal de cámara es Gustavo Herrera y los querellantes son: por la Clínica, Guillermo Moyano y por la familia de Carla Milla, Agustín Aguilar. Los defensores oficiales Juan Pablo Piombo y Marcelo Caraballo representan a la acusada.