Para muestra, basta un botón. ADN
Los directivos del diario La Nación dieron muestra, una vez más, que no les interesa la defensa de las instituciones, como tanto pregonan, sino que sólo hacen una defensa corporativa de clase y de los grandes grupos económicos, sin olvidar nunca la protección a los militares genocidas, socios permanentes en la usurpación del Poder en la Argentina.
Con la editorial del lunes, el diario fundado por Bartolomé Mitre no hizo otra cosa más que reiterar lo que siempre hizo: presionar a los gobiernos democráticos para que no olviden “quienes realmente gobiernan al país”.
Es conocida la reunión que pidió José Claudio Escribano, vicepresidente de La Nación, con Néstor Kirchner, cuando fue electo presidente de la Nación y le entregó un documento que exigía cumplir con cinco puntos “básicos”, uno de ellos consistía en terminar con los juicios a los militares, otro pedía estrechar las relaciones con los EE.UU, no mantener relaciones con Cuba y reunirse con el empresariado.
La Nación dejó en claro que la defensa de las instituciones se reclama sólo para disfrazar un discurso democrático, pero que pierde validez cuando se trata de sus intereses. ¿Cómo se explica que pida al nuevo gobierno que presione a la Justicia para que termine con el juzgamiento de uniformados? ¿No es la Nación un diario que reclama insistentemente la independencia de los Poderes?
El editorial se presenta como una defensa a los militares procesos, pero tiene otro propósito. El trasfondo, el objetivo principal, es evitar que se avance en la Justicia con la investigación de las responsabilidades empresarias en su vinculación con la dictadura militar.
Ese es el punto. Parar cualquier “aventura” en ese terreno y es posible que finalmente el acuerdo llegue: seguir con los casos de crímenes de lesa humanidad y no avanzar en la complicidad empresaria en el último proceso militar de facto. Un cambio de figuritas donde los beneficiados sean los empresarios como la conducción de La Nación.
Muchos sectores de la Justicia estarán agradecidos, les aliviaría el compromiso de investigar, porque de hecho poco hicieron en estos temas. Vale recordar el caso de Papel Prensa, las denuncias de la familia Graiver, la protección a los monopolios en la aplicación de la Ley de Medios y si de la Nación se trata vale recordar que la Suprema Corte tiene hace dos años para resolver un tema impositivo contra el centenario matutino.