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El fin del calendario electoral habilitó a los espacios políticos a pensar en el futuro. Los oficialismos tienen en la gestión el mayor desafío. Las oposiciones, a reinterpretar las demandas sociales. Pero ninguno distrae el objetivo central: quienes ejercen poder, reproducirlo. Los que no, obtenerlo.
2015
Este año consolidó la supremacía de Juntos Somos Río Negro. El oficialismo retuvo el gobierno, ganó con propios y aliados varios municipios y tendrá un bloque mayoritario en la Legislatura. La idea de proyectar una provincia a 30 años, el crecimiento hidrocarburífero y la consolidación de un movimiento de características local, marcó el esquema de consolidación y reproducción del poder. ¿Alcanza? No. Deberá construir una relación institucional madura con Nación, lidear con reclamos salariales, cumplir expectativas de un conglomerado muy heterogéneo y, entre otras cosas, resolver problemas endémicos.
El gobierno de Alberto Weretilneck postergó hasta el año próxima la discusión salarial docente. Negó un bono navideño. Y evitó reunir la mesa de la función pública. «Pagaremos en tiempo y forma salarios y aguinaldos» repiten en la Casa de Gobierno. Un logro consolidado en esta gestión. Pero frente al fin del cepo y la devaluación, los gremios tienen menos contemplaciones. Por caso, UnTER, advirtió que corre riesgo el inicio del ciclo 2016.
Weretilneck espera -como todos- una señal del gobierno de Macri. Por ahora, los anuncios macroeconómicos no han tenido otros, complementarios para vislumbrar soluciones o respuestas. La eliminación de las retenciones son un baldazo al mar en la problemática frutícola. Los productores esperan una política más agresiva (siempre de parte del Estado) de acompañamiento al sector. Uno de los ítems más reclamados es el costo laboral. El término se recicló de los 90´. En aquel entonces, el ahora Presidente consideraba que los salarios son un costo más que tenía la industria y por lo tanto había que bajarlos. Tanto fue el reclamo, que durante la gestión de Fernando De la Rúa se votó (Banelco mediante) la flexibilización laboral. Esta semana, uno de los empresarios más poderosos del país se quejó porque Argentina paga los salarios -en dólares- más altos de Latinoamérica, y ello atenta contra la productividad.
Un dato positivo: el Ministro de Turismo de la Nación ratificó el calendario de feriados para 2016. El tan criticado esquema planteado por el kirchnerismo se mantendrá en el tiempo, como el programa de compra en cuotas Ahora 12 y los Precios Cuidados.
El marco nacional impone desafíos a la política local. No solo al oficialismo que debe gobernar, sino también a Cambiemos y el Frente para la Victoria. Esas fuerzas deberán reordenarse en este nuevo escenario.
El radicalismo ayer reunió a su Convención para aprobar la renovación de cargos. La idea es que haya elecciones internas el 28 de febrero. También buscan darle más dinamismo a los órganos partidarios. Carlos Toro sonó toda la semana como presidente de la Convención, en reemplazo de José Luis Foulkes. Los boina blanca esperan salir fortalecidos aunque el debate interno sobre el pasado será inevitable. No quieren diluirse en el macrismo y harán valer su poder territorial. Darán su respaldo al gobierno nacional, pero como UCR. Los intendentes presionan para que no haya ruido en la línea institucional con Nación y Provincia.
Por el lado del FpV el desafío es no reducirse. La espina dorsal de ese espacio es el PJ que tiene elecciones en marzo del año que viene. Una foto de la Unidad Básica de Viedma preocupó esta semana. La mesa era muy chica y sin signos de renovación. Hay incertidumbre porque no se vislumbra aún cuál es la lógica nacional. El justicialismo quedó sin referencias de poder. Y se de prever un tironeo por la conducción. En este escenario cobra importancia la figura de Miguel Pichetto, un hombre al que el macrismo no lo quiere irritar. Un síntoma: en Viedma, las delegaciones nacionales siguen con las mismas conducciones.
El Senado será la referencia de los gobernadores del PJ. El partido (que posiblemente conduzca Daniel Scioli) intentará un reagrupamiento, sin caer en sectarismos. La figura de Cristina Fernández de Kirchner sobrevuela y mantiene una fuerza aglutinada que va más allá del sello. En Río Negro, el presidente, Martín Soria, promete conducción activa. Pero algunos de sus detractores aseguran que ya tendió puentes con el gobierno nacional.
2017
Muchas de las cosas que se ponen en juego hoy, tienen como objetivo el 2017. En el terreno institucional, ese año marca el final de los mandatos de los integrantes de los organismos de control. En el oficialismo no son pocos quienes ven una renovación antes de tiempo. Por ahora, la Defensora del Pueblo y el Fiscal de Investigaciones Administrativas se sienten cómodos y ratificados. Al menos, no han recibido señales contrarias. En cambio, en el Tribunal de Cuentas se espera la salida de Juan Huentelaf. La pelea política con algunos dirigentes de Juntos Somos Río Negro alcanzó hasta ribetes personales. Y mantiene aún pendiente una disputa judicial con la legisladora Tania Lastra, quien lo denunció por violencia.
Dolores Cardell y Erika Acosta no transitan esas zozobras. Cardell fue propuesta por el Gobernador en reemplazo de Mario Sabbatella. Era su Secretaria Legal y Técnica. Se jubilará en el cargo. Acosta morigeró su postura bélica contra la gestión Weretilneck. Encontró un interlocutor válido y se aseguró llegar a 2017. Incluso volverá a presidir el año que viene el organismo. «Aún faltan cosas por hacer acá» dice la contadora, y enumera los avances en el Tribunal.
En el plano político, se renuevan bancas en el Congreso. El radicalismo quiere volver a tener un representante allí, y recuperar un espacio perdido en manos del FpV. En el PJ Javier Iud ya largó su postulación. Hace años que reclama ese espacio. Siente que el partido no ha sido justo con él. Validará títulos locales: es uno de los pocos municipios que aportó votos al Frente en junio. Pero seguramente tendrá competencia. Lo que resta definir para armar el panorama, es si el PRO irá en alianza con la UCR o no en esa elección. Y la decisión de Juntos Somos Río Negro de competir. La elección pasada no presentó candidatos, pero en 2017 la situación es diferente.
2019
Aunque faltan 4 años, muchos dirigentes ya piensan en 2019. Es un ejercicio lógico en política, que traza objetivos a corto, mediano y largo plazo. En el orden provincial, un factor determinante será la promocionada (y por ahora frenada) reforma constitucional, y el futuro que diseñe el oficialismo en base a ello.