Organismos de DDHH le pidieron a Macri la continuidad de las políticas de memoria, verdad y justicia
Los organismos de derechos humanos tuvieron su primer encuentro con el presidente Mauricio Macri. La reunión de una hora se realizó en la Quinta de Olivos, en un escenario de fría cordialidad. Llevaron al encuentro un documento en el que manifestaban “una profunda preocupación por los aspectos centrales de las políticas de derechos humanos en el país”.
En línea con la presentación hecha hace un mes en Jefatura de Gabinete, señalaron la necesidad de continuar las políticas de Estado en el proceso de memoria, verdad y justicia. Inquietud por los despidos y por el protocolo de seguridad impulsado por el gobierno como cerrojo a las manifestaciones callejeras, publicó Página/12.
Recordaron la ilegalidad de la detención de Milagro Sala y le pidieron al gobierno que la visita al país del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no sea un obstáculo para la tradicional movilización a la Plaza de Mayo, esta vez con el fondo del 40 aniversario del golpe militar. Este fue uno de los pocos puntos sobre los que obtuvieron respuesta. Macri se comprometió a “liberar” la plaza ese día y sus ministros anunciaron que Cancillería iba a coordinar los movimientos con la embajada norteamericana. También le reclamaron que pida a Obama la entrega de archivos aún no desclasificados por el gobierno estadounidense sobre el período dictatorial. El presidente contesto con un gesto. “Ah, no sabía que eso existía”, dijo sin ningún tipo de rubor.
Los visitantes percibieron al Presidente incómodo durante todo el encuentro. Hablaron de los gestos, de movimientos continuos, de mucho mirar para arriba como respondiendo “así son las cosas”.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, abrió la reunión sentada a la derecha e hizo un comentario con algo de humor sobre los desplantes. Le recordó al Presidente que no los había recibido. “Es la primera vez que nos ves”, le dijo y preguntó: “¿Qué pasó?” El miró para arriba. Silencio. Un gesto. Y cuando reaccionó, habló de ¡Cromañón! “Ahí creo que se abrió la distancia”, explicó. Y habló del momento en el que las Abuelas apoyaron al entonces jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra. “Nosotros queríamos la destitución, y yo mandé a los legisladores del PRO a votarla”, soltó, sólo para comenzar, palabras más, palabras menos. “¿Podrías haber hablado, dicho algo?”, le dijo Estela. Macri nuevamente volvió a los gestos.
Tomaron agua. Alguien vio a Jaime Durán Barba ubicado como un coach en una sala cercana. A la mesa estuvieron sentados, además de Carlotto, Haydée Castelu, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Lita Boitano, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas; Carlos Pisoni, de HIJOS y Gastón Chillier, del CELS. Por el lado del Gobierno, junto a Macri estuvieron el ministro de Justicia, Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. También estuvo la canciller Susana Malcorra.
El 27 de enero, los organismos se reunieron con el jefe de Gabinete, Marcos Peña porque Macri dijo que no tenía tiempo para recibirlos. Ese día sin embargo se fue diez minutos antes de la Casa Rosada y sí tuvo tiempo para visitar el Bellas Artes y mostrarse en una foto con el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, en medio de los cuestionamientos locales e internacionales por la detención de la parlamentaria de la Tupac. La semana pasada, a días de la llegada a Argentina del presidente de Francia, François Hollande, que tenía en agenda un encuentro con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la Casa Rosada organizó esta reunión. Si no se hubiera producido, un presidente extranjero de visita en el país habría recibido a los organismos de derechos humanos antes que el presidente argentino. Además, la visita de Obama, prevista para el 23 y 24 de marzo impulsó la visita de Macri a la ex ESMA de la semana pasada (ya que Obama podría ir a ese sitio) y apresuró también las condiciones de este encuentro.
En la reunión se plantearon los puntos de preocupación centrales del documento. Entre ellos, aspectos de la visita de Obama. Hablaron de la logística de seguridad que puede complicar la marcha programada a Plaza de Mayo: “Le pedimos al presidente que nos garantice a todos las plazas del país”, dijo Pisoni en la conferencia de prensa posterior. Quedó hecho el pedido explícito para que el presidente pida la desclasificación de documentos de Estados Unidos sobre la represión en la región, que puede servir recordó Carlotto mas tarde para encontrar a los hijos que faltan, para encontrar datos de desaparecidos y de represores. Y también cooperación en el pedido de extradición del represor Roberto Bravo por su participación en la masacre de Trelew.
La posible visita de Obama a la ex ESMA no figura en el documento, pero HIJOS encontró espacio para plantear su desacuerdo. “Le dijimos que para nosotros sería una gran provocación porque Estados Unidos participó del genocidio”, dijo Pisoni.
El vaciamiento de áreas claves dedicadas hasta ahora a impulsar las políticas públicas en el marco del proceso de memoria, verdad y justicia fue otro planteo. También hablaron de la preocupación por la continuidad de los juicios, de la búsqueda de niños apropiados, de identificación de cuerpos, de los controles de ascensos militares y de búsqueda de prófugos, que en los últimos días tuvieron reveses por despidos en áreas del Estado que se ocupaban del tema.
Macri dejó hablar. No interrumpió. Pero intervino en tres momentos. Uno, con Obama para garantizar la Plaza. Los otros dos fueron ante los reclamos por Milagro Sala y el protocolo de seguridad, en ambos para manifestar sus diferencias. Los organismos dijeron que la dirigente de la Tupac Amaru está detenida injustamente. Recordaron que funcionarios del gobierno nacional están procesados, en libertad y ocupando funciones. La primera vez, Macri respondió como lo hace habitualmente: dijo que eso es responsabilidad de la Justicia de Jujuy, que actúa de modo independiente. Hizo un chiste sobre su sobreseimiento y la verdad. Y cuando el Cels volvió a insistir con el origen ilegítimo de la detención, se levantó, se fue, aunque luego volvió. La tercera intervención estuvo ligada al protocolo de seguridad. Macri lo defendió al decir que estaba en juego una colisión de derechos. Chillier le respondió: planteó que el protocolo tiene un “enfoque represivo” y explicó que la modalidad en todo el mundo es abrir espacios de negociación de conflictos y no reprimir, una herramienta nociva y trágica en la historia argentina. La represión a los integrantes de la Murga Los reyes del Ritmo también quedó planteada. Aquí el gobierno dijo que se abrió un expediente interno. El CELS explicó que cuando preguntaron por esa investigación la respuesta que encontraron fue ambigua: no se sabía si estaban investigando a la gendarmería o no. En ese contexto, el organismo pidió acceso al expediente.
“El presidente escuchó serenamente, respondió algunas cosas con datos y garantizó la marcha del 24 de marzo” , dijo Carlotto en la conferencia de prensa que se realizó luego del encuentro. “El diálogo se abrió –subrayó– y eso es muy positivo”. En la mesa estuvieron los cuatro integrantes de los organismos con Garavano y Avruj, en el centro. Carlotto encuadró la visita en una línea de continuidad de un diálogo que había empezado con el secretario de derechos humanos. Y se detuvo en un dato: “Cuando llegamos (Macri) tenía una cara y cuando nos fuimos tenía otra. Eso quiere decir que del mensaje de estas señoras grandes, algo le llegó”. Dijo que hubo coincidencias y algunas no coincidencias. Ante una de las preguntas, dijo que la “verdad” a veces duele y “hoy no salió lo del curro”, en alusión al modo despectivo de Macri con el que definió el trabajo de los organismos. Lita Boitano mencionó en la conferencia que también le recordaron al Presidente que debe respetar el mandato constitucional de la procuradora Alejandra Gils Carbó “decididamente” impulsora de los procesos juicios por delitos de lesa humanidad. Ese fue el único momento en el que Garavano habló. Hasta ahí sólo había hecho la presentación de la mesa. Recordó que hubo puntos en que “claramente no estábamos de acuerdo”. Y aprovechó la ocasión para a Pisoni, al decir que no entendían la visita de Obama como una provocación.