El mensaje. ADN
Es sabido que el presidente de la Nación Mauricio Macri no es amigo de las grandes oratorias, sus mensajes son cortos, habla poco, no dialoga con la prensa y sus discursos son magros en definiciones ideológicas, lo que no quiere decir que no existan.
Es posible que esta actitud sea producto del resultado del laboratorio de sus asesores en comunicación e imagen y que el ahorro de palabras tenga como destino diferenciarse de la locuacidad de su antecesora, castigada incluso en las urnas por sus reiteradas y prolongadas apariciones mediáticas. En lo que sigue el mismo camino es en el contacto con la prensa: rehúye.
El mensaje está en los gestos y las actitudes. Muchos ciudadanos podrán decir que las medidas que está tomando el actual gobierno no fueron anunciadas y que como dijo Diego Maradona, ahora hay que pedir perdón por haberlo votado.
Nunca Mauricio Macri dijo otra cosa diferente a esta propuesta de administración del Estado.
Cuando señaló que había que insertarse en el “mundo” estaba anunciando que iba a pagar a los fondos buitres y que Barack Obama sería un invitado especial de la Argentina; cuando habló del desarrollo empresarial quería decir que con su gobierno llegaba la hora de los empresarios, tanto como integrantes del staff oficial como los principales privilegiados de las políticas económicas; cuando anunció un Estado moderno anticipaba el ajuste en los estamentos públicos con despido de empleados y cuando dijo que no era posible continuar con los subsidios estaba anticipando los aumentos de los servicios públicos y de los combustibles.
Fue claro, nunca mintió como lo hizo Carlos Menem en su campaña electoral. No prometió la revolución productiva.
Mauricio Macri es Mauricio Macri y está dando indicios para que no exista en la imaginación colectiva la posibilidad de ver al mesías. Siempre dijo y dice lo mismo en un estilo naif, que le sirvió en sus administraciones al frente de la Ciudad de Buenos Aires. No levanta la voz, no irrita, no agrede…no dice nada para evitar enojos y reacciones destempladas. Sin embargo este temple no lo tuvo en el extranjero cuando en Davos le preguntaron por la detención de Milagros Salas. En suelo helvético no tenía compromiso de imagen.
Los rionegrinos fuimos testigos ayer de la visita del presidente de la Nación a San Carlos de Bariloche y hubo más gestos que palabras: primero reforzar su idea de vincular al Estado “en conjunción” con una empresa del sector privado socia de su gobierno y segundo, darle una palmada en la espalda al gobernador Alberto Weretilneck, para que en la puja con los gobernadores el rionegrino se convierta en un aliado y siga el camino de Das Neves y Gutiérrez. La norpatagonia macrista.
Dentro de su estilo de pocas palabras Macri no explicó ni fue didáctico sobre lo que significa la empresa Frontec, creada entre Invap y los Grobo, o sea cuáles son los beneficios para el Estado Argentino y los argentinos, ya que los beneficios para el “Rey de la Soja” ya se saben: más ganancias.
Invap es conocida en el mundo como líder en la investigación y fabricación satelital y fue precisamente su sociedad con ARSAT la que permitió avanzar en la comunicación de imágenes tanto en el orden meteorológico como de suelos.
Arsat prácticamente se ha desmantelado cuando se tendría que haber potenciado más allá de haber sido una de las favoritas de la gestión anterior. Sin embargo, el desarrollo tecnológico de Invap se prefirió ponerlo al servicio de Los Grobo, el mayor grupo agroexportador alimentario del país, con prolongación en Paraguay y Uruguay y primer productor de trigo y soja.
Toda la información se redujo en informar que Frontec pondrá tecnología satelital al servicio de una empresa privada para mejorar su producción y nada se dijo de qué manera esta información llegará a todos los productores agropecuarios del país, salvo que la comercialización de esa base de datos sea propiedad de Los Grobo. Tampoco se informó sobre cuál es el rédito de la empresa de tecnología barilochense en esta sociedad.
No hubo muchas palabras. Discursos cortos y chirles, pero muchos gestos y claras actitudes del camino tomado. Macri llegó por primera vez a Río Negro de la mano de Gustavo Grobocopatel para anunciar una sociedad con Invap. Nada de medicina nuclear, nada del Complejo Tecnológico de Pilcaniyeu, nada del desarrollo del Plan Nuclear Argentino que pueda molestar al próximo visitante.
Sobre las palmadas a Weretilneck, hay mucha tela para cortar. Por de pronto el gobernador fue invitado el martes próximo a la Casa Rosada a una reunión de mandatarios provinciales, donde principalmente los peronistas están incordiosos con el gobierno por los fondos que reclaman las provincias, principalmente el 15 por ciento de coparticipación del ANSES.
La visita a Bariloche dejó en los medios dos títulos: “Macri prometió ayudar a Río Negro” y “Weretilneck dijo que acompañará la gestión del Presidente”. El tiempo dirá qué validez tienen las palabras, o sólo hay política de gestos.