Aportes para entender el dólar futuro
(Por Matías Chironi).- Junto al denominado cepo cambiario, la intervención en el mercado de compra-venta y la elevación de las tasas de interés, una de las tantas medidas de política económica destinada a mantener la cotización del dólar es el denominado dolar futuro.
La intención es influenciar en las expectativas respecto a esa cotización, atrayendo hacia ese instrumento financiero la cantidad de pesos necesaria para quitar presión sobre el precio del dólar por el exceso de demanda.
Este instrumento no sólo está permitido por el Estatuto del Banco Central sino que es utilizado cotidianamente en otras operatorias. El ejemplo más importante son los mercados de futuro con la producción agropecuaria. De hecho, el dólar futuro siempre estuvo.
En 2015, las previsiones oficiales al momento de la emisión de los contratos establecían un valor del dólar futuro que rondaba entre 10 y 11 pesos. En esos momentos, la política oficial era una flotación sucia (cuando el Banco Central interviene comprando o vendiendo dólares) con tendencia ascendente pero gradual.
Si bien es más complejo, en términos sencillos el dólar futuro es un certificado que se compra al Banco Central a un valor determinado (se paga en realidad un porcentaje: la garantía). Desde la fecha de emisión al vencimiento, el Banco Central compensa diariamente la diferencia entre ese valor de emisión y la cotización oficial. El valor de compra, el de venta y las compensaciones son en pesos.
Un ejemplo: el 31 de agosto de 2015 un inversor compró 1 dólar futuro a 10,31 pesos con vencimiento en febrero de 2016. En ese lapso, el precio del dólar fluctuó entre $9,46 (31 de agosto de 2015) a $15,9 (29 de febrero de 2016). Recién el 17 de diciembre de 2015 la cotización se acercó al valor pactado: $10,17. Es decir que hasta esa fecha el comprador del dólar futuro a $10,20 era deudor del Banco Central.
La salida del cepo y la posterior devaluación invirtieron esa tendencia. De esa manera, el 18 de diciembre la cotización pasó a ser de $14,1, terminando en los $15,9 del 29 de febrero de este año.
Algunas conclusiones:
El dólar futuro es un instrumento financiero de uso común y legal.
Se utilizó, se utiliza y se utilizará para atraer pesos ociosos y generar expectativas respecto a la cotización del dólar, la tasa de interés, la base monetaria, etc.
Las cotizaciones futuras, es decir el valor del dólar futuro, se prevén en determinados contextos económicos y financieros y sobre la base de la probabilidad no de la certeza.
Es casi imposible la colusión entre el Banco Central y los inversores, porque al momento de generarse el instrumento financiero no había certeza absoluta acerca de la continuidad del gobierno anterior y por ende de las políticas económicas básicas (gradualidad en la devaluación fundamentalmente).
Al momento de la emisión y determinación del valor futuro, la cotización del dólar era con tendencia alcista pero gradual.
Hasta el 18 de diciembre el promedio de devaluación mensual era del orden del 2,1%, mientras que a partir de esa fecha (devaluación mediante) pasó a ser del 4,8%.
Si de alguna manera el “negocio” falló es gracias a la devaluación brusca desde la liberación del cepo cambiario, porque ese es el momento en el que cambió el contexto sobre el que se basaron las previsiones.