Es la ideología….ADN
La sociedad rionegrina se ha visto sorprendida durante estos meses por la serie de muertes ocurridas en distintas localidades de la Provincia. Mujeres desaparecidas y halladas sin vida; homicidios a travestis y distintos casos de ciudadanos asesinados.
Se podrían justificar “estos hechos de sangre” -como acostumbra definir la crónica policial- naturalizando la violencia como parte de la conducta humana y su comportamiento social, una definición que obliga rebatir argumentos.
Si bien la actuación de la Justicia ha dado respuesta a estos casos (no hay elogio, es su obligación) con fiscales que actuaron con celeridad y jueces que acompañaron los procesos de investigación, salvo las conocidas excepciones, queda una zona gris que merece disipar la niebla y está referida a la actuación policial y la tarea de prevención, una palabra que por remanida, no pierde valor.
El gobierno designó como Jefe de Policía a José Altuna, un abogado de Bariloche que recibió duras críticas por parte de numerosos sectores de la zona andina por su posición respecto a los derechos humanos, a los casos de femicidio y otras declaraciones que causaron reproches en la sociedad.
Fueron numerosas las expresiones públicas al conocerse que Altuna podría ser designado como fiscal en la Procuración, un abogado que alardea por defender y lograr la absolución de policías acusados por apremios ilegales. Hoy es Jefe de la Policía.
Weretilneck decidió el alejamiento del Fabián Gatti. Un aliado del mandatario y del gobierno con su partido REDES, condición que no alcanzó para soslayar su magra gestión. Demasiado bajo perfil, escondido y sin protagonismo, inexplicable si se tiene en cuenta su experiencia política.
¿Por qué el mandatario eligió a Altuna? Difícil responder, ya que el nuevo jefe policial –como se señala- viene precedido de antecedentes que no lo ayudan a confiar en su futura gestión.
No se trata de estigmatizar a Altuna y tampoco de reclamarle al gobernador por la designación.
Es la ideología lo que está en cuestión. Es válido otorgarle al abogado Altuna, con sus antecedentes de definiciones ideológicas, nada más ni nada menos que la conducción de la fuerza policial rionegrina.
Haciendo un poco de historia en la vida institucional provincial se observa que los civiles que condujeron la policía, tuvieron un perfil acorde para democratizar la fuerza, despojarla de actitudes totalitarias y con una clara posición de respeto a los derechos humanos, sin omitir por cierto, los convenios con universidades para que cursen los oficiales policiales.
No es Altuna la continuidad de esta línea que se mantuvo desde 1983, y aún la propia pasividad o la casi nula exposición de Gatti, adquiere valor frente a la designación de su sucesor.
La ideología y el pensamiento, no pueden ser ajenos al momento de hablar de seguridad y tener la responsabilidad de comando de uniformados armados y con poder en la sociedad.
Sucede que no hay resguardo mayor. El ministro de Seguridad Gastón Pérez Estevan es un funcionario de pragmatismo puro. No se le conocen definiciones ideológicas sobre el accionar de su ministerio, salvo cuando acompañó a la ministra Bulrich en Bariloche en el anuncio del nuevo Protocolo de Seguridad.
Un escalón más arriba, la responsabilidad recae en el gobernador, quien si bien siempre dejó en claro, por ejemplo, evitar la represión de la protesta social, luego tuvo algunas definiciones alejadas de aquel principio ideológico que sustentó al hacerse cargo del Ejecutivo provincial y con un gabinete con un perfil acorde a esos principios de respeto a los derechos humanos.