“La enfermedad política de la fiebre aftosa “
(Carlos Johnston*) De la enfermedad producida por un virus voy a expresarme muy poco; para decirlo en pocas palabras,lo más importante que produce son: perdidas económicas por disminución brusca en la producción (sea carne o leche), los gastos que ocasiona su erradicación y las interferencias que provoca en el movimiento del ganado.
Cada minuto es histórico, pero realmente el interrogante cabe si ese minuto quedará plasmado en un momento histórico.
Estoy convencido que los gobiernos de la Patagonia toda, debemos asumir el compromiso de poner en producción todos los valles que poseemos. Sólo en Rio Negro tenemos 300.000 has bajo riego, la mayoría inactiva, para ponerlas en valor.
Ya se exporta carne ovina a la Comunidad Económica Europea, podemos exportar carne bovina y porcina, esta última en breve tiempo ya que el índice de producción es alto.
¿Cuáles son los argumentos por los que acompaño la postura y la política de nuestro Gobierno Provincial?
Hoy somos aproximadamente dos millones de habitantes en toda la Patagonia: Solamente en Río Negro hay una existencia de 700.000 cabezas de ganado bovino, después de varios años de duros castigos climáticos y de los otros.
Con un consumo promedio de carne de 87 kilogramos por habitante por año, se necesitan para autoabastecernos 174 millones de kilogramos de carne por año; o sea, 725.000 novillos de 400 kilogramos de peso vivo cada uno, o sea entre un millón doscientos mil y un millón cuatrocientos mil de vacas madres.
Con esta política ordenada y diseñada, en un término de siete años estaríamos autoabasteciéndonos. La genética que se ha desarrollado en los últimos años es de primer nivel.
Aumentando la producción de granos y alfalfa para transformar en carne (bovina, porcina, ovina y caprina), así se disminuye el precio del alimento.
Bonificando al productor de ganado ovino y bovino de cría para retención de vientres.
Mejorando la genética mediante la inseminación artificial.
Disminuyendo la mortalidad mejorando el índice de nacimientos vivos y de crías destetadas, con el aporte de suplementos proteicos y vitaminico-minerales para bovinos y ovinos de secano.
Integrando los territorios para complementar sus potencialidades. Producción agrícola y producción pecuaria tienen que ser una unidad.
En cuanto a producción de carne porcina de calidad también tenemos un horizonte promisorio. A los desarrollos ubicados en los valles del río Negro, agreguemos el proyecto en marcha del polo porcino y genético en Catriel, que va a disponer de animales de alta perfomance genética para todo Río Negro y demás provincias patagónicas, mediante la tecnología de la transferencia embrionaria e inseminación artificial.
Como enuncié anteriormente, somos aproximadamente 2.000.000 de habitantes; el consumo promedio es de 11 kilogramos de carne porcina por habitante por año.
Aquí es mucho más fácil; para cubrir el consumo total per cápita (22 millones de kilogramos de carne por año), necesitamos quince mil madres porcinas de alta perfomance (20 capones de 100-110 kilos de peso vivo por año). En tres años se lo puede lograr y luego, todo el excedente es para exportación.
El control de la Barrera Sanitaria sobre el Rio Colorado.
Aquí voy a hablar con mucha propiedad ya que he sido jefe de Barrera Sanitaria durante cuatro años y conozco muy bien del tema.
Hay que empoderar a los Municipios sobre el río Colorado. Otorgarles el poder de policía necesario que se requiere para actuar conforme a la ley. Conocemos palmo a palmo los accesos y vados de río, es muy fácil controlar. No se necesita un batallón, solamente control de barrera, control en destino y control de carnicerías. Sobre todo ésta última, porque a la primera intervención se disciplinan, con decomisos y multas.
Los gobiernos de las provincias patagónicas también tienen que disponer de la información en tiempo real que las modernas tecnologías pueden suministrar. Conocer el flujo de mercaderías con destino a la Patagonia permite a los gobiernos el diseño de políticas ajustadas a la realidad, ejercer los controles con anticipación y evitar la implementación de sistemas de control burocráticos, ineficientes y onerosos como en la actualidad.
Como último eslabón, que lo utilizan como chivo expiatorio: el ciudadano común. Cada municipio debe poner énfasis en los precios justos, y eso es un trabajo mancomunado entre los intendentes, las cámaras de productores, cámaras de comercios y los ciudadanos.
El ingreso de asado a la Patagonia, que no comen los europeos ni los americanos del norte, con el fin de abaratar los costos, es una burda mentira y un negocio fenomenal para pocos. Ya ocurrió y la carne que no bajó, ni siquiera de las estanterías y basta mirar el diferencial de precios con que marcan las mismas cadenas de supermercados en distintas localidades.
No estamos mirando un partido de futbol, estamos jugando el futuro de Río Negro. Minga al levamtamiento de la barrera sanitaria.
*Intendente de Catriel-Veterinario y ex trabajador de SENASA.