¿Sinceramiento de la economía?
(Por Juan José Tealdi).- Desde el gobierno insisten en que hay que “sincerar” la economía y nos preguntamos qué significa ese término.
Alguna idea nos dan las expresiones del economista vinculado a cambiemos, Javier González Fraga: «… Se alentó el sobreconsumo, se atrasaron las tarifas y el tipo de cambio… Donde le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior».
A confesión de parte, relevo de pruebas. Más allá del debate acerca de lo bueno o lo malo del consumismo como estilo de vida –tema que abordaremos en futuras editoriales-, queda claro que para el gobierno de los gerentes de las multinacionales, elegido por una circunstancial mayoría de compatriotas, los empleados medios -léase el pueblo trabajador-, no tienen derecho acceder a las nuevas tecnologías ni viajar fuera del país.
Derechos sólo reservados para quienes están en una posición dominante dentro de nuestro sistema económico, social y político que, además, nunca están conformes con lo mucho que tienen y por eso para ellos, sincerar la economía es sinónimo de incrementar sus ganancias.
Algunas medidas de “sinceramiento” ya tomadas son:
Quita de retenciones a la minería y a las oleaginosas que beneficia a las mineras extranjeras y a los grupos monopólicos que manejan estos negocios.
Eliminación por decreto de los aspectos antimonopólicos de la ley de medios de comunicación audiovisual beneficiando la concentración de la información y los negocios vinculados al sistema.
Aumento de las tasas de interés para ganancia de las entidades financieras.
Baja de la alícuota a los bienes de capital, que es lo que acumulan por millones los sectores que representa este gobierno.
Y como la torta es una sola, estas medidas de privilegio para los privilegiados – valga la redundancia – implican menos ingresos para el Estado que necesariamente deben ser compensados de alguna manera, por ejemplo:
Disminuyendo en términos reales la inversión en educación y salud ya que respetar el presupuesto aprobado el año pasado es disminuirla ante la impresionante inflación no prevista en el mismo.
Reduciendo subsidios al transporte ferroviario y de colectivos de uso popular.
Quitando controles de precios.
Quitando salvajemente los subsidios estatales a las tarifas de gas y energía eléctrica.
Vetando la ley llamada anti despidos.
Sostenemos que nuestro sistema económico, el sistema capitalista, es injusto y genera desigualdad más allá del gobierno de turno, pero un gobierno puede tender a disminuir las diferencias o a profundizarlas.
El anterior pactó con las grandes empresas extranjeras permitiendo amplios márgenes de ganancia, en muchos casos en detrimento del medio ambiente, pero a su vez, aprovechando la bonanza del alto valor internacional de los productos primarios producidos por Argentina generó algunas medidas de redistribución del ingreso que beneficiaron momentáneamente a amplios sectores populares. Lamentablemente no concretó reformas impositivas y financieras de fondo que permitieran prolongar y profundizar ese mínimo estado de bienestar y sobre el final de su mandato comenzó a tener problemas para sostenerlo.
El actual gobierno, como vemos y sufrimos a diario, vino a profundizar las desigualdades y lo está haciendo sin miramientos simplemente porque el Presidente Macri es un empresario que representa en primera persona los intereses de los grandes empresarios.
Por ello, para este gobierno, “sincerar” la economía es sinónimo de ajuste a la calidad de vida del ciudadano de a pie, es sinónimo de aumento de la pobreza y la marginalidad.