Ser o no ser. ADN
El oficialismo inauguró la temporada de candidaturas. Primero, objetó la imposibilidad de reelección de Alberto Weretilneck. Y despúes abrió la lista de posibles candidatos a diputados nacionales en 2017. Así, barrió rumores de alianzas en las elecciones de medio término, y ratificó el liderazgo del gobernador.
«No está inhabilitado» dijo esta semana Facundo López. El legislador ultraalbertista habilitó públicamente el debate jurídico sobre las chances que tiene Weretilneck de volver a competir por la gobernación en 2019. No es inocua esa opinión ya que el vocero no sólo pertenece al núcleo de confianza del gobernador, sino que es el interlocutor del gobierno con el Poder Judicial.
¿Realidad o estrategia?
Sin dudas, la definición de ser o no ser candidato, Weretilneck la tomará más adelante. Dependerá no solo de un guiño judicial o una eventual reforma constitucional, sino también de la coyuntura política. ¿Podría salir para arriba?. Es una opción. De no poder o pretender un nuevo mandato, el gobernador podría aspirar a ser senador nacional, por caso. U otras opciones que se podrían presentar en unos años.
Pero lo que seguro está decidido, es no perder poder. El 10 de diciembre Weretilneck comenzó la cuenta regresiva hacia la salida de la gobernación. Cada día que pasa es un día menos que le queda en el sillón de Laprida y Belgrano. Por eso, la declaración de López es una señal hacia adentro y afuera del oficialismo: «El jefe es W».
Decir que no está inhabilitado es ponerlo en carrera. Pero también es asegurar que el gobernador es el gran elector y llegado el caso definirá a su sucesor.
Pero la estrategia de la Casa de Gobierno también apunta al 2017. «No hay 2019 sin 2017» repiten en Juntos Somos Río Negro. Y en esa línea se definió que el candidato debe garantizar el triunfo. Lo que aleja cualquier especulación sobre una eventual alianza (como se alentó) con el macrismo.
«Nuestro proyecto de máxima es ganar las dos bancas en juego. El de mínima uno, pero ganando la elección». Así lo resumió el vicegobernador Pedro Pesatti. La pregunta es quién garantiza un triunfo rotundo. Todos coinciden en que el gobernador se pondrá la campaña al hombro y que llevará de la mano al candidato del oficialimo pueblo por pueblo. Pero las encuestas -y la experiencia- indican que la imagen y los votos no se transfieren.
Es por ello que arrancó la danza de nombres. El primero que había expresado el deseo de ser candidato es el ministro de Gobierno, Luis Di Giácomo. Fuentes gubernamentales minimizaron sus chances. Piensan en el jefe del bloque, Alejandro Palmieri, o en el ministro de Obras Públicas, Carlos Váleri. ¿Pesatti?. El vice no se anota, pero tampoco se baja. Sabe que si es necesario y es la voluntad del gobernador, su nombre encabezará la lista.
A pesar de las operaciones internas en el oficialismo, el tándem Weretilneck-Pesatti es indivisible. Su relación política es muy sólida. El vicegobernador no se mueve un ápice de la estrategia política del gobierno. Juntos Somos Río Negro tiene -a grandes rasgos- dos sectores definidos: el Peronismo y el Frente Grande.
La sucesión tiene esa tensión. Y el 2017 también.
Lo cierto es que si Weretilneck no puede ser reelecto, el ganador de 2017 se convierte un potencial candidato en 2019. Quienes impulsan el nombre de Palmieri lo hacen para «romper» Roca porque suponen que el jefe del PJ, Martín Soria, impondrá a su hermana, María Emilia, al tope de la lista del Frente para la Victoria. Incluso, lo ven potencial candidato a intendente de esa ciudad, ya que Soria no tiene re-relección.
Obviamente en el FpV las candidaturas de medio término también son un tema de debate. Hay un sector que pide respetar la intención de Javier Iud de encabezar esas candidaturas. El legislador y ex intendente de San Antonio asegura que sería premiar a su circuito por la perfomance electoral del año pasado. En el partido desconfían que eso suceda. Repasan las autoridades del partido y muestran que los sitios de poder y decisión está bajo la influencia del intendente de Roca.
¿Qué hará Martín Doñate?. El diputado nacional se posicionó fuertemente en los medios nacionales en su lucha contra la «corrupción macrista» y es un foco permanente de críticas al gobierno nacional por las políticas públicas que impulsa. Las deuncias contra el ministro de Energía, Juan José Aranguren, y la jefa de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, lo pusieron en órbita pública. La pelea contra los tarifazos y las críticas al presidente Mauricio Macri por su relación con el magnate inglés, Joe Lewis, le dieron profundidad y anclaje provincial.
Hoy, aparece como el único contrapeso a Soria. ¿Qué sucede si de todos modos el presidente del partido impone a María Emilia?. «Nada», dicen en el PJ. «A Martín nadie le discute, pero así, no todos lo van a acompañar».
Cambiemos tiene otro dilema. Al comienzo buscó aliarse a Soria. Lo mimó y le propuso un acuerdo para ser cristalizado en 2017. La única cláusula era no «pegarle» a Macri. Pero el intendente no hizo más que criticar al Presidente y asociarlo con el gobernador Weretilneck. El objetivo es marcarle a los rionegrinos que las políticas antipopulares y de ajuste nacionales van a llegar a Río Negro de la mano de JSRN.
Rota esa estrategia, los partidarios del Presidente se ilusionaron con una confluencia con el oficialimo provincial. Idearon ir al 2017 en la misma boleta, quedando para el macrismo el segundo lugar. Ello no sucederá. Ahora busca armar Cambiemos con sectores del radicalismo y del Frente Progresista. Las listas se armarán más cerca de la elección. Primero apuestan al liderazgo de Macri y que su figua arrastre a los locales.
El problema es que las encuestas arrojan poca aprobación a la gestión de la Casa Rosada en Río Negro. Y el tarifazo del gas la lesionó aún más. Pero apuestan a una recuperación. Macri mantiene a nivel país buenos índices de popularidad. Sin embargo, las mediciones sobre «satisfacción» y el «clima social» (la vedette de los consultores), y las perspectivas económicas de la gente comienzan a preocupar.
Una muestra de la consultura Ibarómetro sobre el clima económico hacia el futuro, no es buena: 54,3% negativa y 41,2% positiva. Hubo una involución del 18,2% desde diciembre hasta acá. Y con la promesa del segundo semestre diluída, el panorama no es muy alentador.
La apuesta del macrismo es que en 2017 la economía se reactivará. Evalúan que un repunte volverá a colocar al oficialismo nacional al tope de las preferencias. Hoy, el contraste con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (fundamentalmente en el tema corrupción) mantiene a Mauricio Macri con una buena imagen positiva (51,4% según Ibarómetro), pero si no hay mejoras sociales y laborales, esos índices pueden revertirse.
En el pago chico, las encuestas muestran que los dirigentes del macrismo tienen un alto índice de desconocimiento. Incluso el diputado nacional Sergio Wisky «no mide» en términos satisfactorios para encarar una campaña en Río Negro.
Y sus socios del radicalismo, tienen una alta imagen negativa. Por eso apuestan a una renovación dirigencial en las filas de la UCR y al aporte que puedan hacer los dirigentes del FP. También evalúan que el peregrinaje de sus dirigentes por la provincia «bajando» políticas y obras nacionales, los hará visibles.
La realidad impuso tiempos políticos vertiginosos y adelantó discusiones. La política está en plena ebullición y obliga a adelantar estrategias electorales.