El riesgo de la neutralidad. ADN
Alberto Weretilneck transita la delgada línea de la neutralidad en el concierto de la política nacional. El principal argumento es que su partido representa los intereses de los rionegrinos, y así blinda la provincia de la grieta país. Pero esa excusa aséptica implica riesgos, fundamentalmente en esta difícil coyuntura económica.
La Casa Rosada tiene gestos amistosos, pero la concreción de las promesas llega a cuenta gotas. El macrismo desconfía de la fidelidad política porque el gobernador maneja la ambiguedad a la perfección. «Desde lo institucional la relación no es lineal, tenemos acuerdos y desacuerdos» dijo esta semana en LU19, aunque valoró el «diálogo» y la «nueva etapa» que se inauguró el 10 de diciembre. Pero también marcó distancia al plantear que lo institucional no es proporcional a lo político.
El Gobernador sabe que Mauricio Macri no cuenta con la aprobación de los rionegrinos. La imagen del Presidente en toda la Patagonia es mala. ¿Las razones?. El tarifazo, el foco puesto en el desarrollo del norte argentino, y la trasnferencia de recursos a la pampa húmeda y al centro agroexportador. Aumentó la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires e impulsa modificar el Fondo del Conourbano que Carlos Menem congeló, lo que implica aumentar los recursos a la provincia de Buenos Aires en detrimento del resto de las provincias.
Hasta acá, las promesas republicanas de Macri no se han concretado: mantiene el discurso de la independencia de poderes, la transparencia en la gestión y el federalismo, pero aún no hay pasos en firme en esa dirección. Su gabinente es cuestionado por el conflicto de intereses que supone haber dirigido empresas privadas que hoy son benficiarias de las decisiones del Gobierno. El caso más emblemático es el ministro de Energía Juan José Aranguren. La Oficina Anticurrpción sigue sin detectar esos desajustes; la Corte comenzó su integración a partir de dos jueces que el Presidente quiso imponer por decreto; La influencia que Daniel Angellici (presidente de Boca) tiene en la Justicia Federal es tan palpable que hasta Elisa Carrió lo denuncia; la obra pública sigue siendo otorgada a los «amigos»; y la «vuelta» del espía Jaime Stiusso al país marca la agenda de muchos medios de comunicación.
La inflación no cesa y se come cualquier mejora en la ayuda social, la recisión complejiza la recaudación, el aumento de tarifas se tornó impagable para muchos argentinos y la apertura de las importaciones perjudica a las pymes que son un motor laboral.
Este panorama impacta de lleno en la población, incluso en muchos de los votantes del PRO. El radicalismo nacional se reunió en Tucuman y planteó quejas a Ernesto Sanz porque tienen que salir a «bancar» políticas que afectan a la gente, y de las que no son parte en la toma decisiones.
La mala imagen del gobierno nacional en Río Negro intenta ser capitalizada por el Frente para la Victoria. Martín Soria y Martín Doñate se convirtieron en los voceros de la oposición al macrismo. El presidente del PJ y el diputado nacional (posibles competidores entre sí por la postulación a gobernador en 2019) no confrotan. Suman representantes en el Congreso de la Nación y el Parlamento rionegrino para combatir al oficialismo. Y vinculan a Weretilneck con las políticas de ajuste de la Casa Rosada, con el objetivo que la socidad interprete que son lo mismo.
El Gobernador sabe de la desaprobación de Macri pero no está dispuesto a abrir un frente de conflicto con Nación. Por ahora -y así lo indican los sondeos de opinión- los rionegrinos separan las responsabilidades de la crisis. Es llamativo cómo, frente a la misma pregunta, los consultados responden cosas distintas. La mayoría considera que su situación económica personal estará peor con el rumbo que el gobierno nacional tomó, pero cree que estará mejor de acuerdo a la gestión provincial. Es decir, creen que el país estará peor, pero la provincia mejor.
Esa consideración marca un riesgo. No hay forma que Río Negro sea una isla en el concierto nacional, fundamentalmente porque no tiene indicadores desconectados. Ello solo ocurre históricamente en provincias como San Luis.
Un síntoma de ello es la percepción que tienen los funcionarios rionegrinos. Los casos más evidentes son los ministerios de Economía y de Obras Públicas. En esos organismos existe el convencimiento que si la economía no mejora, el impacto negativo en la provincia es inevitable. Un dato: esta semana hubo inconvenientes en el depósito de los sueldos de los trabajadores estatales producto de la acreditación del dinero.
La combinación de inflación y recisión es un golpe duro para las arcas provinciales. Así lo marcó Weretilneck en diferentes contactos con la prensa. Y eso ya se nota en las finanzas provinciales.
El receso invernal propone una tregua. Pero la reanudación de las actividades traerá aparejada la discusión de las reaperturas de las paritarias. El Gobernador reiteró que no hay posibilidades de nuevos aumentos, pero en diferentes áreas se diseñan paliativos. Los habrá en el sector del Ejecutivo: estatales, docentes, salud y policía podrían tener correcciones en horas extras, antigüedad, cargos y escalafón que permitan un aumento en el bolsillo de los trabajadores, sin que implique una apertura en la discusión salarial que dispararía pedidos de incrementos de hasta el 20% por el ritmo que impone la inflación.
El segundo semestre es una incógnita. Algunos voceros aseguran que en septiembre podría haber un repunte. Pero los economistas coinciden en que no será posible. Los más liberales consideran que el «ajuste» no está completo, los marxistas consideran que la transferencia de recursos a los sectores más concentrados arrojará a la pobreza y a la marginalidad a millones de argentinos, y los más ligados a un proceso moderado, entienden que es «violento» el «sinceramiento» y debió hacerse de manera más gradual. Pero ninguno acuerda con un mejoramiento, al menos, hasta 2017.
Muchos analistas políticos coinciden en que los casos de corrupción de los gobiernos kirchneristas que se denuncian son lo que da gobernabilidad a Macri. Y aseguran que el gobierno deberá comenzar a consolidarse para cuando los medios cambien el foco.
Según trascendió, la idea de Cambiemos es abrir la candidatura de María Eugenia Vidal. Macri le dijo a los propios que no buscará la reelección. Y quiere jubilar también a Lilita. En consecuencia comenzó la seducción de intendentes y dirigentes justicialistas en la provincia de Buenos Aires. La peronización del PRO se daría en todo el país. Sin Cristina Fernández de Kirchner en el escenario (al menos por ahora) electoral de 2017, arma dos grande sectores: Cambiemos y el Frente Renovador. Esa ingeniería política -si prospera- divide a los históricos PJ y UCR en esos espacios.
Todo está supeditado a que la economía repunte. De lo contrario es muy posible que el gobierno de Macri sea de trasición. «El próximo presidente será peronista» dijo Sergio Massa, asegurando que esta es una «transición». El tigranse está confiado en que la falta de sensibilidad social del macrismo le abre las puertas a la Casa Rosada. Incluso sus economistas avisoran épocas más duras aún, porque interpretan que el ala dura del macrismo seguriá en la senda del sinceramiento.
En esa línea, los gremios enrolados en la CGT advierten una relación áspera con el gobierno. Y los esturnudos en el Obelisco, suelen contagiar resfríos en las provincias.
El escritor Jorge Asís planteó esta semana que el quiebre de la Argentina entre el «granero del mundo» y el país en «vías de desarrollo» fue la Segunda Guerra Mundial. Para el polémico periodista, «la neutralidad nos costó cara».
En este clima político… ¿será posible ser neutral?. Por ahora, es una postura. No sin riesgos.