Caso Muñoz: “El gobernador embarró la cancha y nos metió a todos en la misma bolsa”
En una nota del periodista Claudio Andrade, el diario Clarín publicó hoy declaraciones de Hugo Paillalef, uno de los comisarios de Río Negro desplazados tras el homicidio del oficial Lucas Muñoz. “Si Wereltineck sabe algo, que lo diga”, reclama.
(Claudio Andrade).- Hasta su caída en desgracia luego del homicidio del oficial Lucas Muñoz, el comisario Hugo Adrián Paillalef fue uno de los hombres de mayor crecimiento en la Policía de Río Negro en los últimos 10 años. Su papel en la captura del violador serial Christian Rodolfo Hernández Oyarzún en el Alto de Bariloche, en 2009, lo ubicó en un espacio de prestigio dentro de una Fuerza cuestionada. Su último ascenso fue enero de 2016, cuando fue nombrado jefe de la Regional 1° de Viedma, después de pasar por la Unidad Regional 3° de Bariloche.
Un mes antes de la desaparición de Muñoz, el comisario había solicitado su retiro y estaba esperando el trámite jubilatorio. Pero su futuro cambió el 10 de agosto, tras la aparición del cuerpo de Muñoz, el oficial que estuvo 27 días desaparecido y fue hallado en un descampado ubicado a seis kilómetros del centro de Bariloche. El caso destapó una compleja trama de corrupción en una Fuerza manchada por sus vínculos con el narcotráfico.
Siete días después, el gobernador de Río Negro anunció que Paillalef formaba parte de la extensa lista de jefes y agentes que habían sido pasados a disposición en el marco de la investigación y purga por el homicidio. Alberto Weretilneck le recriminó al experimentado comisario no aportar trabajo en las horas posteriores a la desaparición del agente. “No dije nada porque no sabía nada”, explica a Clarín. “Lo mío fue una chicana, fue para ensuciarme y joderme la vida, joderme la jubilación. ¿Qué necesidad había, si yo ya estaba afuera?”, se pregunta.
Paillalef tiene su propia teoría sobre lo que ocurrió con Muñoz. “No creo que haya sido por robar drogas a un narco. Un policía solo no haría eso, sería su sentencia de muerte. Tal vez debía plata. En el caso Muñoz están involucrados un grupito de policías y delincuentes”, asegura.
En Viedma se comenta que su retiro se debió a fuertes conflictos con el funcionario a cargo de la Fuerza, el nuevo ministro de Seguridad de la provincia, Gastón Pérez Estevan. Hace unos días una alta fuente de la Jefatura le devolvió gentilezas por sus críticas al Gobierno. “Cuando llegó Paillalef a Viedma se duplicaron los delitos en el primer mes”, dijeron.
Según fuentes que conocen el manejo interno, el comisario soñaba con convertirse en subjefe de la Fuerza. Pero en su lugar fue nombrado el comisario general Daniel Jara, hombre de Weretilneck que hoy ejerce de interventor de la Regional 3° de Bariloche.
En los pasillos de la provincia y los tribunales de Bariloche lo señalan como sospechoso de participar durante largo tiempo de actividades delictivas, aunque su expediente indica que ha realizado destacadas tareas como investigador. Paillafef se proclama inocente y ajeno a las luchas entre las bandas de narco policías, las mismas que estarían detrás del crimen de Muñoz.
-Su nombre aparece como el líder de una de las bandas.
-¿Yo sería el jefe narco? (se ríe). Eso que me dice me parece horrible, no soy narco. ¿El Gobierno lo dice? No puedo creerlo, yo nunca interpreté mi salida por este motivo, voy a hacerle un juicio al Gobierno por esto.
-¿No ha leído las notas donde se lo nombra en ese contexto?
-Estoy muy sorprendido, imagínese, esto termina por arruinar mi día. No leí los diarios nacionales.
En 2009, como comisario investigador, Paillalef tuvo un rol protagónico en la captura del violador serial Hernández Oyarzun, a quien se le comprobaron numerosos ataques en el Alto de Bariloche.
Hernández fue condenado y el comisario se transformó en un héroe del barrio más conflictivo de la ciudad. Pero el policía permaneció en la mira del gobierno de Weretilneck, quien no lo consideraba confiable. Tanto de él como el comisario Carlos Arias –el ex Director de Seguridad de la Policía también puesto a disponibilidad–, corrían rumores y se contaban historias. “Sospechamos de él y de Arias, sus conductas no son claras a lo largo del tiempo”, explica una fuente provincial. En el organigrama del delito al interior de la Policía que trazan desde el palacio de gobierno, Arias y Paillalef aparecen como los caciques. “Son parte constitutiva del delito en la Fuerza”, afirman.
El comisario niega cualquier vinculación con esas acusaciones. “El gobernador habló mucho, como si lo supiera todo. ¿Entonces? Si sabe algo, que lo diga”, indica. Y agrega: “El gobernador embarró la cancha y nos metió a todos en la misma bolsa. Aquí nunca quedó aclarado que yo no tengo nada que ver con la desaparición de Muñoz. El gobernador se enojó porque pedí el retiro, sintió que abandonaba el barco. Lo mío es otro tema”, asegura.
El crimen del oficial conmocionó a la ciudad y destapó los problemas al interior de la Fuerza. Corrupción, narcotráfico, consumo y trata son algunas de las sospechas que giran en torno a los agentes. “No puedo negar que hay policías con problemas. De consumo de drogas, otros con robos o uso de la violencia pero son un pequeño porcentaje. Un 1% tendrá problemas”, reconoce. Y agrega: “Nosotros no conocemos el pasado de los agentes. Vienen a Bariloche por orden de la Jefatura, sabemos que han tenido problemas pero no cuáles. Lo único que sabemos es que si los mandan a la Cordillera es como un castigo. La gente del Valle o la Costa la pasa mal en Bariloche”, explica. (Foto Clarìn)